La guerra de nunca acabar

El sábado empezó una nueva guerra. Sus ramificaciones llegan a Austria también. La comunidad judía austriaca ha adoptado medidas de seguridad.

9 de Octubre.- El sábado por la mañana empezó una nueva guerra, con la invasión, por parte del grupo terrorista Hamas, de parte del territorio de Israel. Con una novedad (terrible novedad) que ha sido el secuestro de civiles inocentes, que son utilizados como rehenes y escudos humanos. Solo en un festival de música que se estaba celebrando en el desierto de Negev (paradójicamente, por la paz) ya hay 250 muertos y un número indeterminado de personas desaparecidas de las que se ha perdido el rastro. Sus familiares están, comprensiblemente, desesperados.

El Gobierno austriaco, lo mismo que la Unión Europea en su conjunto, ha mostrado su solidaridad con el Estado de Israel y ha pedido el cese inmediato de la violencia. Por el contrario, en algunas zonas de Viena, ayer, hubo manifestaciones de “fans” del grupo terrorista Hamas (como decía el Guerra -el torero, no el político- “hay gente pa tó”).

Las vulneraciones del derecho internacional humanitario son, a estas alturas, masivas, y las dos partes esgrimen sus razones con fortuna desigual. De un lado (el de Hamas) el fanatismo religioso de signo islamista. Del otro, Israel, la legítima defensa ante la invasión, en el marco de un gobierno que se ha ido escorando cada vez más hacia posiciones fundamentalistas en lo religioso y de extrema derecha en lo político. Entre las dos partes, como suele suceder, la población civil de un lado y de otro, que sufre en sus carnes inocentes las consecuencias de este pleito de nunca acabar.

Así las cosas, la guerra promete ser larga y dura y, mientras escribo esto, más complicada y llena de vueltas y revueltas que (con perdón) la trama de una telenovela turca. No se descarta el “efecto contagio” a los países limítrofes. Algunos, como Irán, potencias nucleares.

Las ramificaciones del conflicto llegan también a Austria en general y a Viena en particular, en donde existe una comunidad hebrea relativamente grande.

Para prevenir ataques de signo antisemita, se han elevado las medidas de protección de las sinagogas en toda Austria. La propia comunidad judía (Kultusgemeinde) cuenta con su propia organización de seguridad, que ya está trabajando en colaboración con la policía austriaca, las fuerzas antiterroristas y el ejército. Como es lógico, las medidas de seguridad no se han detallado para preservar su eficacia.

El Gran Rabino de la comunidad judía austriaca, el Sr. Engelmayer, ha declarado que, en cualquier caso, se seguirán celebrando servicios religiosos aunque las puertas de las sinagogas se van a mantener cerradas y se va a evitar cualquier concentración delante de los templos.

Los niños también entran dentro de estas medidas de protección. Para salvaguardar su seguridad, se han suspendido todas las excursiones y todas las actividades educativas tendrán que desarrollarse en las escuelas.

La comunidad judía, a través de su centro de salud psicosocial, Esra, ha puesto a disposición de las personas que lo necesiten una línea telefónica para que puedan consultar aspectos relacionadas con la salud mental, en donde, por ejemplo, se aclararán dudas a propósito de cómo hablar con los niños acerca de esta terrible situación. No hay que olvidar que muchas personas judías residentes en Austria tienen parientes residentes en Israel.

El miércoles 11 de octubre está convocado una ceremonia de recuerdo en Viena por las personas asesinadas, heridas o desaparecidas. Será un acto público, que estará abierto a todos los que quieran participar en él. El Gran Rabino Engelmayer ha declarado que se están recibiendo abrumadoras muestras de solidaridad por parte de una gran mayoría de la población austriaca.

 

Esta semana, en La Tarde en Directo, también hemos repasado las actividades del Instituto Cervantes para la segunda semana de octubre.

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