El Gobierno austriaco se empieza a dar cuenta, lentamente, de que hay un elefante en la habitación.
30 de Octubre.- Muchas veces pienso que, cuando en veinte años miremos a esta época, nos parecerá tan lejana como, por ejemplo, el siglo XIX. Nos encontramos probablemente en el centro de una evolución, de un giro de la Historia, solo comparable a la imprenta o el advenimiento de la electricidad.
Cada dos o tres meses, nos encontramos con alguna aplicación nueva de la Inteligencia Artificial y no tardando mucho quizá a alguna persona de las que lean este blog podrá dudar de si estos articulillos los ha escrito servidora o los ha escrito una máquina entrenada para copiar mi estilo y hacer los chistes malos que yo hago (chistes que, por cierto, un lector me recomendó que no hiciera porque decía que “me restaban valor”).
La inteligencia artificial nos plantea una serie de desafíos. El mayor sin duda es que, dado el nivel actual de la tecnología, solo pueden investigar en IA entidades muy grandes. En estos momentos no hay ninguna empresa en el suelo de la Unión y, por lo tanto, sujeta a su legislación, que sea comparable a Google o a Meta. Sin duda, eso es un problema que, dado el estado actual de la geopolítica, los Estados de la Unión tendrán que afrontar más pronto que tarde si no queremos que Europa quede reducida a la irrelevancia.
¿Y en Austria? Pues en Austria la cosa va un poco como cuando la municipalidad de Viena quiso emprender la gesta gigantesca de peatonalizar escasos cuatrocientos metros de Mariahilferstrasse. O sea, mucho darle vueltas a la cosa, mucho marear la perdiz, muy poco presupuesto para digitalización y, en general, uno tiene la sensación de que va a llegar el diluvio y va a pillar a los austriacos sin un plan demasiado claro a propósito de lo que quieren hacer con su vida.
La Digitalización es una secretaría de Estado (un secretario de Estado es el que está por debajo del Ministro). El actual secretario de Digitalización se llama Florian Tursky y tiene pintilla de ser el único del ÖVP que tenía conocimientos del tema “a nivel de usuario”.
No debe de ver el tema de la Digitalización muy seguro, porque se ha presentado también a alcalde de Innsbruck. Se conoce de por no poner todos los huevos (con perdón) en el mismo cesto.
Hoy, nuestro amigo Tursky ha declarado que la implantación de la inteligencia artificial en Austria podría conllevar una creación de valor de 7 millardos de Euros. Junto con la golosina de esta jugosa cantidad, Tursky también se ha mostrado preocupado por los retos que plantea la inteligencia artificial (ver Terminator 1, Terminator 2 y Terminator 3) y ha dicho que, para que los austriacos y las austriacas sepan a qué atenerse el Gobierno tiene preparado introducir la obligatoriedad de marcar aquellos contenidos que estén hechos sin concurso de neuronas humanas.
Lo mismo, ha dicho Tursky, que es habitual poner en los alimentos la lista de ingredientes, también debe serlo que cada austriaco y cada austriaca sepan cuándo están interactuando con una inteligencia artificial.
“Nuestro propósito, ha declarado, es que las soluciones con inteligencia artificial se implanten en el marco de una sociedad de la responsabilidad (Verantwortungsgesellschaft) y de los valores europeos”. También ha dejado escrito en su comunicado que las capacidades de la inteligencia artificial se doblan cada tres meses y medio aproximadamente.
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