De las opiniones de los austriacos con respecto al cambio climático es fácil sacar conclusiones. Así lo permite una encuesta publicada hoy.

3 de Abril.- El otro día estaba yo sentado con unos amigos en un café de esta bonita capital que el Danubio riega con sus cantarinas aguas.

Como suele suceder, intentábamos -sin éxito- arreglar el mundo, que es una cosa que suele pasar cuando se juntan más de dos señores de una cierta edad (y qué edad más cierta que la nuestra, que no mentimos nunca cuando nos la preguntan). El caso es que nos pusimos a darle una vuelta a la actualidad austriaca y, después del tortuoso tema de la sucesión en la jefatura de la socialdemocracia (como diría Antonio Gala !Ay!) aterrizamos en otro tema que nos tiene preocupados: el éxito que la ultraderecha tiene ahora mismo en las encuestas.

Éxito de público, que no de crítica, aunque eso es otro cantar.

Mirábamos los muros de esta patria nuestra y los veíamos hechos polvo pero uno de los tertuliantes dijo algo muy sensato, clavo ardiendo al que uno se agarra:

–No es verdad que haya un treinta por ciento de ultraderechistas en este país. Sí, hay un núcleo duro de fanáticos, pongamos un quince por ciento, luego hay otro cinco que lo es por incultura o por estulticia y después está el otro diez que tiene intención de votar a los ultras por protesta.

Y es cierto, todo indica que, lo mismo que en España había (y hay) lo que se llamó “el franquismo sociológico”, aquí también hay, con perdón, mutatis mutandis, un “nazismo sociológico” que viene a responder a ese veinte por ciento de la población (punto arriba, punto abajo) que forman todos los cuñados que, en las cenas de navidad, dicen que ellos “ni machismo ni feminismo, igualdad” o que afirman sin sonrojo que “no hay manera posible de que ellos sean homófobos, porque tienen un amigo gay” (al que ni pegan en la espalda con un sarmiento ni le escupen, les falta añadir).

Todos estos antecedentes le vienen a uno a la memoria leyendo noticias como la que comentamos hoy.

LOS AUSTRIACOS Y EL CAMBIO CLIMÁTICO

Según informa el bonito diario Der Standard, según una encuesta realizada en un universo representativo de personas con derecho a voto (800), una mayoría relativa, o sea, un cuarenta y dos por ciento, piensa que el Gobierno hace tirando a poco por el clima. Sin embargo (atención al porcentaje) hay un veinte por ciento de los encuestados (sin duda aquejados de “cuñadismo”) que piensa que el Gobierno hace demasiado por evitar que ciertas zonas del planeta se conviertan en lugares inhabitables en un futuro cercano.

Un treinta por ciento de las personas encuestadas “opina de que sí”. O sea, piensa que las medidas que el Gobierno ha tomado, con ser pocas y encima rácanas, son las justas.

Por edades, la mayoría de los cuñados está entre los pensionistas y (alguna esperanza nos queda) la mayoría de los que están dispuestos a luchar por nuestro clima está en la juventud, que es el futuro.

Entre los que se confiesan simpatizantes de la extrema derecha (que ya es confesarse, dados los niveles de simpatía que se gastan gente como Kickl o Belakowitsch o Landbauer) casi un cincuenta por ciento, un cincuenta, piensa que el Gobierno hace mucho por el clima y que ya podía hacer menos.

Dentro de las personas normales, o sea, de aquellos que pensamos que como no hagamos algo (y pronto) estaremos jod…Digo apañados, las mujeres se muestran más sensibles al clima que los hombres.

Es curioso también que son las personas que se confiesan optimistas las que piden al Gobierno que haga más para luchar contra el cambio climático.y es bueno que así sea, porque las personas que creen (creemos) que aún es posible mitigar las consecuencias de las salvajadas que venimos haciendo con nuestros ecosistemas, son las que más dispuestas están (estamos) a tomar alguna medida.