Calentando motores para el Concierto de Año Nuevo 2023

¿Qué tenía que ver Vivienne Westwood con el concierto de Año Nuevo? Un adelanto de lo que se podrá ver la mañana del 1 de enero de 2023.

30 de Diciembre.- Pasado mañana, a las doce, por decreto, saldrá el sol en Austria.

O, por lo menos, en la retransmisión de la ORF del Concierto de Año Nuevo.

Y todos volveremos a asistir a la magia de aterrizar suavemente en un año nuevecito y a estrenar, algo vapuleados algunos quizá por la resaca, pero sobre todo felices porque, en ese mundo que es, por si mismo, el concierto, siempre reinan la gracia y la armonía.

Este año 2022, dos personas vinculadas a este acontecimiento han causado baja.

El primero fue Daniel Baremboim.

El cuatro de octubre de este año, Baremboim, que ha dirigido el concierto de año nuevo en 2009 y en 2022, anunció que se retiraba, a causa de una enfermedad neurológica grave.

Ayer murió Vivienne Westwood, a la edad de 81 años.

La diseñadora británica diseñó el vestuario de los bailarines del concierto de año nuevo de 2014, en concreto para dos piezas: el vals Los Románticos (Die Romantiker) de Josef Lanner y la Pizzicato Polca del ballet Silvia, de Leo Délibes.

Los diseños de Vivienne Westwood no solo tenían un aire retro, sino que también recreaban el estilo de cuadros escoceses marca de la casa.

Quizá la inglesa Vivienne Westwood quiso hacerle un regalo a su señor marido (hoy, para su desgracia, viudo) que es austriaco.

El marido de Vivienne se llama Andreas Kronthaler. Kronthaler y Westwood se llevaban veinticinco años. Se conocieron en 1989. Vivienne Westwood vino a dar un curso de historia de la moda en la Universidad de Viena para las artes aplicadas y Kronthaler empezó sus estudios en el mismo semestre.

Según parece, después de que Vivienne Westwood le introdujese en la historia de la moda, su futuro marido diseñó su primera colección, inspirada en el Renacimiento. Ella quedó tan impresionada por su talento que le invitó a su estudio. En 1989, Kronthaler se mudó a Londres para trabajar como asistente de Vivienne Westwood y, tras unos meses de trabajo en común, empezó su relación amorosa que terminó en matrimonio en 1992.

Vivienne Westwood declaró en repetidas ocasiones que su santo era “la persona más talentosa que había conocido”. La compatibilidad entre los dos no solo se circunscribió a lo artístico, sino también a las causas que abrazaron los dos, como por ejemplo la protección del medio ambiente, el activismo por la paz y por los derechos humanos.

Todos los años venían a Austria, por vacaciones y para proyectos profesionales, como la colaboración que tenían con la manufactura de trajes típicos austriacos Trostmann. En el año 2010 les dieron el premio Emilie Flögle y fueron nombrados “embajadores del Trachten”.

 

Este año será el concierto de año nuevo número ochenta y tres y será la retransmisión número sesenta y cinco.

Lo dirigirá (y será la tercera vez) Franz Welser-Möst y este año incluirá principalmente piezas de la fructífera disnastía Strauss.

Los intermedios de la segunda parte, con las habituales intervenciones de los bailarines de la compañía de la Ópera Estatal (Staatsoper) han sido rodados en la abadía de Melk y en Laxenburg.

Este año hay otra novedad, por primera vez, junto a los niños cantores de Viena, famosos, como la sidra El Gaitero, en el mundo entero, cantarán también las niñas cantoras, o sea, la versión femenina del coro infantil más famoso del mundo que se fundó (y ya era hora) en 2004. Los niños cantores, por cierto, celebrarán en 2023 su 525 aniversario

Para los telespectadores de la cadena pública austriaca también habrá una novedad. Por primera vez desde 2008, la simpar Barbara Rett no será quien nos comente las quisicosas de la filarmónica. Su lugar será ocupado por la no menos eficaz Teresa Vogl.

Entre las dos partes del concierto habrá, como es tradicional, una película de unos veinte minutos. Momento que aprovecharán los miembros del cuerpo diplomático acreditados en Viena, en el Musikverein, para echar un pis o para tomarse un canapé de salmón con una copichuela de champán.

Este año, la peli estará dedicada al 150 aniversario de la exposición universal de 1873 (un hito del imperio austro-húngaro, con su epidemia de tifus y todo) y se ha recreado un modelo informático de la famosa rotunde del Prater, que los músicos de la Filarmónica utilizarán como escenario.

 


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