Qué pasará tras las próximas elecciones

Todo el mundo se pregunta qué pasará cuando caiga este Gobierno. La herramienta más a mano para saberlo son las encuestas. Esta semana ha habido tres.

12 de Noviembre.- Una vieja máxima austriaca dice que „despues de las elecciones es ya antes de las elecciones”, queriendo decir que, desde que sale el recuento definitivo de los últimos comicios, ya están los otros partidos maquinando cómo pueden ganar las próximas elecciones.

En Austria se ve, se siente, que el final de la coalición entre conservadores y verdes está cerca.

Como un mamut cercado por un enjambre de cazadores prehistóricos, el Gobierno hace lo que puede por defenderse.

No es, ni para el Gobierno ni para el país, un espectáculo agradable, entre otras cosas porque no parece prudente que lo que hoy es más de la mitad del arco parlamentario austriaco, esté en estos momentos boqueando.

Naturalmente, la gran pregunta es, cuando el Gobierno caiga y se convoquen nuevas elecciones ¿Qué va a suceder? La bola de cristal más al alcance de cualquiera son las encuestas.

Esta semana se han publicado varias, entre ellas una del diario Kurier que le da a la extrema derecha el número uno en intención de voto y pronostica que solo se podría alcanzar una mayoría si todos los demás partidos se unen en una coalición que, por ser tan numerosa, es probable que fuera bastante inestable.

Un resultado electoral así (el sueño húmedo de Herbert Kickl) tendría su lógica pero uno quiere creer que Austria no es Italia (aún) y que sería poco probable que la extrema derecha volviera a dirigir los destinos de este país.

La ultraderecha en Austria es el típico partido protesta -de hecho, la estrategia de Herbert Kickl es el consabido “cuanto peor, mejor”-, también es el partido cuyos votantes tienen el nivel educativo más modesto -no es criticar, es referir-.

Son precisamente estas personas las que más están sufriendo con la crisis económica provocada por la inflación.

Otras dos encuestas publicadas, una por la “casa Fellner” (el grupo Österreich) y otra por el semanario Profil, le dan el número uno en apoyos electorales a la socialdemocracia.

La de los Fellner, lastrada por la credibilidad escasa que tiene en general la empresa periodística más cutre de toda Austria -sospechosa incluso de haber vendido estas encuestas a tanto el punto porcentual para aupar a Sebastian Kurz al poder- le da al partido socialdemócrata austriaco un veintisiete por ciento de apoyos, en tanto que a la extrema derecha un veinticuatro.

Profil también pronostica que, si las elecciones fueran este domingo, los socialdemócratas ganarían, y la extrema derecha se llevaría un cuarto de los votos.

Todas las encuestas son unánimes en pronosticar que las fuerzas en el Gobierno, baqueteadas por un sinfín de achaques (corrupciones, desafección de sus bases, y así) se darían un tremendo trompazo.

Los populares austriacos naufragarían en un abisal trece por ciento de los votos y los verdes quedarían por detrás de los Neos.

En cualquier caso, las encuestas no son comparables porque no se han realizado sobre muestras similares (la del Kurier está basada en 1100 entrevistas telefónicas representativas, la del Österreich se basa en 2000 encuestas onláin y la del Profil está basada en preguntas telefónicas a ochocientas personas).

En la del Kurier, el número uno de la extrema derecha también tiene truqui del almendruqui, porque han dado por supuesto que “Wassilo Talentín” y Marco Pogo, del Partido de la Cerveza, se presentarían a las elecciones.

El cuatro por ciento que pierde la socialdemocracia lo ganan los de la cerveza.

Hay otro elemento distorsionador que, generalmente, no se considera en estas encuestas y es que el voto a la extrema derecha no es prestigioso y tiende a ocultarse.

En cualquier caso, las fuerzas “normales” ya se pueden ir poniendo las pilas si quieren evitar una catástrofe.


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