Palabra de Gandalf

El presidente Van der Bellen ha declarado que solo encargaría a la ultraderecha formar gobierno si se cumplieran algunas condiciones sine qua non.

25 de Enero.- Hay una escena muy famosa de El Señor de los Anillos, en la que Gandalf se interpone entre un monstruo y, con un báculo en alto, grita: “!No pasarás!” (You shall not pass!)

La escena ha sido carne de memes de todo tipo desde que se estrenó la película y es, sin duda, la frase más famosa de esa trilogía que es el sueño húmedo de todos los incels y de gran parte de la población friki del planeta.

Quién no se ha puesto la batamanta y ha cogido el palo de la fregona y no la ha dicho.

Nuestro Gandalf se llama Alexander van der Bellen y nuestro monstruo Herbert Kickl (vamos, ninguno de los dos hace lo más mínimo por disimular el papel en el que se sienten cómodos).

Hoy, Alexander van der Bellen ha jurado su cargo por su segundo mandato y, con este motivo, ha concedido una entrevista a la cadena pública austriaca, ORF en la que ha dicho un par de cosas muy sensatas.

Desde que Herbert Kickl encabeza las encuestas de intención de voto (hay gente pa tó) no pierde oportunidad de decir chulescamente que, cuando se celebren las próximas elecciones y él las gane, el Bundespresidente (Gandalf) Alexander van der Bellen, no va a tener más remedio que tragarse su orgullo y hacerle bundescanciller. Kickl experimenta violentos orgasmos al imaginarse a Alexander van der Bellen, que le echó sin contemplaciones de su cargo del interior, encargándole la formación de Gobierno.

Van der Bellen, por su parte, no se ha dejado impresionar por las bravuconadas de Kickl y le ha recordado que no pone en ningún sitio que tenga que ser el canciller el jefe del partido más votado en las elecciones, que la constitución austriaca confiere al jefe del Estado la facultad de elegir a quien le encarga formar gabinete.

Sin nombrarle, pero poniendo el dedo en la llaga, Van der Bellen ha recordado cuáles son para él los dos requisitos imprescindibles para que un político sea el bundescanciller de esta bundesrrepública. Y son dos que Kickl, de momento, solo cumple muy defectuosamente. Por un lado, una “decidida postura europeísta”. Por otro, condenar la guerra de Ucrania enérgicamente.

You shall not pass.

Recordará el lector sin duda que Herbert Kickl se convirtió en un garante de esa masa cenutria y un sí es no es amenazante, que abominaban de la ciencia y las vacunas. Toda esa gente se ha reciclado ahora en prorrusos y lo que antes eran Querdenker (pensadores atravesaos, y llamarles pensadores era mucho decir) se han transformado ahora en Fairdenker que son esos imbéciles que piensan que pobrecito Putin, que mata niños en Ucrania y despanzurra personas y ciudades por nuestro bien, porque en Europa nada más que hay gente que ve Eurovisión en mayo y quiere pervertir a las criaturas. Y Herbert Kickl, con ellos (ya se sabe lo propensa que ha sido la ultraderecha austriaca a practicar juegos de lengua en la parte posterior rusa).

Por lo demás, el jefe del Estado austriaco se ha mostrado preocupado por la corrupción, ese mal endémico de la política austriaca. Van der Bellen ha diferenciado dos tipos de mamandurrias. Por un lado, los favores a los amiguetes y por otro el poner en puestos clave a personas “manejables” o “de la cuerda”.

Eso es veneno, ha dicho.

Palabra de Gandalf.

 


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