Carta a los Reyes desde Viena

 

En diciembre se me pasó entregarle la carta a los reyes cuando pasaron por Viena (qué cabeza). A ver si llega si la echo hoy.

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5 de Enero.- Queridos Reyes Magos: en primer lugar, me gustaría disculparme porque, con las prisas, me olvidé la carta cuando pasaron ustedes por Viena en diciembre. De cualquier manera, como las majestades de Oriente son mágicas (a diferencia de los reyes occidentales, estén trasplantados a Abu Dabi o no) estoy seguro de que esta, mi carta, que es feliz pues va a buscarles, será tenida en consideración.

Antes de entrar en la parte mollar del asunto, me gustaría referir que, durante este año último, me las he arreglado bastante bien para ser bastante bueno. O poco malo. Los adultos lo tenemos un pelín más complicado que los miembros más jóvenes de la Humanidad, ya que nuestra vida es más compleja, pero si se le pone un poco de ganas al asunto, ser más o menos bueno es un objetivo que está al alcance de casi cualquiera. Otra cosa es estar (estar bueno, me refiero). En eso, majestades, ya conocerán mi torpe aliño indumentario.

No me enrollo más. Paso a hacer mi lista de peticiones.

Material, no quiero mucho, la verdad. De eso no me puedo quejar. Me gustaría, eso sí, pedir más paz. No solo en los sitios en donde, obviamente hace falta (rollo Ucrania y Palestina) sino también en otros en donde no lo parece, como por ejemplo en casa de esas personas que, en pleno supermercado, gritan a voz en cuello “Zweite Kassaaaaa!!!!” a nada que la pobre cajera o el pobre cajero tarda un poquito más en encontrar el código de barras que marca el precio de las cervezas Ottakringer.

También me gustaría, si puede ser que, mediante conjuros, o con mirra (¿Para qué diantres sirve si no la mirra?) mejoren la vida sexual de personas muy necesitadas. Por ejemplo, la vida sexual de Herbert Kickl, el que, si la magia no lo remedia, será el próximo canciller de EPR.

Desarrollo: una persona con una vida sexual satisfactoria se relaja mucho y advierte que determinadas cosas, como por ejemplo el tono de marrón que tenga la piel de la gente, no tiene la más mínima influencia en otras áreas de su vida. Un poner, en su propensión al crimen. Esta petición, soy consciente, está motivada por la fe inquebrantable que uno, desde chico, tiene en sus majestades. Y es que , aunque siempre haya un roto para un descosido, es difícil imaginarse que exista una persona que pueda encontrar mínimamente atractivo a Herbert Kickl al objeto de hacernos a todos el favor de hacerle a él un favor.

Puestos a pedir, y por si esto de Herbert Kickl no fuera bastante milagro (o magia) me gustaría también que aquellos conciudadanos que no lo sientan desarrollen un gusto por la lectura. No solo por la parte que me toca (oye, que le lean a uno siempre gusta) sino también porque creo que la lectura tiene muchas ventajas. Desarrolla la capacidad de darse cuenta de que la mayoría de los problemas son más complicados que un twit y motiva a buscar respuestas profundas. La lectura también estimula la bondad. Cuando uno está enfrascado en un libro no está ocupado en fastid…Digoo en joder al prójimo. Todo lo más, si uno se enfada y le lanza a un congénere un volumen, es poco probable que le cause lesiones de consideración (bueno, a no ser que le tire uno de lo tomazos del Diccionario de la Real Academia, que esos te hacen una brecha gorda).

Para continuar, me gustaría hacer una petición que no habla mucho en favor de mi bondad, la verdad, pero estoy dispuesto a sacrificarme. Todo sea por mejorar el planeta. Si eso, el año que viene, carbón y ya está.

Majestades: uno tiene la sensación de que siempre se mueren las buenas personas en número mayor que los malos. Por favor, que este 2024 se mueran unos cuantos malos para equilibrar. No digo nombres, todos sabemos a quiénes me refiero. Pero los dictadores, los criminales, los bocachanclas de peinado imposible, los que le compran misiles y drones a Pepe para tirárselos al pobre de Juan que no tiene culpa ninguna, los que mienten sabiendo que están mintiendo…En fin, por ahí todo seguido. De esos, que no quede ninguno. Pero ninguno. No tiene por qué ser una muerte cruel (porque, total, el daño ya está hecho) sino un dejar de funcionar. Súbito.

En cambio, vida muy larga a personas que hacen el planeta mejor. Qué sé yo, a Joan Manuel Serrat, o a Buenafuente, a Ana Belén, a Armin Wolf, a Meryl Streep, a la doctora García de Vinuesa (esa heroína de la ciencia que sacó a una inocente de la cárcel), a Haruki Murakami, y a tantas personas que son amables, que sonríen, que se preocupan por los otros, que nos cuidan, etc.

Por último, por favor, que se arregle lo del cambio climático. Que no se derritan los glaciares de los Alpes austriacos, que dejen los imbéciles de volar en jets privados, que a todos estos tipos que la tienen pequeña y, para compensar, se compran un cochazo con tracción a las cuatro ruedas, que les pase algo que les haga cambiar de opinión. En fin, eso. Que nos jugamos mucho.

Bueno, ya me despido hasta el año que viene. Pido con mucha fe, así que espero que también se me recompense en la misma medida ¿Eh? Que si no voy a pensar que no existís ustedes vosotros.

Atentamente, Paco Bernal

 


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