¿Propaganda o confusión?

Varios portales de verificación han acusado a la cadena pública austriaca, ORF, de emitir propaganda rusa. Veamos por qué.

19 de Agosto.- Desde hace muchos años (veintitrés) Christian Wehrschütz es el corresponsal de la ORF en Ucrania. Es un señor mayor, con pinta de tener bastantes malas pulgas. Desde que empezó la guerra, Wehrschütz ha tenido uno de esos trabajos comparables a hacer colonoscopias o a verificar el sexo de los pollos en una industria avícola. O sea, una porquería de curro. Ha tenido que enviar crónicas desde lugares inhóspitos, hacer frente a los bombardeos de uno y otro bando, utilizar la precariedad de los medios disponibles (por edad, también tiene uno la sensación deque Wehrschütz tampoco tiene que ser un hacha con la tecnología).

Uno lleva siguiéndole desde que los ejércitos de Putin invadieron Ucrania y, desde el principio, uno no ha podido evitar la sensación de que Wehrschütz ha sido bastante escéptico con respecto a los ucranianos. Quizá por tenerlos muy a mano. En casi todos los sentidos. Sus crónicas han huido siempre de esa fe (quizá ingenua) de estar en el lado correcto de la que han hecho gala la mayoría de los informadores occidentales. Esto se notaba sobre todo cuando, desde Viena, le preguntaban y él…Bueno, remoloneaba al contestar determinadas cosas.

El día 15 pasado, Wehrschütz envió su crónica cuasi diaria a los estudios de Kühnigelberg. En ella, hablaba por ejemplo de un asunto que, antes de la guerra, estaba ampliamente aceptado pero sobre el que ahora se pasa de puntillas: el hecho de que Ucrania es un país tan corrupto como lo es la Federación Rusa. Tan es así que esa corrupción es uno de los obstáculos principales para que Ucrania entre en la UE.

Según la crónica de Wehrschütz, una de las manifestaciones de esta corrupción son las triquiñuelas que gastan algunos hombres ucranianos para eludir la movilización (por otra parte, muy comprensibles, probablemente si uno estuviera en su pellejo haría exactamente lo mismo).

Mientras el corresponsal de la ORF decía en off “no todos los hombres ucranianos están dispuestos a morir por su país”, en imagen salían dos tipos grabados con una cámara de seguridad mientras inmovilizaban y detenían a un tercero.

Naturalmente, desde que empezó la guerra, la propaganda rusa no hace más que machacar con este asunto, diciendo que los ucranianos, a parte de unos nazis, eran unos cobardes gallinas, capitanes de las sardinas.

La diferencia era que Wehrschutz parecía (ojo: solo parecía) que estaba demostrándolo con documentos.

El problema era que los cortes de vídeo que había utilizado Wehrschütz para su pieza no tenían nada que ver con la resistencia de los ucranios a irse al frente a que les peguen dos tiros (o tres) sino que eran las imágenes de la policía ucraniana deteniendo a un fulano ruso que, presuntamente, andaba buscando los planos del polvorín.

Varios portales de verificación advirtieron pronto la pifia y la denunciaron en las redes. Básicamente se acusaba a la ORF de estar emitiendo propaganda rusa.

Los días pasaban y la cadena pública austriaca no decía esta boca es mía. Uno supone que, entre bastidores, los jefes de Wehrschütz tuvieron un par de conversaciones (tensas) con él.

Finalmente, la dirección de la ORF reconoció el error, pidió disculpas y se mostró en disposición de dirigir la atención pública a las noticias falsas.

Lo curioso ha sido la reacción de Wehrschütz.

Muy a regañadientes también ha admitido que se había equivocado (ha tardado dos días lo cual, en estos tiempos de internet, es una barbaridad de tiempo) pero acto seguido ha dicho que el hecho de que los vídeos que ilustraban la noticia no correspondieran con su off no quería decir que la noticia no fuera auténtica. O sea que sí, que hay muchos hombres ucranianos que hacen lo posible por no ir al frente.

Lo cual, por supuesto, se aparta del relato oficial de Selensky y su Gobierno de la reacción patriótica cerrada de los ucranianos contra el invasor ruso.

Uno tiene la sensación de que Wehrschütz se ha pillado los dedos y que, sin pretenderlo, ha dicho algo inconveniente. Probablemente, como periodista, ha hecho lo que él creía que era correcto (¿Qué es el periodismo sino decir la verdad de los hechos?) aunque uno quiere creer que, quizá, ha creido encontrar algo que él andaba buscando y que, de alguna forma, a lo mejor no es tan mayoritario como él creía.

O quizá lo que pasa es que es un señor mayor al que la tecnología le ha jugado una mala pasada.


Publicado

en

por

Etiquetas:

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.