Las mujeres ganan menos que los hombres con la misma cualificación. Y esta diferencia ya se nota en el primer año de vida laboral, como ha demostrado la Universidad de Linz.
5 de Diciembre.- En Austria las mujeres ganan menos dinero que los hombres. Según las estadísticas casi un veinte por ciento de diferencia. Con la misma cualificación. Este dato debería avergonzar a quienes tienen el poder para mejorarlo, porque esta diferencia de sueldos entre hombres y mujeres solo es mayor en Estonia.
Se suele poner como desencadenante de este estado de cosas la maternidad. O sea, que las mujeres y los hombres ganan más o menos lo mismo (siempre menos ellas) hasta que llega el momento en el que las mujeres se emparejan y son madres. A partir de ese momento, las retribuciones de las mujeres no levantan cabeza.
Sociológicamente, en Austria la primera maternidad suele marcar el momento en el que las mujeres pasan a trabajar a tiempo parcial. Una carga enorme, pesadísima, de prejuicios y mandangas machistas llevan a que, a pesar de existir la posibilidad legal de hacerlo, haya pocos hombres que se acojan a las excedencias por paternidad.
Las mujeres siguen siendo empleadas de segunda, a no ser que se las apañen para convencer a sus empleadores de que van a renunciar a la maternidad.
Este es el relato que se acepta por lo común.
“Sin encambio” según un estudio de la Universidad Johannes Kepler de Linz, el llamado “gender gap” empieza mucho antes y son plenamente perceptibles ya en el primer año después de terminar los estudios universitarios.
Para llegar a esta conclusión se han examinado los datos sobre retribuciones de 27.000 personas entre 1997 y 2013 (no había datos más actuales) pero no de Austria, sino de un país que, por estructuras, cultura y mentalidad, es prácticamente idéntico: Alemania.
Las personas que han hecho la investigación han partido de la suposición de que lo que pasa en Alemania debe de ser muy parecido a lo que pasa en Austria.
Se han clasificado los oficios también por “dominados por mujeres” (cuando el porcentaje de las trabajadoras es igual o mayor del 70%) y “dominados por hombres” (con el mismo criterio).
En estas primeras etapas de la vida profesional de una persona pueden descartarse otros factores que contribuyen a la remuneración, como por ejemplo la experiencia acumulada.
El hecho es que las profesiones en las que son mayoría las trabajadoras están peor pagadas que aquellas en las que predominan los trabajadores.
Las personas que han hecho el estudio han demostrado que cuando los hombres se decantan por profesiones dominadas por mujeres (por ejemplo, trabajos en guarderías o en el cuidado de personas) han tenido que sacrificar remuneración en relación con lo que ganan hombres que se dedican a otras profesiones. Pero, atención, solo por ser hombres su remuneración era superior a la de sus compañeras en un cinco o un seis por ciento (se asume por prejuicio, desde el lado de los empleadores, que los hombres son “los que mantienen su casa” y que, con ellos, hay que “estirarse” un poquito más).
Hay sectores en los que el estudio revela que la diferencia es especialmente sangrante.
En la ingeniería, en el derecho y en la ciencia las mujeres, con la misma cualificación ganan mucho menos que sus compañeros varones.
Es más: cuanto más altos son los sueldos en un sector, más es la diferencia de la retribución entre hombres y mujeres en el primer año de vida laboral.
Otro efecto curioso es que, al aumentar el porcentaje de mujeres en un determinado sector, automáticamente los sueldos promedio bajan.
Las personas que han hecho el estudio calculan que las mujeres ganan alrededor de cuatro euros menos por hora que sus compañeros varones (con el mismo sueldo y la misma cualificación).
En Austria, los datos demuestran que la diferencia se ha reducido un poco pero, como recalcan las personas autoras del estudio en Esta Pequeña República estamos aún a años luz de alcanzar una igualdad efectiva entre hombres y mujeres.
La diferencia entre los sueldos de hombres y mujeres se debe, frecuentemente, a los estereotipos asociados a unas y a otros. Las mujeres suelen ser orientadas hacia oficios menos valorados y peor pagados relacionados con la educación y el cuidado de personas, en tanto que se consideran apropiados para hombres oficios con alto valor añadido.
También la poca transparencia que existe con relación a los sueldos. Muchas mujeres viven convencidas de que ganan lo mismo que sus compañeros varones, cuando los datos demuestran que esta apreciación no es verdad. Esto contribuye a fomentar el negacionismo. Por parte de muchos hombres los cuales, lógicamente, no quieren soltar el mango de la sartén. Pero también por parte de muchas mujeres, a las que les duele reconocer la triste realidad.
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