Si uno es una persona curiosa y culta, el lugar en donde hay que estar es el Instituto Cervantes. Hoy se ha publicado su nuevo programa. Alucinante.
21 de Febrero.- Yo soy un infatigable y ávido lector de memorias y, como tal, me resulta un poco desalentador que pocas veces las personas españolas que de verdad son interesantes hayan tenido la paciencia o las ganas de sentarse y dejar por escrito sus recuerdos, como sí sucede en el mundo anglosajón, en donde cualquier chiquilicuatre que haya hecho una teletienda escribe los incidentes de su vida y oculta la banalidad bajo un título rimbombante.
Sin embargo, hay dos libros de memorias sin los cuales no se puede entender la historia de España en el siglo XX. Y los dos están escritos por dos grandes agitadores culturales. Se trata de “El tiempo amarillo”, de Fernando Fernán Gómez (un libro en el que uno llora de risa en una página y llora conmovido a la siguiente) y “Tan lejos, tan cerca”, de Adolfo Marsillach (Marsillach era rarito como persona, pero es un escritor preciso y regocijante, y con el impagable don de reirse de sí mismo).
Los dos hablan de una isla cultural en el Madrid del franquismo, una ventana diminuta que permitía burlar la censura y asomarse a lo que se hacía en Europa. En el Instituto de Cultura Italiana se permitía representar obras que estaban prohibidas en el resto de los teatros españoles, siempre que se hiciera una única representación de cada pieza. Y algunos de los grandes actores de aquella época se pegaban el trabajazo de compatibilizar sus empleos muy exigentes (en aquella época se hacían dos funciones diarias) con el laborioso proceso de aprenderse un texto y montarlo (sin cobrar por ello), solo para que algunos pocos afortunados tuvieran el gozo de disfrutar sobre las tablas de las obras de Pirandello o de Arthur Miller y sentir ellos que mantenían encendida la llama de la civilización de la que el franquismo renegaba con contumacia.
Quien quisiera estar informado de lo que pasaba en el mundo sabía que tenía que ir a aquellas representaciones que educaron el gusto de una generación y fueron una semilla de libertad hasta que, ya muy entrados los sesenta, el franquismo gotoso, sangriento y terrible empezó a dejar de ser una isla y, por los agujeros, le entró un poco de aire por los Pirineos.
Salvando todas las distancias posibles, pero sin querer que las personas que me leen puedan obviar los paralelismos, quisiera decir que, desde 2020, el Instituto Cervantes de Viena ha sido ese sitio que, como el Instituto de Cultura Italiana, ha sido una ventana abierta a lo que pasaba por el mundo.
Su programación, siempre de un nivel brillante, ha traido a Viena no solo a lo mejor de las letras españolas e iberoamericanas, sino también (y esto quizá, por imprevisto, es mucho más de agradecer) a grandes científicos y a grandes artistas de diversas especialidades.
TENGO UN GOZO EN EL ALMA
Hoy he recibido el programa de la temporada que va de marzo a junio (del que solo conocía la parte que a mí me toca) y tengo, de verdad, como cantábamos en misa cuando éramos pequeños, un gozo en el alma.
Quien se considere una persona culta (y lo son todas las que tienen curiosidades variadas) se derretirá de placer al saber, como anunciaba yo el otro día, que nos va a visitar Alberto García-Álix, para inaugurar una exposición con sus fotografías, que se llama “Irreductibles”.
Del mundo de las letras, qué decir. Tendremos el placer de escuchar a Sara Mesa (su novela “Un amor” ha sido adaptada al cine por otra grande, Isabel Coixet). Nos visitará también Juan Mayorga (!Juan Mayorga!) premio Princesa de Asturias de las letras en 2022, Elvira Lindo, la “madre” de Manolito Gafotas, pero también la autora de hondísimas y vibrantes novelas como “A corazón abierto” o “Una palabra tuya”. Rosa Montero (!Rosa Montero!) y los titanes de las letras iberoamericanas modernas, Jorge Volpi y Juan Gabriel Vázquez, mexicano y colombiano respectivamente.
Por si tanta felicidad fuera poca, en esta temporada los que se acerquen por el Palais Wiener von Welten tendrán la oportunidad impagable de escuchar a científicos de talla mundial en tres áreas que van a cambiar el mundo tal y como lo conocemos: la física cuántica (estarán entre otros el Profesor Miguel Navascués, viejo conocido de los lectores de Viena Directo), la inteligencia artificial (todavía no me puedo creer que voy a estar en la misma habitación que la profesora Elena González Blanco, que acaba de ser nombrada Jefa de AI de Microsoft) y la fusión nuclear (nos visitará la profesora Elena Viezzer, premio Princesa de Girona).
En este artículo lleno de negritas, no podía faltar: la Historia va a tener también su sitio y el arte también, entre otras, conversarán las directoras del Museo de las Colecciones Reales (Doctora Leticia Ruiz Gomez) y del Kunsthistorisches Museum (la doctora Sabine Haag). La primera, una institución nueva (o casi nueva) la segunda, una institución centenaria y una de las pinacotecas más importantes del mundo.
Por supuesto, también habrá microteatro (Los Soles del Sur se encargarán de este apartado) y degustaciones gastronómicas.
Todo lo anterior solo es una muestra de las muchas cosas que van a pasar en el Cervantes en los próximos meses.
Y yo me siento AFORTUNADÍSIMO de ser parte de ellas.
El programa se puede descargar aquí
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