¿Cómo iba a haber en Viena Directo un año sin Eurovisión? !Vamos! Aquí el balance de esta edición del ESC.
12 de Mayo.- Seguramente, a las personas que siguen este blog con asiduidad les habrá extrañado que este año no haya habido (todavía) artículo de Eurovisión.
Esto se ha debido, fundamentalmente, a la situación política mundial y, más concretamente, a la salvajada que el Estado de Israel está cometiendo en Gaza contra miles de niños (no lo digo yo, lo dice UNICEF) y personas inocentes, casi casi ha conseguido que ese placer anual que es el ver las semifinales y la final en familia, se haya estropeado un poco. Con lo cual a uno se le quitaban las ganas de escribir sobre frivolidades.
A pesar de todo, la tradición ha podido más y hemos visto este año el ESC y, a pesar de que España haya quedado como ha quedado y a pesar de que Austria haya mandado a Norma Duval (habrá lectores que, por edad, no hayan visto en activo a Norma Duval, de manera que les sugiero que busquen en YouTube algún vídeo y verán a lo que me refiero) la verdad es que hemos podido sacarle algún partido a la experiencia.
EL MAL NO TRIUNFA EN EUROVISIÓN, SE PONGAN COMO SE PONGAN
La primera es que en el planeta Eurovisión, a pesar de que caigan chuzos de punta, el mal no triunfa o lo tiene crudo para triunfar, incluso cuando hace trampas.
Y sí: como es evidente me estoy refiriendo a Israel.
Vaya por delante que no tengo nada en contra de la representante de Israel ni como persona ni como judía -faltaría más- (al fin y al cabo, cuando Franco estaba en el mundo haciendo el mal, nosotros también mandamos a Peret a luchar contra los elementos) pero no me parece decente que un país convierta el hecho de ganar Eurovisión en una especie de cuestión de Estado y que ponga todos los medios a su alcance para conseguirlo.
Y cuando hablo de medios hablo de pasta, de mucha pasta.
Ayer, mientras estaban los inacabables recordatorios de las canciones, cambié a YouTube para verme un par de vídeos y cuál fue mi sorpresa cuando me salió publicidad (pagada) de Israel, pidiéndome que les votase (por principio, no voto, pero no lo hubiera hecho tampoco en esta ocasión).
Quizá fue debido a esto, a que todo el mundo sospechaba de un dopaje, por lo que no hubo ovación más grande que cuando se supo que Israel, matemáticamente, no iba a poder ganar esta vez. Entre otras cosas porque la canción no lo hubiera merecido, como saltaba a la vista y ya se vio en el voto de los jurados.
En Austria hubiéramos dicho que era un tema 0815. O sea, que ni frío ni calor (la historia de este número es muy curiosa, la cuento ya si eso en otro momento, que nos alejaríamos del tema).
GRACIAS, NEMO
En vez de Israel ganó Nemo, la persona que representaba a Suiza, que tenía una de las canciones más chulas y que, además, lo hizo muy bien (qué caray). Yo, cada vez que veía a esa criatura subida a la peonza, y dando vueltas, pensaba que en cualquier momento se iba a escoñar. Pero no, no se escoñó.
Y la verdad es que fenomenal, que no se escoñara.
Abro paréntesis:
Personalmente, y aunque haya sido un español el que inventó la puesta en escena, como yo soy una persona humana que estoy ya deformada por la gemütlichkeit centroeuropea, lo de Irlanda, ahora que ha pasado todo se puede decir, me pareció un frikismo. Pero también sospecho que es porque soy un señor mayor (y oye, los viejos ya se sabe que nos ablandamos y no le vemos la gracia al satanismo).
Cierro paréntesis.
ZORRA Y LAS FAMILIAS FELICES
Zorra. Abramos el melón. Y hablando de personas mayores.
Hoy, en X (antes Twitter) una criaturica ha escrito algo así como “ya quisiera yo, con cincuenta y seis años, hacer lo que hizo esta señora ayer”. Y oye, que vale, que de buenri, pero que cincuenta y seis no son ciento cincuenta y seis. Que a una persona con cincuenta y seis años le quedan casi cuarenta de vida, como media. Que el edadismo a veces sale por ahí de la manera más inhóspita.
Por lo demás, como yo le decía esta mañana a mi amigo Manuel, que es fan de Eurovisión de toda la vida y que se compraba los VHS del festival por internet cuando la gente los grababa, el hecho de que España sea una de las sociedades más tolerantes y avanzadas de Europa yo creo que nos perjudica en ciertos aspectos.
Es un poco como las familias felices. A todos los que hemos crecido en una familia feliz nos parece que eso es lo normal y no nos llama la atención, pero lo que sucede es que las familias felices son las que menos abundan y, por lo mismo, no son normales.
Pues con esto es un poco igual. A nosotros nos parece supernormal que las personas sean feministas y que las personas sean gays nos da un poco igual, o que salgan dos señores con tanga y medias de rejilla (por cierto, impuestas por la organización) y que eso es lo fetén. Que lo es. First Dates, por cierto, ha hecho y hace una gran labor a este respecto. Y sin embargo, en todas las repúblicas ex soviéticas terminadas en -istán esas cosas no se estilan y les parecen una aberración que no tiene perdón del Dios de los ortodoxos.
Y de ahí, todo.
Y luego claro, que aquí también dijo Andy Knoll (Mr. Eurovisión) que “España demostraba que para ir a Eurovisión no hace falta cantar” (envidia cochina, porque la austriaca, anda que cantó mucho también) pero Eurovisión no es el festival de Bayeruth.
Las presentadoras. Las dos. Para llevárselas a casa. Qué sangre fría ambas a la hora de dar esos votos. Sin mover una ceja, siendo la boca muda que pronunciaba las palabras de la ley. Y esa Petra, hablando en español, tan graciosa. Un amor de señora.
Y en España, por cierto. Querida Televisión Española: con la cantidad de monumentos, de espacios chulísimos, de fantasías que tenemos en la piel de toro ¿Por qué Soraya Arnelas dio los “tuelf poins” de España desde un sitio ignoto iluminado con farolas?
Y para terminar, dos cosas: yo me enteré ayer que el de Hooked on a Feeling era sueco. Tenía que haberlo sospechado. Y otra: el año que viene, muchachada, el guateque es en Suiza. Yo empezaría ya a contactar con la internet oscura para ver de vender algún órgano vital, que en Suiza está la vida muy cara.
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