El Museums Quartier es una isla de calor. El Gobierno de Viena va a intentar poner remedio convirtiéndolo en un espacio más verde.
3 de Agosto.- Antes incluso de que los romanos instalasen su campamento en la zona de Schwedenplatz, los hombres del neolítico ya vivían en Mariahilferstrasse. Hoy es difícil de imaginar, pero por esa calle por la que cada día pasan miles de personas corría un arroyo cuyo murmullo sin duda arrullaba a nuestros barbudos antepasados.
En 1713, el emperador Carlos VI dio la orden de construir unos establos reales a una distancia cómoda del Hofburg. Así, Josef Manuel Fischer von Erlach, el hijo del arquitecto de la Karlskirche, levantó lo que hoy es el edificio principal del Museums Quartier.
Hasta 1918, el complejo experimentó diferentes reformas y ampliaciones, sirviendo incluso para que Sissi entrenase con sus equinos (era gran aficionada). Sin embargo, cuando se terminó la guerra y la monarquía con ella, la joven República austriaca convirtió aquellas salas en palacio de ferias y exposiciones.
En los ochenta del siglo veinte se decidió que aquellas instalaciones se habían quedado pequeñas para este uso, de manera que se decidió darle al Museums Quartier el uso cultural que tienen hoy.
El MQ es un auténtico imán para los turistas y también un lugar de esparcimiento para la ciudadanía vienesa. Solo tiene un problema. Cuando Fischer von Erlach junior lo planificó y construyó, Viena tenía un clima más benigno que el actual, el cual, a su vez, es más benigno que el que nos espera en un futuro dominado por las olas de calor del cambio climático. El patio de piedra y cemento del MQ se convierte en los días de calor en un auténtico horno, que puede llegar a ser peligroso para la salud.
El Gobierno de Viena ha anunciado pues su intención de ajardinar la plaza del Museumsquartier, para que pueda seguir siendo un lugar agradable para que las personas sesteen ociosas, liguen o, simplemente, contemplen el espectáculo de la vida que pasa.
Para aumentar la calidad del espacio y que las plantas produzcan frescor, se han destinado 250.000 Euros del presupuesto municipal. Se va a reducir el tráfico -sobre todo de los vehículos de reparto de los restaurantes y un 30% de la extensión del complejo se va a dedicar a zonas verdes, con plantas traídas del sur de Alemania y de Baja Austria. El proyecto se desarrollará durante los próximos tres años.
En la rueda de prensa de presentación del proyecto, la directora del proyecto y paisajista, Anna Detzlhofer estuvo explicando que las plantas están colocadas provisionalmente sobre palets para que se vayan aclimatando al espacio y que se espera que las plantas que se han comprado vivan treinta años.
Si todo va bien, el patio principal del MQ pronto tendrá una apariencia mediterránea. Se han elegido las plantas para que sean especialmente resistentes al calor y al frío. Por ejemplo, el oloroso romero. Entre 2026 y 2027 las plantas se plantarán en la tierra. No es tan fácil como parece, porque el Museumsquartier es un monumento protegido. Ya se están llevando a cabo los estudios necesarios para garantizar que todo se haga como Dios manda.
Viena es una de las ciudades del mundo con mayor calidad de vida y uno de los retos a los que se enfrenta es el del cambio climático. Este del Museumsquartier es uno más de muchos proyectos en marcha para convertir Viena en un espacio más amigable, sobre todo durante los tórridos veranos que nos aguardan en Europa central. También se está experimentando con las “supermanzanas” imitando el modelo de Barcelona.
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