chicos jovenes austriacos

Sirviendo c0ñ0

chicos jovenes austriacos

Las personas que ya tenemos una edad nos vemos a veces en la obligación de decidir sobre temas sobre los que no tenemos ni idea.

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6 de Enero.- Una de las consecuencias de ir cumpliendo años (como dicen los cursis “de dar vueltas al sol”) es que uno tiene que abandonar a la fuerza la creencia que tienen todos los jóvenes de que son ellos, con su mera presencia, los que inventan el mundo cada día.

Cada generación de jóvenes piensa (aunque sea inconscientemente) que será la última y definitiva, y por eso crea unos rituales, una música, un vocabulario nuevo…Que envejece automáticamente cuando aparece la siguiente generación de jóvenes.

De vez en cuando, alguien se da cuenta y, al objeto de que los mayores sintamos la misma fascinación que los exploradores sentían cuando entablaban contacto con una tribu exótica, nos explican las palabras que usan los jóvenes de ahora para que todos movamos la cabeza y pensemos que hay que ver, que a quíén se le habrá ocurrido que PEC (abreviatura de “Por el culo”) pueda significar que algo es en extremo placentero, o los nuevos usos del verbo servir, por ejemplo acompañado con “coño”, expresión que quiere decir que alguien está desempeñando su trabajo insuperablemente bien. Por ejemplo: “Rosalía en los Grammys latinos de Sevilla sirvió” (o “sirvió coño”).

Esta ignorancia de los nuevos usos y costumbres también tiene sus inconvenientes. Inconvenientes que pueden implicar costes asociados. Por ejemplo cuando mi generación, personas del siglo XX que bailamos al ritmo de las Banarama, tenemos que decidir sobre cosas del siglo XXI. Cosas del siglo XXI que, a veces, cuestan un dineral.

Son decisiones que se toman un poco a ciegas, con un conocimiento un poco nebuloso de la materia sobre la cual se está decidiendo. Y claro, cuando uno echa una firma en un papel sin saber bien lo que está firmando, pasa lo que pasa. O sea, que tiene muchas posibilidades de que le timen.

Un ejemplito: seguramente una persona que debe de tener mi edad o más (yo haré este año los cuarenta y nueve) ha firmado la autorización para que el servicio público de colocación austriaco, AMS, se gaste más de un cuarto de millón de euros en lo que viene siendo un chatbot. Esto es, un modelo conversacional equipado con una inteligencia artificial que responde a las preguntas de un ser humano como si fuera una conversación. La mayoría de mis lectores seguramente ya habrán utilizado a estas alturas ChatGPT o Bard (y, si están un poco “aliquindoi”, se les estará haciendo la boca agua con Gemini). También habrán podido comprobar que la inteligencia artificial a veces es todo menos inteligente y que sufre lo que, en el argot, se llaman “alucinaciones”. El del AMS se trata de un chatbot cuya misión es orientar a las personas -especialmente jóvenes- sobre aquellas alternativas laborales mas de acuerdo con sus gustos y su formación.

Un poner: uno pregunta, “soy chico, me gusta jugar con los ordenadores y trabajar de cara al público me da cringe -otra palabra de la jerga- ¿Qué puedo hacer?”. La máquina busca en sus bases de datos y hale, te dice “pues yo opino de que lo mejor que puedes hacer es ser informático”.

Si le hubieran preguntado a esta joven…(ilustración AI/ Dream Studio AI)

El señor (o señora) que echó la firma en el AMS autorizando el gasto debió de pensar que los jóvenes, tras recibir esta respuesta pensarían “!Cómo adelantan las ciencias! Vivo en un país “moelno”, gracias AMS”. Sin embargo, no ha sido así. Desgraciadamente.

A los pocos días de que, con gran bombo y platillo, se presentase el chatbot, unos jóvenes (!Jóvenes tenían que ser!) presentaron una versión mucho mejor de lo mismo, hecha utilizando la tecnología de ChatGPT (la versión de pago permite educar a tu propio Chatbot hablanchín) y que mejoraba con mucho la versión del AMS.

Y, lo que es más importante, había costado solo unos pocos jEur (lo que vale hacerse la versión de pago, que me parece que son veinte jEur al mes o cosa así, escribo de memoria).

El programa que ha comprado el AMS renuncia voluntariamente a la tecnología de ChatGPT y es una aplicación estándar que, por ejemplo, ya utiliza la web de la ciudad suiza de Basel, para guiar a los turistas por las maravillas imperdibles de esa bonita villa (marco-incomparable-de-belleza-sin-igual).

Tiene también unas opiniones un tanto conservadoras. Si una persona le dice al robot que es hembra, el chatbot le orientará hacia profesiones relacionadas con cuidar niños, enfermos o viejos, en tanto que si le dice que es varón, hará lo mismo pero con profesiones relacionadas con los martillos, las llaves inglesas y demás cosas de meter.

Moraleja: de haber hecho caso a las personas adecuadas (o de no haberse dejado nublar el juicio por los prejuicios que muchos boomers tienen contra la juventud) Esta Pequeña República se hubiera ahorrado 299.980 jEur y, lo que es más importante, hubiera conseguido un software mucho más eficaz.

En otras palabras: el responsable de la toma de decisiones, hubiera servido coño y ahora tendría un software PEC, que no daría cringe.

 

https://www.youtube.com/watch?v=ZJGQdlxr7w8

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