Es peligroso ser un homosexual austriaco en Irán

Un doctor iraní, residente en Austria, y su marido, han demandado a Esta Pequeöa República por un asunto muy delicado.

25 de Agosto.- Escribo estas líneas aún con el mal sabor de boca de la rueda de prensa que ha dado hoy Rubiales, el presidente (aún) de la Federación Española de Fútbol. Aunque quizá, para estar más acordes con el espíritu que, hasta ahora, gobierna esa institución, habría que cambiarle el nombre a Federasión Ejpañola de Fürgol. También me permito hacer la sugerencia de que, dados los adelantos en inteligencia artificial generativa, se clone la voz de Santiago Segura en los Torrentes para que lea los comunicados de prensa.

Para la antología de lo más batracio, podría entrar ese ¿“un piquito?” que hemos tenido que escuchar hoy.

También convendría devolver los calendarios y los relojes de aquella santa casa a 1954, así como comprar ambientadores con olor a purazo, para que todos los directivos, presidente incluido, se sientan en su salsa.

Nuestra historia de hoy tiene un doble escenario y, en cierto modo, mucho que ver. Por un lado, Teherán. Por otro, Viena.

Un médico iraní que está casado con un austriaco, ha demandado a la República de Austria por haberle puesto en una situación que le convierte, de hecho, en un refugiado en Austria. No solo eso, sino que, dado el régimen mohoso e infecto que reina en la República de Irán, su familia también está en peligro.

El médico le pide a la República de Austria una indemnización de 275.000 Euros por daños y perjuicios.

La cosa fue así. El doctor se casó con su marido en 2021. Naturalmente, quiso celebrarlo con su familia, para lo cual tramitó los correspondientes visados. Las solicitudes, según su versión, no fueron tramitadas por la embajada de Austria en Teherán, sino por una entidad externa. Debido a esto, los motivos de viaje y, por lo tanto, la homosexualidad del doctor iraní llegaron a oídos de los funcionarios de la teocracia iraní, de forma y manera que su familia fue interrogada al respecto (interrogatorios que, según parece, se grabaron en vídeo).

Para los demandantes, el médico iraní y su marido, está probado que la embajada austriaca en Teherán, mediante la negligencia de hacer que el trabajo burocrático lo hagan personas ajenas a la legación, les ha puesto en una situación peligrosa, hasta el punto de no poder ni volver a pisar Irán ni siquiera recibir la parte de la herencia de sus padres que le toque en el momento de su fallecimiento.

Irán es uno de esos países en donde la homosexualidad está penada con la muerte.

Conocedora de todo esto, la administración austriaca, según los demandantes, se hizo un Rubiales en toda regla y ni siquiera se disculpó.

Comprensiblemente, las instancias jurídicas del Estado austriaco que entienden del caso, tienen una opinión muy diferente. Piensan que la demanda presentada por el médico iraní no es “concluyente” porque los demandantes no han conseguido poner encima de la mesa ninguna prueba concluyente de que su homosexualidad haya llegado a oídos de los funcionarios iraníes. Tampoco de que los funcionarios de la embajada o los trabajadores del servicio externo que tramitó la solicitud hayan hecho alguna cosa mal.

Como queda dicho, Irán es un país en donde la homosexualidad está penada con la muerte. Por eso, los organismos internacionales (por ejemplo Amnistía Internacional) aconsejan a las parejas homosexuales que quieran viajar a Irán que traten de moverse con absoluta discreción. Se juegan, literalmente, la vida.


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