Falta de objetividad manifiesta

La cadena Servus TV fue, y sigue siendo, el altavoz de antivacunas y negacionistas. Uno de sus programas ha sido sancionado por ello.

4 de Enero.- Un “Wegscheider” es ese poste con indicaciones que hay en algunos cruces de caminos. También es el apellido de un periodista austriaco, de nombre Ferdinand. No solo es un jefazo en Servus TV, la cadena de Red Bull, sino que también tiene un programa que presenta y cuyos créditos juegan con este doble significado. “Der Wegscheider” puede ser el poste, pero puede ser también la persona. En lenguaje coloquial, por cierto, un “poste” también puede ser una persona sobre cuya inteligencia no tenemos mucha seguridad (ejem).

Durante lo más crudo de la pandemia, Servus TV, cuya línea editorial es notoriamente afín a la extrema derecha, decidió atender solícitamente a un colectivo al que los otros medios (con razón) ignoraban olímpicamente. Esto es, a los cenutrios que fueron primero negacionistas y después antivacunas. Día sí y día también, estaba su programación invadida por un chapapote de noticias descabelladas sobre supuestos males de la vacuna y de medicastros como Sucharit Bhakdi, que negaban que hubiera coronavirus, primero, y después vaticinaban todo tipo de cánceres a los vacunados.

Entre paréntesis: como quizá recuerden los lectores, Servus TV tuvo que distanciarse de Bhakdi y prescindir de los servicios porque el médico se vino arriba y, no contento con hacer afirmaciones carentes de cualquier rigor científico, se puso también a hacer comentarios antisemitas.

Uno de los principales pilares de esta estrategia era/es Ferdinand Wegscheider.

Todos los domingos por la noche aparecía dando pábulo a toda clase de mentiras que él, además, repetía y difundía conscientes de que lo son. Porque Ferdinand Wegscheider es un hombre culto y tenía que saber perfectamente que lo que decía eran disparates.

En el catálogo de mentiras de Wegscheider cabe todo lo que a los lectores se les pueda ocurrir. Por ejemplo, que los hospitales estaban llenos de gente vacunada, o que la vacuna misma no se sabía cómo funcionaba (y, por lo tanto, si funcionaba o no). Hizo propaganda de la Ivermectina -recordarán los lectores que varias personas murieron debido a su uso- etcétera, etcétera.

El mecanismo de autocontrol de los medios austriacos, después de examinar cinco programas de Der Wegscheider, ha concluido que atentaban contra el deber de objetividad de los medios austriacos (que está consagrado por la ley) a base de difundir afirmaciones “gravemente distorsionadas”.

Servus TV (y, por lo tanto, Der Wegscheider) afirma que el programa es de carácter satírico y que, en tanto que programa “de humor” (maldita la gracia, por cierto) no tiene que acogerse a ese deber de objetividad. El organismo de autocontrol solo ve la sátira en momentos puntuales y considera Der Wegscheider como lo que es: o sea, como un comentario de la actualidad salpicado con notas ocasionales de humor.

La decisión no es firme aún y cabe recurso (de hecho, Servus TV va a ejercer ese derecho). Si se hiciera firme, Servus TV tendría que hacerla pública en tres programas consecutivos mediante la inserción de un texto que el presentador, Wegscheider, tendría que leer.

No es el primer problema que Servus TV tiene con Der Wegscheider. A principios de diciembre, el Presse Club Concordia, una asociación de periodistas, denunció el programa ante el organismo de control de los medios austriacos, indicando que era el exponente de un problema sistémico en Servus TV. O sea, el de dar excesiva presencia en sus programas a una opinión, la de los cenutrios antivacunas, que es minoritaria en la sociedad austriaca.

Y no solo eso, sino que con sus afirmaciones, las personas que salen en Servus TV (Ferdinand Wegscheider entre ellas) están provocando perjuicios en la salud pública. Y todo, ya lo decía antes, por una pura estrategia empresarial (y política).

La defensa de Servus TV ha venido del lado esperable: o sea de la extrema derecha, la cual considera una injerencia intolerable la decisión del organismo regulador y un ataque a la libertad de expresión.

 


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