El Gobierno austriaco no se ocupa de la violencia machista

El Tribunal de Cuentas austriaco ha publicado un informe en el que no ahorra en críticas al Gobierno por su dejadez con un problema acuciante: la violencia contra las mujeres.

27 de Agosto.- Recuerdo que, cuando yo era niño, una de las primeras revelaciones de mi infancia fue la de darme cuenta de la existencia del aire.

Debió de ser con cuatro o cinco años.

Hasta entonces, yo pensaba que, cuando solo había aire, no había nada. A partir de ese momento, empecé a darme cuenta de que en los espacios vacíos, por ejemplo en un armario sin ropa, no había “nada” sino que había “aire”. Ese aire que respiraba y que me rodeaba.

A fuerza de tenerlo siempre presente, de darlo por supuesto, un niño no se percata de que el aire existe.

Las noticias sobre el escándalo en la Federación Española de Fútbol han llegado también a Austria. La indignación de gran parte de la sociedad española ha conseguido taladrar siquiera un poco la barrera de indiferencia que Austria demuestra en estos casos. El primer paso para solucionar un problema es aceptar que se tiene y los que vivimos en Austria sabemos que la aplastante mayoría de los austriacos, sobre todo las personas de más edad, ignoran que Austria es un país tan machista como el que más. Se aceptan como normales cosas que en España ya no aceptamos. Sin ir más lejos, la mayoría de mis amistades austriacas siguen sin comprender qué ha habido de malo en lo que podríamos llamar “el incidente Rubiales”. Pobre hombre, dicen, estaba muy contento y no ha podido contenerse y le ha dado un beso en la boca a la chica. Por supuesto, el argumento de que Rubiales jamás ha besado en la boca a ningún jugador hombre cuando ha ganado alguna cosa de esas que ganan cae en saco roto. Lo mismo que, si yo hago algo muy guay, ni a mi jefe actual, ni a ninguna de las jefas que he tenido, se le ocurriría “darme un pico”.

Da idea de lo machista de la situación si uno sustituye en la ecuación a Jennifer Hermoso por un hombre. La cosa es que la mayoría de los austriacos -y, por lo visto, los cafres como Rubiales- son incapaces de hacer ese esfuerzo.

El machismo es tan omnipresente en la sociedad austriaca que la gente no lo ve, como yo no veía el aire cuando era niño.

Este viernes pasado, el Tribunal de Cuentas austriaco ha hecho público un informe que no ahorra en críticas al Gobierno austriaco en relación con el machismo y sus manifestación más criminal: el maltrato contra las mujeres.

Según esta instancia del Estado, el Gobierno carece de una estrategia consistente de protección de las mujeres contra la violencia. No se han arbitrado medidas que garanticen que se vaya a alcanzar el número de plazas en hogares para mujeres maltratadas que recomienda la Unión Europea en cumplimiento de los acuerdos de Estambul.

Mientras tanto, el problema de la violencia contra las mujeres, que es transversal, que no entiende de edades ni de nacionalidades, ni de niveles socioeconómicos, crece.

El epicentro es la ciudad de Viena, en donde reside más de un veinte por ciento de la población del país. Si en 2022 se registraron 16,5 órdenes de alejamiento por cada diez mil habitantes como media en Austria, en Viena el promedio fue de 21,8.

El por qué de esta diferencia no está demasiado claro aunque una explicación podría ser que en Viena el problema aflora más porque, sencillamente, se da más a conocer al haber más instancias a las que las mujeres pueden dirigirse que en otros Estados de Austria.

En total, en Viena se dictaron el año pasado más de cuatro mil órdenes de alejamiento por diferentes motivos.

Las estadísticas dibujan también un panorama muy claro: los hombres son generalmente los agresores (en un 88% de los casos) en tanto que las víctimas son mayoritariamente mujeres (un 77% de las agredidas).

En 2737 casos, se trataba de violencia física o de violencia física muy grave.

En estas situaciones, la posibilidad de que las mujeres puedan probar ante un tribunal las lesiones es fundamental.

El Tribunal de Cuentas austriaco pide que se instalen ambulatorios para la violencia de género. El proyecto para la creación de estos ambulatorios existe, pero llevar el proyecto a la realidad es otro cantar (de ahí, claro, las críticas del Tribunal de Cuentas).

En principio, se espera que este año se pueda empezar con una fase piloto para crear una red de estos ambulatorios, aunque no es nada seguro que pueda llegar a ser así. El problema de la violencia contra las mujeres es siempre el patito feo de la financiación, quizá porque, en esto como en todo, la mayoría de los que toman las decisiones son hombres.

Y los hombres ya se sabe, no se sienten concernidos por problemas como este.

La puesta en marcha del proceso para aprobar el matrimonio gay puso en marcha un debate que puso algunos palos en las ruedas de la ley 13/2005


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