Mañana Chris Lohner cumple ochenta años. Una mujer no solo bella sino también sumamente inteligente.

9 de Julio.- Todos los días, cuando voy y vuelvo del trabajo, oigo su voz. Es una voz preciosa, joven, lévemente irónica, intemporal. Es una voz tan perfecta que podría ser el glorioso producto de un ente espiritual, sin cuerpo, y sin embargo pertenece a una mujer. Es la voz de Chris Lohner.

Mañana, la señora Lohner la cual, durante muchos años, fue probablemente la mujer más bella y más conocida de Austria, cumplirá ochenta años. En su voz, que yo oigo diariamente, no se nota. Es la voz de los ferrocarriles austriacos, la ÖBB, pero durante muchísimo tiempo fue también la voz que les contaba a los austriacos, desde la pantalla del televisor, el menú diario de la ORF.

Es muy probable que la voz que escucho ahora no sea la voz suya de verdad, sino una recreación digital, pero la ilusión es tan perfecta que ni siquiera la propia señora Lohner, enfrentada a esto que podríamos llamar una psicofonía suya, podría reconocer la diferencia.

Hace unos pocos años, se encerró quince días en un estudio y grabó casi cincuentamil frases, en inglés y en alemán. Los nombres de las ciudades y pueblos de Austria por los que pasa el tren. También diferentes frases relacionadas con el acontecer diario de las estaciones. Con estas muestras de su voz, los ingenieros construyeron un modelo digital y hoy pueden hacerle decir todo lo que quieran.

Chris Lohner nació en Viena el 10 de Julio de 1943, en el seno de una familia humilde, de sólidos principios socialdemócratas.

Su padre era director de una Volkhochschule (comparable a las universidades populares españolas) y su madre ama de casa.

Ya desde joven, Christine, que entonces se llamaba Keprda (nombre de origen checo) destacó por su enorme belleza. Sus enormes ojos azules, su nariz clásica, sus interminables piernas y una especie de mayestática elegancia hicieron que un fotógrafo de moda, que tenía su estudio en Stephansplatz, en donde hoy está el Aida, se le acercara un día y le diera su tarjeta. En aquel momento, los años sesenta, ser fotomodelo era una profesión con mala fama. Christine se indignó. Tiempo después sin embargo, el fotógrafo insistió y Chris Lohner accedió a pasarse por el estudio. Dejó a su madre en la calle y le dijo:

-Si en media hora no he vuelto, llama a la policía.

A la media hora fue ella misma la que bajó y recogió a su madre. Fue el principio de una carrera meteórica en las revistas de moda de Italia, Alemania, Suiza y Francia. Mayo del sesenta y ocho le pilló en París, precisamente. Salió por piernas. Cuando volvió a Austria, en 1973 encontró un contrato con la ORF. Fueron treinta años de colaboración durante los cuales Chris Lohner se convirtió en un rostro muy familiar para los austriacos -también ayudó que, en aquel momento, solo había dos canales de televisión-. Era simpática, elegantísima, era natural y tenía mucho desparpajo ante la cámara. Presentó innumerables programas y recibió toneladas de cartas de amor (literalmente) de televidentes (es de suponer que de un diez por ciento de “televidentas” también) que se quedaban obnubilados con su belleza.

Su matrimonio con Lohner se rompió en 1978, aunque ella conservó el nombre. Chris Lohner no permaneció sola. Durante los años siguientes y hasta la muerte de él compartió su vida con Lance Lumsdem, ex jugador de tenis profesional y cantante de reggae, jamaicano y, lo que para muchos era un problema enorme, de color chocolate. O sea, negro. Esto le valió a Chris Lohner insultos casi diario por parte de hijos de su madre que la llamaban “Neger hure” -o sea “puta de los negros”-. Le llegaban anónimos a la tele e incluso, una vez, una caja llena de excrementos.

Afortunadamente, Chris Lohner es una mujer muy inteligente y se tomó la cuestión como hay que tomarse estas cosas: pensaba que bastante tenían los racistas de vivir vidas oscuras, pequeñas y mierdosas como para que consiguieran encima amargarle la suya.

Fuera por esto o por los sólidos principios socialdemócratas que le inculcaron en la infancia, Chris Lohner ha destacado también por su compromiso con los menos favorecidos. Ha participado en multitud de organizaciones no gubernamentales, como Licht für die Welt, que lucha por proporcionar operaciones de cataratas a las personas de los países en vías de desarrollo.

Asimismo, es una fecunda autora. Chris Lohner ha escrito catorce libros, muchos de ellos Best Sellers y ha participado en numerosas películas y series de televisión, muchas veces riéndose de sí misma y de su estatuaria belleza, con una capacidad para la autoironía que le honra.

A lo largo de tan dilatada carrera también ha sido acreedora de muchos premios.

Todos los días escucho la voz de Chris Lohner y su voz es tan perfecta, tan intemporal que muchas veces me olvido de que pertenece a una persona de verdad pero, sobre todo, a una persona de la que se puede aprender tanto.

MODA REAL

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