6 de Marzo.- Aunque el clásico dijo aquello de que “nada de lo humano le era ajeno”, creo que voy a morirme sin tener determinadas experiencias muy comunes para el resto de mis contemporáneos. Por ejemplo, no podré entender nunca el sentimiento de propiedad, casi físico, que muchos hombres sienten por sus coches. Para muchos hombres, y subrayo lo de hombres, tocarles algo de su coche viene a ser lo que era para los clásicos tocarles la barba, o sea, que perdían los papeles. Yo he intentado sentir lo mismo con algunos objetos que uso y que me resultan muy útiles, como mis cámaras de fotos pero no creo que sienta nunca ese vértigo que sienten algunos de mis compañeros de sexo cuando, yo qué sé, les rozan la pintura de la carrocería, aunque sea un poquito. Digo esto porque el primero de marzo entró en vigor en Austria una ley que, como se suele escribir, “no ha estado exenta de polémica”. A partir de ahora, la policía estará capacitada legalmente para confiscar los coches de aquellas personas que superen con mucho la velocidad reglamentaria en determinadas vías. Entre paréntesis, me gustaría señalar también que cuando se escuchan comentarios sobre esta noticia no se puede dejar de notar un machismo subliminal porque se da por supuesto que la mayoría de aquellos que perderán los coches serán criaturas con pito. En caso de que la persona sea reincidente, o sea, que haya sido sorprendida más veces cometiendo la misma infracción puede llegar incluso a perder la propiedad de su vehículo, aparte del carné de conducir, claro. El Estado podrá subastar el coche. Esto es lo que más ha indignado a la mayoría de los conductores con los que he hablado del asunto. En vano era intentarles hacer ver que no le van a quitar el coche a nadie arbitrariamente y que los reincidentes son un peligro público que merecería que les prohibiesen para siempre conducir (por cierto, una pesadilla horrible para la mayoría de los austriacos, y así nos va). De momento, ya hay un fulano de 28 años al que la policía le ha quitado el coche y el carné (no para siempre, aunque no hubiera estado mal). Se trata de un tipo que ayer noche, a eso de las diez y media, conducía por el Gürtel a 114 kilómetros hora (como diría el castizo “con tos´sus güevos morenos”). Iba al volante de un Volkswagen Scirocco, coche de gama media baja que se estuvo fabricando hasta 2017. Para colmo, el andoba, sin duda imaginándose que era Fernando Alonso, iba cambiando de carril como un loco y poniendo en peligro la seguridad de los otros conductores. La nueva norma castiga a los que sobrepasen en más de 60 km/h el límite de velocidad establecido en las poblaciones y en más de 70 fuera de ellas con la confiscación del vehículo y la retirada del carné. Si el pasote de velocidad es de más de 80 km/h en población y 90 Km/h fuera de ella, no hace falta ser reincidente para que el Estado subaste el coche. Nuestro amigo, el que ha estrenado la norma, probará lo bien que se va en las Wiener Linien durante los próximos 14 días. Lo mismo después se le quitan las ganas de conducir.

El coche de San Fernando

6 de Marzo.- Aunque el clásico dijo aquello de que “nada de lo humano le era ajeno”, creo que voy a morirme sin tener determinadas experiencias muy comunes para el resto de mis contemporáneos. Por ejemplo, no podré entender nunca el sentimiento de propiedad, casi físico, que muchos hombres sienten por sus coches. Para muchos hombres, y subrayo lo de hombres, tocarles algo de su coche viene a ser lo que era para los clásicos tocarles la barba, o sea, que perdían los papeles. Yo he intentado sentir lo mismo con algunos objetos que uso y que me resultan muy útiles, como mis cámaras de fotos pero no creo que sienta nunca ese vértigo que sienten algunos de mis compañeros de sexo cuando, yo qué sé, les rozan la pintura de la carrocería, aunque sea un poquito.
Digo esto porque el primero de marzo entró en vigor en Austria una ley que, como se suele escribir, “no ha estado exenta de polémica”.
A partir de ahora, la policía estará capacitada legalmente para confiscar los coches de aquellas personas que superen con mucho la velocidad reglamentaria en determinadas vías. Entre paréntesis, me gustaría señalar también que cuando se escuchan comentarios sobre esta noticia no se puede dejar de notar un machismo subliminal porque se da por supuesto que la mayoría de aquellos que perderán los coches serán criaturas con pito. 
En caso de que la persona sea reincidente, o sea, que haya sido sorprendida más veces cometiendo la misma infracción puede llegar incluso a perder la propiedad de su vehículo, aparte del carné de conducir, claro. El Estado podrá subastar el coche. 
Esto es lo que más ha indignado a la mayoría de los conductores con los que he hablado del asunto. En vano era intentarles hacer ver que no le van a quitar el coche a nadie arbitrariamente y que los reincidentes son un peligro público que merecería que les prohibiesen para siempre conducir (por cierto, una pesadilla horrible para la mayoría de los austriacos, y así nos va).
De momento, ya hay un fulano de 28 años al que la policía le ha quitado el coche y el carné (no para siempre, aunque no hubiera estado mal). Se trata de un tipo que ayer noche, a eso de las diez y media, conducía por el Gürtel a 114 kilómetros hora (como diría el castizo “con tos´sus güevos morenos”). Iba al volante de un Volkswagen Scirocco, coche de gama media baja que se estuvo fabricando hasta 2017.
Para colmo, el andoba, sin duda imaginándose que era Fernando Alonso, iba cambiando de carril como un loco y poniendo en peligro la seguridad de los otros conductores.
La nueva norma castiga a los que sobrepasen en más de 60 km/h el límite de velocidad establecido en las poblaciones y en más de 70 fuera de ellas con la confiscación del vehículo y la retirada del carné. Si el pasote de velocidad es de más de 80 km/h en población y 90 Km/h fuera de ella, no hace falta ser reincidente para que el Estado subaste el coche.
Nuestro amigo, el que ha estrenado la norma, probará lo bien que se va en las Wiener Linien durante los próximos 14 días. Lo mismo después se le quitan las ganas de conducir.
Imagen obtenida con IA (Dreamstudio)

