Mañana se cumplirán 79 años de la liberación de Mauthausen, el llamado „campo de los españoles“.
4 de Mayo.- Mañana se cumplirán 79 años de la liberación del campo de concentración de Mauthausen, „el campo de los españoles“ como ha sido llamado.
Porque españoles eran, a pesar de que la dictadura franquista los abandonó a su suerte. Y es importante que su memoria no se pierda, y los españoles de ahora estemos vigilantes ante quienes quieren borrar de la memoria colectiva aquella vergüenza.
Y es que, cuando los nazis tuvieron constancia de que había un gran número de españoles entre los prisioneros, le preguntó al Gobierno de Madrid lo que quería que se hiciese con aquella gente. La dictadura de Franco contestó que „no había españoles“ fuera de las fronteras de España, de manera que aquellos desgraciados pasaron a ser apátridas y así se les clasificó en el campo. Llevaban un triángulo azul con una S (de Spanier) en el centro.
Los primeros presos españoles llegaron al campo de concentración de Mauthausen en Agosto de 1940, transportados en vagones de carga. Procedían de la Francia ocupada por los nazis. Eran soldados republicanos que se habían reenganchado después de nuestra guerra civil para combatir al fascismo en las filas del ejército francés. A medias voluntariamente y a medias porque les pusieron un uniforme y los enviaron a pegar tiros en la legión extranjera.
Llevaban ya en el cuerpo varios campos de concentración en el sur de Francia, especialmente el de Argelés sur Mer, de cruel memoria, Le Vermet d´Ariége, Barcarés y Septfonds.
En la confusión de los primeros meses de la invasión de Francia por los nazis, la mayoría de los españoles fueron capturados y enviados a campos de internamiento (Stalags, abreviatura de Stammlager, que eran los campos para prisioneros de guerra).
Así pues, aquel primer convoy procedía del Stalag VII A (Moosburg) y llegó el 6 de Agosto. En aquella primera tanda ingresaron 392 prisioneros españoles. El 9 de Agosto, procedentes de Hohenstein, entraron por las puertas de aquel infierno 168 españoles y el 13 de Agosto, procedentes de Ziegenhein, 91 presos más. Un cuarto convoy llegó el 24 de agosto, y en él había 184 personas procedentes del campo de Les Alliers, en Angulema. El quinto y último convoy de Agosto de 1940 vino de Hammerstein, llegó el último, procedente de Hammerstein, con 22 prisioneros.
En una segunda fase, después de 1943, los republicanos españoles que terminaban en Mauthausen eran personas detenidas por su actividad en la resistencia francesa.
Mauthausen comenzó pronto a ser conocido como „el campo de los españoles“. Aunque el campo se empezó a construir en 1938, fueron albañiles españoles los que construyeron lo que hoy puede verse.
Mauthausen era un campo adosado a una cantera de granito, en la cual trabajaban los prisioneros hasta que morían por agotamiento e inanición.
Entre la cantera y los barracones había una escalera, tristemente famosa, de 186 peldaños. Todos los días, los presos tenían que subirla entre 10 y 12 veces diarias, cargados con grandes piedras. El 26 de agosto de 1940, cayó muerto el primer prisionero español de Mauthausen y sus compañeros, para sorpresa de los guardianes y los Kapos (presos, en general polacos, que controlaban a los otros presos y les propinaban castigos) los españoles guardaron un minuto de silencio, situación que, desgraciadamente, se repetiría demasiadas veces hasta la liberación, en 1945.
Posteriormente, algunos españoles empezaron a desempeñar trabajos especializados, como albañiles peluqueros, administrativos, sastres, intérpretes o fotógrafos (como el famoso Francisco Boix, el fotógrafo de Mauthausen).
A partir de 1941 empezó a funcionar una red de información clandestina que fue vital para la suprvivencia de los presos que empezaron a llegar a partir de 1942.
Han pasado a la historia innumerables actos de valentía y de solidaridad. Los que controlaban las duchas salvaron la vida de muchos compañeros, cuando los nazis planeaban ejecuciones masivas mediante inmersiones en agua helada. También la red de ayuda de los presos españoles robaba medicinas de la enfermería y redistribuía la comida para que recibieran más los enfermos y los necesitados.
Pero si por algo destacaron los españoles fue por su fe inquebrantable en la victoria de los aliados. Incluso en los peores momentos de la guerra. Esta fe fue crucial por ejemplo para que Francisco Boix reuniese pruebas gráficas que serían vitales más tarde para condenar a los nazis más crueles.Gracias al trabajo de Boix, que se jugó la vida copiando las fotos que pasaban por sus manos y escondiéndolas hasta después de la guerra, se pudo probar en los juicios de Nurenberg que altos jerarcas nazis como Albert Speer o Ernst Kaltenbrunner habían estado en Mauthausen y, por lo tanto, conocían la existencia de los campos de concentración.
Mauthausen fue liberado el 5 de mayo de 1045 por tropas norteamericanas. En las fotos históricas se puede ver una gran pancarta colgada de la puerta infame del campo, en la que decía orgullosamente „Los españoles antifascistas saludan a las fuerzas libertadoras“. Para la gran mayoría de ellos, no fue el final de la guerra que había empezado en 1936. La guerra fría perpetuó a Franco en el poder y, con él, a su dictadura abyecta e inmoral que condenó a España al aislamiento internacional y al atraso hasta 1975.
En 2010, en el 65 aniversario de la liberación del campo, la vicepresidenta del Gobierno, Maria Teresa Fernández de la Vega destacó que los presos de Mauthausen fueron los precursores de la Europa de los derechos en la que vivimos hoy.
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