La ley comunitaria de Restauración de la Naturaleza, ha puesto a la coalición, en Viena, al borde de la ruptura.Nehammer habla a las 17:00.
17 de Junio.- En los pasillos del poder austriaco ha estallado esta mañana una bomba que amenaza con romper la coalición que nos gobierna. Como ya adelanté ayer en La Tarde en Directo, hoy se ha votado (y aprobado) la llamada ley de la Restauración de la Naturaleza. Uno de los pilares de la agenda verde de la comisión europea. Dado que la ley supone una intervención enorme en el territorio de la Unión Europea, su tramitación ha sido larga y tortuosa, incluyendo las protestas de uno de los sectores más principalmente afectados: los agricultores.
Finalmente hoy, tras muchos meses de votación, se ha podido votar esta ley que prevé devolverle a la naturaleza lo que era de la naturaleza, incluyendo grandes superficies de terreno que hoy están dedicadas a la agricultura y a la ganadería. Hasta el último momento ha sido una cuestión de emoción, intriga y dolor de barriga, porque la mayoria cualificada necesaria pendía de un voto. Exactamente: el voto de la Ministra de Medio Ambiente austriaca, Leonore Gewessler, la cual ha inclinado la balanza.
El sábado el canciller Nehammer ya había mandado una carta oficial a Bruselas indicando que Gewessler no estaba cualificada para emitir un voto de sentido diferente al oficial del Gobierno de Viena, el cual se inclinaba por la abstención. Sin embargo, los Verdes austriacos han hecho caso omiso. Aducen que la ley les respalda y, en general, los expertos están bastante de acuerdo en que así es, a pesar de que, se mire por donde se mire, la situación es, en estos momentos, territorio virgen, legalmente hablando.
Para salir adelante, la ley necesitaba ser aprobada por una mayoría cualificada de por lo menos 15 estados miembros que representasen al menos al 65% de los habitantes de la Unión. Por cierto, los Verdes jugaban sobre seguro por lo menos en el apoyo público. Un 82% de los austriacos están a favor de la ley, aunque las grandes organizaciones de agricultores (ganadería y agricultura industrial) no estuvieran de acuerdo.
En cuanto la ley ha salido adelante la cancillería de Viena ha enviado una carta firmada por el canciller Nehammer y por la Ministra de la Constitución y de la UE, Carolina Edstadler, desautorizando a Eleonore Gewessler. Después, ha puesto una demanda en el tribunal de la Unión Europea correspondiente pidiendo la anulación de la votación y, por consiguiente, la derogación de la ley.
La carta de Nehammer ha sido respondida por su vicecanciller Kogler (Verde) el cual ha afirmado que la postura del Gobierno austriaco en esta cuestión no había sido consensuada con Eleonore Gewessler y que el no de los Länder confederados, manifestado en la reunión de presidentes no es vinculante.
En realidad, lo que ha sucedido es una cosa muy simple: a nadie se le hubiera ocurrido nunca que una situación así, que un ministro o una ministra vote en contra de la posición del canciller, pudiera producirse, de manera que no hay legislación. Además, el artículo 16 de la Constitución Austriaca concede a los Ministros autonomía dentro de su área de responsabilidad.
Dado que Gewessler es Ministra de Medio Ambiente, una ley de Restauración de la Naturaleza no puede ser más responsabilidad suya.
¿Qué va a pasar ahora? Pues la ley se publicará de manera que entrará en vigor y se iniciará un plazo de dos meses y diez días de alegaciónes, tiempo durante el cual el Gobierno austriaco podrá interponer su recurso de nulidad para tratar de tumbar la ley (la extrema derecha ha anunciado su intención de hacer lo mismo una vez se constituya el Parlamento Europeo, aunque dadas las mayorías disponibles es poco probable que tengan éxito.
Aquí, en Viena, es probable que nos encontremos ante un divorcio de imprevisibles consecuencias. El Partido Popular quiere demandar a Gewessler por prevaricación y se reserva la medida de romper su relación con los Verdes y dar por terminada su colaboración en el Gobierno austriaco. A partir de ahí, solo cabría que el ÖVP encontrase otro socio de Gobierno con el que acabar la legislatura (situación harto improbable) o que se disolviera el Parlamento y siguera la convocatoria de elecciones).
En estos momentos, cualquier cosa puede pasar.
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