A partir del 1 de Marzo la policía austriaca podrá confiscarle el coche a los que conduzcan demasiado deprisa. Incluso para siempre.

 

El camino hacia la igualdad: la aprobación del matrimonio igualitario en España (2)

6 de Marzo.- Aunque el clásico dijo aquello de que “nada de lo humano le era ajeno”, creo que voy a morirme sin tener determinadas experiencias muy comunes para el resto de mis contemporáneos. Por ejemplo, no podré entender nunca el sentimiento de propiedad, casi físico, que muchos hombres sienten por sus coches. Para muchos hombres, y subrayo lo de hombres, tocarles algo de su coche viene a ser lo que era para los clásicos tocarles la barba, o sea, que perdían los papeles. Yo he intentado sentir lo mismo con algunos objetos que uso y que me resultan muy útiles, como mis cámaras de fotos pero no creo que sienta nunca ese vértigo que sienten algunos de mis compañeros de sexo cuando, yo qué sé, les rozan la pintura de la carrocería, aunque sea un poquito.

Digo esto porque el primero de marzo entró en vigor en Austria una ley que, como se suele escribir, “no ha estado exenta de polémica”.

A partir de ahora, la policía estará capacitada legalmente para confiscar los coches de aquellas personas que superen con mucho la velocidad reglamentaria en determinadas vías. Entre paréntesis, me gustaría señalar también que cuando se escuchan comentarios sobre esta noticia no se puede dejar de notar un machismo subliminal porque se da por supuesto que la mayoría de aquellos que perderán los coches serán criaturas con pito.

En caso de que la persona sea reincidente, o sea, que haya sido sorprendida más veces cometiendo la misma infracción puede llegar incluso a perder la propiedad de su vehículo, aparte del carné de conducir, claro. El Estado podrá subastar el coche.

Esto es lo que más ha indignado a la mayoría de los conductores con los que he hablado del asunto. En vano era intentarles hacer ver que no le van a quitar el coche a nadie arbitrariamente y que los reincidentes son un peligro público que merecería que les prohibiesen para siempre conducir (por cierto, una pesadilla horrible para la mayoría de los austriacos, y así nos va).

De momento, ya hay un fulano de 28 años al que la policía le ha quitado el coche y el carné (no para siempre, aunque no hubiera estado mal). Se trata de un tipo que ayer noche, a eso de las diez y media, conducía por el Gürtel a 114 kilómetros hora (como diría el castizo “con tos´sus güevos morenos”). Iba al volante de un Volkswagen Scirocco, coche de gama media baja que se estuvo fabricando hasta 2017.

Para colmo, el andoba, sin duda imaginándose que era Fernando Alonso, iba cambiando de carril como un loco y poniendo en peligro la seguridad de los otros conductores.

La nueva norma castiga a los que sobrepasen en más de 60 km/h el límite de velocidad establecido en las poblaciones y en más de 70 fuera de ellas con la confiscación del vehículo y la retirada del carné. Si el pasote de velocidad es de más de 80 km/h en población y 90 Km/h fuera de ella, no hace falta ser reincidente para que el Estado subaste el coche.

Nuestro amigo, el que ha estrenado la norma, probará lo bien que se va en las Wiener Linien durante los próximos 14 días. Lo mismo después se le quitan las ganas de conducir.


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