El mundo se encuentra en un una encrucijada y Viena es una pieza imprescindible del ajedrez de las fuerzas en conflicto.

21 de Marzo.- Las noticias se entienden mejor si se ponen juntas. Hoy, en Bruselas, representantes de los Gobiernos de los veintisiete miembros de la Unión se han reunido al objeto de tratar su proceder futuro con respecto a Ucrania. Según informan los diarios europeos, por ejemplo El País, se está preparando un documento conjunto en el que se pide a la sociedad, o sea, a todos nosotros, que se prepare para „todo tipo de amenazas“. La principal, naturalmente, es un enfrentamiento directo con la Federación Rusa. O sea, una guerra. Según varios servicios de inteligencia europeos, Moscú estaría preparándose para atacar un país de la OTAN antes de 2026.

Ya sabemos que al Kremlin no le hacen falta excusas. En el caso de Ucrania se fabricaron ad hoc.

ESTADOS UNIDOS: CUANDO EL POLICÍA PIERDE LOS PAPELES

En Bruselas hay miedo de lo que pueda pasar en los Estados Unidos. 

El país que ha sido la policía del mundo desde 1945, se está adentrando en un terreno de una incertidumbre política inédita desde la guerra civil que enfrentó a los estados del norte contra la confederación secesionista. Uno de los dos candidatos a la presidencia, Trump, ya instigó un intento de golpe de Estado con la invasión del capitolio y hace unos días, vaticinó un „baño de sangre” en el caso de no ganar las próximas elecciones de noviembre. Los medios, especialmente los más cercanos a la extrema derecha, han intentado quitar hierro a las palabras del ex presidente y candidato, aduciendo que se trataba de una alusión a la situación económica, pero las palabras son las palabras (incluso para alguien en apariencia tan errático como Donald Trump). En la Unión Europea hay miedo de que Trump gane, porque podría significar un “default” en las obligaciones internacionales de los Estados Unidos, especialmente de cara a la OTAN. Pero también hay miedo a que pierda y los Estados Unidos se vean abocados a un periodo de inestabilidad interna de consecuencias imprevisibles.

En ambos casos, una Unión Europea con un déficit militar importante quedaría a merced del capricho de Moscú.

La defensa de la Unión Europea en su estado actual, es imposible de entender sin Estados Unidos y sin el respaldo de la OTAN.

RUSIA HACE ACOPIO DE CAPITAL HUMANO

Por otro lado, como sucedía con la Alemania de Hitler, después del baño de masas de Putin el otro día en la Plaza Roja, el Gobierno autoritario de la Federación Rusa ha iniciado una acción de reclutamiento de medio millón de hombres para formar dos ejércitos. Los medios de propaganda recalcan que, una vez se complete esta leva, el ejército ruso será mayor que todos los grandes ejércitos de la Unión Europea juntos. A pesar del humo que esparce la propaganda prorrusa, lo cierto es que el grueso de este medio millón de personas irá a cubrir las bajas de la guerra de Ucrania, que ya ha entrado en su tercer año y que no está siendo, de ninguna manera, el paseo triunfal que los rusos y sus voceros pensaron que sería.

A pesar de que no ha habido ganancias territoriales significativas por el lado ruso, lo cierto es que la resistencia ucraniana empieza a flaquear.

A pesar de que no hay un conflicto abierto, lo cierto es que Rusia lleva por lo menos quince años incrementando su presión sobre la Unión Europea y es probable que esa presión suba para intentar forzar un resultado de las elecciones europeas que sea favorable a sus intereses.

La propaganda y la desinformación ya han empezado. No solo en la Unión Europea, sino también en Latinoamérica y en África. Son incontables las cuentas falsas que esparcen bulos por la Unión Europea a través de las redes sociales.

VIENA, PIEZA CLAVE EN LA ESTRATEGIA RUSA

Austria también es una de las piezas de esta estrategia. Especialmente, Viena. La capital de Austria ha sido siempre una ciudad de espías (en activo y jubilados). Como recordarán los lectores de Viena Directo, hace unos días el Ministerio de Asuntos Exteriores austriaco expulsó a dos diplomáticos rusos acusados de “emprender acciones incompatibles con su estatus”. O sea, por espionaje. Hoy, la plataforma de periodismo de investigación Vsquare ha informado de que estos dos diplomáticos expulsados no solo espiaban en Austria, sino en los países de alrededor. El periodista Szabolcs Panyi cita a fuentes del servicio secreto húngaro que, a puerta cerrada, han admitido que 100 de los 252 diplomáticos rusos acreditados en Viena son espías activos. Y cuando hablamos de espionaje activo no solo hablamos de obtención de información, sino también y, de forma sumamente peligrosa, la guerra de propaganda y desinformación destinada a minar las instituciones y desgastar la democracia.

Según informaciones del Financial Times, los dos centros del espionaje ruso en Europa son Ginebra y Viena.

Varios países europeos han pedido que se limite la libertad de movimientos de los diplomáticos rusos en el espacio Schengen, al objeto de obstaculizar en lo posible su trabajo de espionaje.

Hasta el momento, el Gobierno austriaco se ha negado a esto, argumentando que sería muy difícil de administrar burocráticamente. No hay que perder de vista que Viena es una ciudad en donde muchos organismos internacionales tienen su sede.