En casa del herrero

Cuando todo parecía decidido, saltó la noticia. Veremos si este herrero hace cuchillos de palo.

22 de Marzo.- La otra tarde, alrededor de una mesa de café, se juntaron varios observadores atentos de la realidad austriaca. La conversación de dichos observadores no tardó en parar en la guerra intestina del Partido Socialista austriaco. En general, los observadores le veían mal fin al asunto. Lo último que necesita el SPÖ es una guerra civil retransmitida en directo, pero lo cierto es que es irresistible la tentación de parar la decadencia. A los observadores no les parecía bien ningún candidato a hacerlo. Pamela Rendi-Wagner lleva consigo un pestazo muy fuerte de “Eau de Fracás” y “Juan Pedro” Doskozil es esa persona con la que uno no iría a la esquina ni por cien gramos de jamón serrano.

Así las cosas, los observadores le pronosticaron a la socialdemocracia austriaca, otrora poderosa, brillante y eficaz, una disolución rápida en el peor de los casos y lenta, siguiendo el ritmo de la demografía, en el mejor.

Y entonces, ayer, víspera de que se reúna la dirección del Partido Socialista para concretar el texto de la pregunta que se hará a las bases (Querido militante ¿Juan o Manuela?) saltó la notica. Habrá un tercer candidato a presidir la socialdemocracia austriaca.

Se llama Nikolaus Kowall (me he informado y Kowall es un apellido polaco que quiere decir “Herrero”), tiene cuarenta años y un pasado de rebelde porque el mundo -y su partido- le había hecho así.

Kowall es doctor en economía, funcionario de un barrio vienés (Alsergrund) y, que se sepa, no tiene ninguna facción que le sostenga. Se presenta porque le parece que Pamela Rendi-Wagner ha demostrado que no puede detener “la ola de la derecha” (ver punto “Eau de Fracás”) y Doskozil, ese caballero con apellido de diurético, toca todas las teclas del populismo.

De su biografía política se puede deducir que Kowall lleva la política en la masa de la sangre. Empezó en el instituto, se curtió en Baja Austria -tierra agreste, tradicionalmente conservadora- y fue el dolor de cabeza de Alfred Gusembauer cuando consiguió en 2011 que se prohibiesen en Viena las máquinas tragaperras fuera de los casinos. Tras la prohibición, que hizo renunciar a la ciudad a una enorme fuente de ingresos (aunque también la convirtió en un lugar moralmente más sano) Kowall se marchó a Alemania a preocuparse de su carrera académica y, a la vuelta, se colocó de maestro de Microeconomía. Le gusta el Austropop (o sea, la música pop austriaca).

Kowall tiene un videoblog (Kowall redet Tacheles, o sea, Kowall habla claro) con lo cual le conoce bastante gente (gente que ve videoblogs, claro).

Personalmente, creo que la cosa tiene bastante aroma a Marco Pogo. Un hombre joven, de clase media urbana, que representa a toda esa gente a la que la política ha empezado a ignorar (gente con estudios, me refiero).

A priori, no tiene muchas oportunidades, pero a buen seguro hay un gran sector del partido socialista austriaco al que, si le dan a elegir entre Juan o Manuela, no sabría cuál de los dos es “más peor”. Por otro lado, la presencia de Kowall también supondrá un cierto bálsamo en las irritadas entretelas de la socialdemocracia austriaca y le quitará a la cuestión un poco ese tufo que tiene a duelo a garrotazos. Veremos a ver qué pasa.

 


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