Twitter le cierra la cuenta a un político austriaco

Twitter le ha cerrado la cuenta a un político austriaco, lo cual, estando Twitter en la situación en que está, constituye un mérito considerable.

22 de Diciembre.- En los diccionarios del futuro, al lado de la definición de “estilo de dirección tóxico” saldrá la foto de Elon Musk.

Desde que, hace un par de meses, Musk rompió esa hucha en donde echa las vueltas que le dan de los cafés, las monedas de cinco céntimos y el suelto que se encuentra en los bolsillos de los pantalones, y se compró Twitter, no hay día en que Musk no salga en los medios por alguna salida de pata de banco.

Trabajar en Twitter y, sobre todo, trabajar en Twitter en las cercanías de Elon Musk, debe de ser igual de malo que estar esclavizado en una mina de coltán.

Y lo curioso de todo es que todavía hay gente -esos que, en internet se definen como “emprendedores” sobre todo- que tratan de hacer frente a la perplejidad y escriben por ahí tontadas como que la psicopatía de Elon Musk obedece a un plan (que Musk no revela para no estropear la sorpresa, se supone) o que es (Musk) el abanderado de algo llamado “el estilo kamikaze”.

Las personas con la cabeza sobre los hombros (y, sobre todo, aquellos amantes de nuestra salud mental) no trabajaríamos a menos de diez mil kilómetros de Elon Musk ni por todo el oro del mundo.

De personaje tóxico a personaje tóxico y tiro porque me toca. Hoy, un austriaco que ha sido liberado (malgré soi, eso sí) de lidiar con los caprichos de Elon Musk ha sido el jefe de la extrema derecha en Viena, Dominik Nepp.

A Nepp, esa persona a la que uno sospecha que no le quieren ni en su propia familia, Twitter le ha puesto de patitas en la calle.

Para siempre.

O sea, que le han cerrado la cuenta, lo cual supone un considerable logro teniendo en cuenta que, desde que Elon Musk llegó a la dirección de esta red social, Internet es un poco como Westworld cuando a los androides se les cruzan los cables y todo acaba hecho un amasijo de sangre y chips.

La gota que ha colmado el vaso de la paciencia de Twitter ha sido que Nepp ha publicado un post en el que, con el respeto por la verdad que es habitual en él y en los de su partido (o sea, ninguno) decía que los ciudadanos de Baja Austria ya no eran atendidos en los hospitales vieneses y que, en cambio, estos centros hospitalarios estaban llenos de personas con herida de arma blanca causadas por refugiados sirios o afganos.

Todo una trola, como es evidente.

Después de este Twitter, incluso el jefe de la policía vienesa le recordó al político que este tipo de afirmaciones son punibles según la ley austriaca.

Mira cómo tiemblo”, debió de pensar Nepp. Y mira.

Entretanto, el Tweet, como todo el resto de la cuenta de Nepp, ha sido retirado de la circulación.

No ha sido este el único encontronazo del político ultraderechista con las normas de la red social.

Hace unos días publicó una foto de un contenedor en donde se veían cajas de los famosos gurgeltests (vacías). Nepp sostenía que el ayuntamiento de Viena había comprado los tests y luego los había tirado.

La reacción del político a su expulsión de Twitter ha sido la esperable.

Imagínese el lector lo que hubiera dicho Donald Trump y estará cerca.

Nepp ha declarado que su expulsión es un ataque intolerable a la libertad de expresión y que Twitter distorsiona la libre competencia política.

Que él estaba solamente denunciando el curso erróneo que estaba tomando la asistencia hospitalaria y que era preocupante que las redes sociales ejerzan “la censura” sobre opiniones que están legalmente permitidas.

Yo creo que, en el improbable caso de que Nepp hable inglés, debería llamar a Elon Musk. Siendo los dos como son, yo creo que se entenderían bien. Igual convoca una encuesta entre los usuarios de Twitter y, con la ayuda de todos los de Forocoches, le devuelven su cuenta.

 


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