El domingo empieza el mundial de fútbol y, con él, la búsqueda de refugio contra las inclemencias del deporte rey.
18 de Noviembre.- Este domingo empieza el Mundial de Quatar (pffffff).
Uy, perdón.
Este domingo empieza el mundial de Quatar. Ejem. Como Viena Directo es, ante todo y sobre todo, un servicio público, voy a ofrecerle algunas alternativas a aquellos lectores a los que el fútbol no les guste.
La primera, naturalmente, es la Buchmesse Wien o feria del libro de Viena. El Instituto Cervantes, como viene haciendo desde hace dos años, tiene un puesto propio en la feria de Viena, por el que pasarán muchos escritores invitados este año a presentar sus obras, entre ellos, por ejemplo, Alicia Jiménez Bartlett, la autora de las novelas de Petra Delicado, con la que también voy a tener el placer de conversar en la propia sede del Instituto Cervantes en el Palais Wiener von Welten.
El Palais está en la Schwarzenbergplatz, como todo el mundo sabe, y esto le conecta con la siguiente cosa de la que hablaremos hoy, y que es un plan absolutamente perfecto y que, bien administrado, ayudará incluso al lector más exigente en la tarea de imaginar que vive en un planeta sin fútbol.
UNA REINA DEJA DE BEBER TÉ
Hace ya un par de meses la reina del Reino Unido de la Gran Bretaña dejó de beber té, la pobrecita.
Una de las personas que mejor la conocieron, aunque, según parece, no se encontraron nunca en persona, ha tenido una relación bastante intensa con Viena.
Tan intensa como que, pásmese el lector, fue vecino nuestro en esta capital que el Danubio baña con sus cantarinas linfas.
Se trata de Peter Morgan, el creador de esa maravilla, de esa obra maestra de la televisión, que es The Crown.
Peter Morgan, el cual cumplió este último diez de abril 59 primaveras, es un auténtico genio del guión. Nació en Wimbledon, Londres y, si su señor padre no se hubiera cambiado el apellido para hacerlo sonar más anglosajón, se llamaría Peter Morgenthau. Efectivamente: nuestro hombre es hijo de un caballero llamado Artur Morgenthau, el cual fue un judío que tuvo que huir de Alemania durante la persecución nazi.
Preparando este artículo, me he enterado de algunas cosas de la carrera de Peter Morgan que yo no sabía.
Por ejemplo, de que fue el guionista de El último Rey de Escocia, o de otra peli con una gran conexión con Austria, Rush, en donde habla de Niki (oreja a la plancha) Lauda. No es el único flín o pinícula en donde ha brillado el talento de Peter Morgan. También fue el autor de The Queen, en donde la soberana estaba interpretada por Helen Mirren y que, vista desde hoy, parece una especie de ensayo general de The Crown.
¿Y cómo acabó Peter Morgan en Viena?
Pues muy fácil y muy difícil a la vez. Morgan se casó en Murau, el 6 de Septiembre de 1997 con la princesa Anna Carolina von Schwarzenberg, hija a su vez del político checo Karl von Schwarzenberg, descendiente, como fácilmente se puede deducir, del señor a caballo que todos los días ve el director del Instituto Cervantes desde la ventana de su despacho cuando entra a trabajar.
Entre 2006 y 2014, año en el que el matrimonio de Peter Morgan y la princesa siguió los mismos desgraciados derroteros que el de Charles y Diana de Gales, la familia vivió en Viena. Cuando se separaron, él se volvió a London.
Peter Morgan y la princesa (conocida en esos sitios en donde nunca se les ocurriría beber té con el meñique tieso como “Lila”) tuvieron cinco hijos.
Mientras Peter escribía pelis y series, su mujer también hizo un documental sobre su señor padre el cual es, entre otras muchísimas cosas, primo segundo del difunto Rainiero de Mónaco y algo primo también, por su parte, del príncipe Alberto.
O sea, que Peter Morgan ha tenido todas las posibilidades del mundo y alguna que otra más para observar aristócratas y reyes en su salsa.
Sin embargo, nunca conoció personalmente a la reina, y quizá fuera mejor, porque nos hubiera privado de una obra maestra de la televisión y, por lo mismo, de un refugio estupendo contra las inclemencias del fútbol.
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