Strache

La misteriosa desconocida ya tiene nombre

Strache

Durante semanas se habló de su pedicura defectuosa, hoy se ha sabido su nombre. Con ustedes la mujer que hizo saltar por los aires el Gobierno de Austria.

13 de Septiembre.- Durante varias semanas un país entero habló de la pedicura de una mujer. Como recordarán las personas que leen Viena Directo (!Como para olvidarlo!) la fementida sobrina de un oligarca ruso podrido de millones, se trabajó durante varios meses a Johann Gudenus -en aquel momento el jefe de la ultraderecha austriaca en Viena- y, cuando hubo logrado su confianza a base de caídas de ojos, minifaldas de vértigo, coches caros y citas en restaurantes de lujo, consiguió acceder a Strache el cual, en aquellos momentos, ya se veía como canciller de Esta Pequeña República. Fue ella, el cebo, el señuelo, de la operación que hizo saltar por los aires el gobierno de Austria. Fue ella la que quedó con Strache y con Gudenus en un chalet de Ibiza, la que dijo que se aburría como una ostra siendo tan rica, la que ofreció comprar terrenos y hasta el Kronen Zeitung, fue a ella a la que Strache y Gudenus le ofrecieron privatizar las aguas de Austria y las carreteras, para que ella pudiera pisar sobre ellas con garbo venido de la tundra.

La única duda fueron sus pies: Gudenus observó que sus pies no eran los de una señora.

-Heinz-Christian -le dijo, sobre poco más o menos- mira por donde andas, que esta chica no lleva hecha la pedicura.

-!Con eso me sales ahora! -contestó Strache enfundado en su camiseta de licra- ¿No te das cuenta que la tenemos en el bote? ¿No te das cuenta de que da un poco igual cómo lleve los pies? Estas mujeres juegan en otra liga.

-Si tú lo dices…

Y claro, grabados en video (de muy mala calidad) y grabados con micros del todo a un euro, excitados por los indudables encantos de aquella beldad que tenía los pies llenos de durezas, Strache y Gudenus cantaron la traviata y demostraron de qué pasta estaban hechos. De la de unos granujas de medio pelo y con la alfabetización justa.

Durante cuatro años no se supo nada de la identidad de aquella muñeca que cumplía con todos los requisitos que el tópico asigna a las mujeres del este. Alta, delgada, femenina, labios moderadamente recauchutados, pintilla de influencer de Instagram.

El que la contrató, el famoso “detective de Ibiza” había mantenido en secreto su identidad. También, se supone, para protegerla a ella.

Sin embargo hoy, a través de investigaciones de la fiscalía de Viena, se ha sabido que la famosa sobrina del oligarca era en realidad una mujer de Letonia llamada Una Saukuma. Poco más se sabe de ella, aparte de que, en la actualidad, tiene cuarenta años. No se sabe ni su oficio ni su beneficio.

El año pasado la fiscalía de Viena interrumpió las investigaciones en curso a propósito de esta señora, más que nada porque se había escondido tan bien que los investigadores no eran capaces de dar con ella ni de averiguar su paradero.

Sabida su identidad, el abogado de Johann Gudenus ha anunciado que las investigaciones de la fiscalía van a proseguir.

El famoso detective de Ibiza, Julian Hessenthaler, del cual se ha sabido, por cierto, que está en bancarrota (a ver, quién le va a contratar) siempre ha insistido en que el compló fue una operación prácticamente artesanal, llevada a cabo bajo su dirección por la fementida oligarca, un abogado y un par de conocidos que no sabían en qué estaban cooperando.

O sea, que no hubo manos negras ni poderes en la sombra.

En la actualidad, Hessenthaler trabaja en una empresa que se dedica al mantenimiento de edificios (vaya, es conserje) y gana unos 1700 Euros al mes.

Según parece, este sueldo no le permite hacer frente a sus deudas, con lo cual se ha declarado en quiebra.

De cualquier manera, una vez sabido el nombre de la persona que los llevó a la calle de la amargura, tanto Strache como Gudenus han hecho saber que están evaluando acciones legales contra esta mujer, por daños y perjuicios.


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