Secuelas de los vuelos a la estratosfera: un caso práctico

Estos días atrás, mientras hacía de vientre, Felix Baumgartner, esforzado deportista, decidió comentar un tweet.

29 de Enero.- El ser humano ha evolucionado a lo largo de millones de años para adaptarse a las condiciones de la vida en el planeta Tierra. Por ejemplo, nuestro sistema digestivo aprovecha las ventajas de la ley de la gravedad para llevar el bolo alimenticio a través de la planta química en donde se procesa para convertirlo en lo que expulsamos. De todas formas, como el ser humano es un bicho más bien inquieto, también explora medios para los cuales su cuerpo no está adaptado. Por ejemplo, las profundidades del océano. O las alturas de la estratosfera.

Los intrépidos que estas cosas hacen pagan a veces con su salud su valentía.

Deteniéndonos en los exploradores de la estratosfera y el espacio.

Algunos síntomas menores de los vuelos a baja gravedad son la redistribución de fluidos (a muchos astronautas se les pone cara de pan mientras andan en órbita), la pérdida de masa corporal (claro, no se usan los músculos y pasa lo que pasa), la congestión nasal, algunos transtornos del sueño y un exceso de flatulencias. La radiación de las capas altas de la atmósfera también puede afectar a su piel y a sus relaciones sexuales.

El aire enrarecido también daña, por lo visto, al cerebro.

Por eso, queridos lectores, cuando terminen de leer este artículo, no me gustaría que pensaran que, tal como indican las apariencias, Felix Baumgarter es un troglodita o un tonto del culo, sino que lo que le sucede son las secuelas, pura y simplemente, del sacrificio que hizo por nosotros, al exponerse a condiciones para las cuales ni su cuerpo, ni el de ningún ser humano, están preparados.

Di que estos días atrás Felix Baumgartner descubrió una nota que el redactor jefe de Falter, Klenk, había dejado en Twitter (ahora X) hacía dos meses (Baumgartner es un hombre de digestiones lentas). En ella, el hombre explicaba que, a pesar de estar vacunado cinco veces (o sea, una al año y los refuerzos, como este servidor) había cogido la CoVid y que era un tostón.

Felix no es muy rápido (nunca lo ha sido) y debió de descubrir el post mientras estaba cagando, hace un par de días.

Sacando la lengua por el esfuerzo, decidió comentarlo. Sus reflexiones están muy a la altura de la actividad que, en esos momentos, estaba realizando.

Traducido, escribió: “Debes de ser un tonto del culo (por Klenk) para estar vacunado cinco veces (!) haber cogido la CoVid y seguir defendiendo la vacuna” (y luego, una serie de emoticonos en los que se reía de Klenk y algunos insultos en forma de hashtag)

Luego, satisfecho de su acción, Felix Baumgartner debió de limpiarse el traste (si es que, después de exponerse a las radiaciones del espacio, le quedan neuronas para enfrentar esta actividad que los demás efectuamos sin mayor problema) y se fue a seguir haciendo las cosas inútiles que constituyen su rutina diaria.

No contaba con que Klenk estaría leyendo. Y que también iba a comentar.

En su comentario, el redactor jefe de Falter se dirigió no solo al propio Felix Baumgartner sino también a los descerebrados que le siguen en redes (estos, por desgracia, no tienen ningún tipo de excusa, ya que no han subido a la estratosfera, de lo cual cabe deducir que su idiotez viene de fábrica) descerebrados que compartieron el post.

Klenk les pidió una donación al hospital para niños con cáncer Momo, de 500 euros, por haberle insultado en las redes. De no producirse esta donación, amenazó con una demanda por difamación, al sugerir que él, de alguna manera, estaba comprado por la industria farmacéutica.

Felix Baumgartner, como es un patriota, a pesar de ser austriaco hace mucho tiempo que vive entre Liechtenstein y Suiza, países centroeuropeos ambos que se caracterizan por su transparencia fiscal. Ha contestado al comentario de Klenk en los tonos y las maneras que caben suponer de una persona cuya actividad cerebral ha sido afectada por la radiación de la estratosfera como lo ha sido la suya.

En cualquier caso, Klenk ha dicho que su demanda -que la habrá- será para intentar demostrar que el odio en internet no es una cosa inofensiva, que es un delito. De paso, el dinero recaudado servirá para algo bueno.

No es la primera (ni será la última vez) que Felix Baumgartner, incapaz de controlar sus accesos de diarrea mental, la lía poniéndose faltón en redes con la gente. Ardiente partidario de la extrema derecha, ya se declaró en 2012 partidario de una dictadura antes que de una democracia (la radiación de la ionosfera, qué mala es), también ha insultado en repetidas ocasiones a políticas (políticAs) progresistas del Gobierno, como a la Ministra de Justicia, Alma Zadic o a la de Medio Ambiente, Leonore Gewessler. También ha proferido exabruptos racistas contra los refugiados y demás.

El catastrófico estado de su encéfalo debería ser suficiente para prohibir los vuelos a la estratosfera o, si esta medida es demasiado expeditiva, quizá quitarle el móvil. A lo mejor, mientras obra, le daba por leer revistas (aunque sea esas porquerías que edita Red Bull) y lo mismo ganaba la Humanidad algo.

 

🚨🚨🚨LTeD 28.01.2024: La cuesta no cuesta🚨🚨🚨

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