La empresa que escanea iris llega a Viena

imagen obtenida por IA

La empresa que escanea los iris por un puñado de criptomonedas ha llegado a Viena. Los riesgos no son nada despreciables.

31 de Julio.- A principios de este año, en los medios españoles apareció una noticia que parecía de ciencia ficción. Una empresa llamada World Coin había colocado sus aparatos en algunos centros comerciales y había empezado a ofrecer dinero -no dinero contante y sonante, sino criptomonedas- a cambio de que las personas se dejasen escanear el iris. Para hacer más atractiva y más misteriosa la cuestión, los paratos llevaban un nombre intrigante, los “orbes” y consistían en una esfera plateada, del tamaño aproximado de una pelota para jugar a los bolos, que los operarios de la empresa utilizaban para obtener los registros. Pronto, las colas de personas, atraídas por el cebo económico, empezaron a llamar la atención. La mayoría eran jóvenes (y jóvenas) con un bajo nivel de estudios los cuales, en ningún momento, se hacían cargo de la barbaridad que estaban haciendo al cederle prácticamente gratis datos biométricos a una empresa que ni siquiera tenía su sede en España (Tools for Humanity, que es la compañía que está detrás de todo este asunto, tiene sus sedes en Berlín (Alemania) y en San Francisco.

Preocupados por el peligro para la privacidad que constituía el procedimiento, los jueces tomaron cartas en el asunto y ordenaron la suspensión del escaneo de pupilas hasta que se aclarasen más las cosas.

Pues bien: las esferas de marras han llegado a Viena.

Worldcoin, que ese es el nombre comercial, ha abierto una tienda en el Graben, la calle que sale de la Staatsoper, y ofrece criptomonedas a los (incautos) que se dejen timar. El procedimiento es este: uno se descarga una aplicación en el móvil, le dan una cita y uno se tiene que acercar a la tienda en cuestión para que se dé el escaneo. Como “premio” o “recompensa”, le dan a uno una cierta cantidad de WLC (así se llama la criptomoneda) que se carga en la aplicación como una cartera digital. El valor de la criptomoneda, como pasa con todas esas mierd…Digooo, con todas estas operaciones especulativas, depende del mercado, no está sujeta a ninguna regulación, de manera que les incautes pueden terminar habiéndole dado las llaves de su privacidad a unos perfectos desconocidos a cambio de nada.

La empresa, Tools for Humanity explica la necesidad de entregar alegremente tus datos biométricos diciendo que, pronto, será imposible distinguir a una persona de carne y hueso de un “bot” o máquina, y que el poder demostrar que uno es un bípedo implume será imprescindible. Se da la circunstancia de que Tools for Humanity está participada por Sam Altman, el creador de ChatGPT. Muchos piensan que, a través de la inteligencia artificial generativa Altman creó el problema para poder darnos después la solución.

A preguntas del Standard, la portavoz de la empresa en Austria, y responsable del ámbito de habla alemana, una tal Friedericke Lumbroso-Baumgartner, trata de vender las indudables ventajas de contar con un iris escaneado.

Según ella, no hay un modelo comercial detrás y todo se hace en bien de la Humanidad. El objetivo de WLC es la “Expansión, expansión, expansión” o sea, que cada vez más gente se deje escanear los ojos. Que la seguridad es total -nunca es total- y que no hay ni la más mínima posibilidad de que nuestros datos caigan en manos de terceros.

El asunto huele mal a distancia, empezando por un hecho evidente: como todo el que ha visto Minority Report sabe, para poder cambiar nuestro iris nos tendrían que sacar los ojos y ponernos otros nuevos. Por supuesto, dada la tecnología actual esto es imposible. De manera que si hacemos de nuestros ojos las llaves de nuestra casa, las llaves de nuestro ordenador, etc, si se produce una filtración de esos datos biométricos, únicos, personales, intransferibles y, sobre todo, no modificables, estaríamos a merced de los ladrones.

Para entendernos: si mi contraseña es pepitoperez!W234 -es inventada, claro- en el caso de que alguien entre en el servidor en el que está alojada, siempre puedo cambiarla y restablecer el orden.

Con el iris, como es natural, el cambio es imposible.

Lombroso-Baumgartner, proselitista de la empresa que le da de comer, no termina de concretar por qué se escanean los ojos o por qué precisamente Austria es un país muy importante para Tools for Humanity. Jura y perjura que los datos personales de los usuarios nunca se van a vender (sin embargo ¿Qué pasaría si, de pronto, Meta decidiese implantar esta forma de verificación en sus redes sociales?) pero claro, con una empresa privada, lo que hoy es verdad mañana puede ser mentira si los accionistas así lo deciden. O ¿Qué pasa si, de pronto, un Gobierno decide utilizar toda esa información almacenada y obliga a la empresa? Por no hablar de que el iris ofrece toda una serie de informaciones a propósito de nuestro estado general de salud.

En fin: la respuesta de cualquier persona con dos dedos de frente debe ser esta: ni por un millón de euros dejarse escanear.


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