Lo que podemos aprender de la historia de Alexandra

Hace dos meses, la historia de Alexandra Föderl-Schmid estuvo a punto de acabar mal. Sin embargo, ha tenido hoy un final feliz.

 

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4 de Abril.- La página de internet “Nius” es uno de esos medios de calidad ínfima que sobreviven a base de publicar titulares en letras muy gordas en los que pocas veces la verdad tiene algo que ver.

Es un nodo de esa red de páginas que nacieron al calor de la oposición de la extrema derecha a las medidas contra la pandemia del coronavirus. Hoy, pasada la amenaza de la CoVid, lleva en el “product mix” un cóctel que se sustancia en su poquito de xenofobia, su pegote de homofobia, bien de salsa marrón neonazi (apoyo incondicional a AfD), su orientación prorrusa más o menos encubierta y un desprecio por la verdad objetiva, por la ética o por la ciencia que resulta en muchos momentos abracadabrante. En general, “Nius”, alemana, lo mismo que sus hermanas austriacas “report24” o “Auf1” son meros sitios de agitprop, dirigidos a aquellos de nuestros conciudadanos con menos potencia neuronal contratada.

Más o menos una cosa como el público de Forocoches.

Hace unos meses, los alegres muchachos de “Nius” decidieron cobrarse la deuda que la extrema derecha austriaca tenía con Alexandra Föderl-Schmid. Durante el escándalo de Ibiza, la Sra. Föderl-Schmid era redactora jefa del periódico austriaco Der Standard; por lo demás, entre sus méritos estaba el ser notoriamente progresista y, además, mujer.

Al objeto de aumentar el tráfico y de engordar la cuestión, “Nius” fabricó una historia contra Alejandra Föderl-Schmid. Le pagó unos cuantos cientos de euros a un autoproclamado “cazador de plagios”, un individuo tóxico llamado Stefan Weber, el cual aseguró que la tesis de la periodista, que es doctora por la Universidad de Salzburgo, estaba llena de citas plagiadas de otros autores. “Nius” engordó la historia y azuzó a la jauría de indeseables (trolls reales y cuentas zombis) que se dedican a replicar estas mierdas siempre que se lanza un ataque coordinado.

Durante unos días, la presión sobre Alexandra Föderl-Schmid fue brutal y no cedió incluso cuando, como medida cautelar, decidió poner en pausa su trabajo en el Süddeutsche Zeitung, en donde trabaja ahora como vicerredactora jefe, hasta que se aclarasen las acusaciones en su contra. Tan criminal fue el linchamiento que estuvo a punto de acabar de la peor manera posible.

En febrero pasado, el coche de Alexandra Föderl-Schmid fue encontrado en un aparcamiento no lejos de un rio, en Braunau, lo cual hizo temer por su vida. Por suerte, a la mañana siguiente fue encontrada debajo de un puente, con síntomas de hipotermia. Desde entonces se recupera alejada del foco público.

Hoy,la Universidad de Salzburgo ha hecho público que, al contrario de lo que afirmaba el individuo contratado por “Nius” la tesis doctoral de Alexandra Föderl-Schmid no contiene ningún caso apreciable de mala praxis académica. O sea, que no hubo ningún plagio y que Alexandra Föderl-Schmid puede conservar su título.

La moraleja de esta historia es que todos, en la medida en que operamos en esta plaza pública que es internet, podemos ser víctimas en algún momento de una historia parecida que destroce nuestra reputación sin ningún motivo. Lo único que podemos hacer es actuar en internet como actuaríamos en el mundo real. O sea, cuando llegan a nosotros estas calumnias, no compartirlas. El odio en internet, como demuestra el caso de Alexandra Föderl-Schmid, destroza vidas.


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