Max de Crinis se suicidó en los últimos días de abril de 1945. Con ello evitó ser juzgado por sus crímenes.
3 de Agosto.- En 1995, hace casi treinta años, los restos de un austriaco, el doctor Max de Crinis, fueron sacados de un cementerio evangélico de Berlín, en donde habían sido inhumados originalmente en los últimos días de la segunda guerra mundial, y enterrados, junto con los de un millar largo de personas, en una fosa para las víctimas de la guerra y de la violencia. El hecho provocó una enorme polémica en Berlín, hasta el punto de que la municipalidad tuvo que echarse atrás y revocar esta decisión.
Seguramente por error se había enterrado a De Crinis, uno de los nazis más fanáticos y despiadados, con las víctimas del terror que él había contribuido a crear.
Pocos años después del final de la guerra, el nuevo director de la clínica para enfermedades nerviosas del hospital de La Charité, en Berlín, encontró un fajo de expedientes en los quedaba retratado el comportamiento de De Crinis, que había sido director de la clínica durante el nazismo y que pasa por ser una de las eminencias grises del asesinato masivo de niños durante el siniestro reinado del Tercer Reich.
El director examinó los documentos superficialmente y luego los mandó quemar, con el argumento de que “la gente se está quejando demasiado sobre Alemania estos días”. Quizá él mismo aparecía en aquellos documentos y tenía miedo de que más verdades incómodas salieran a la luz.
Con ello, solo contribuyó a tender un manto de silencio sobre las fechorías de De Crinis (muerto ya por aquel entonces hacía mucho tiempo, se había suicidado junto con su mujer en los últimos días de la guerra) sino que eliminó de un plumazo (o de una llamarada) la única manera de saber algunos detalles de aquel periodo cruel.
Pero ¿Quién era De Crinis)?
MAX DE CRINIS, UN NAZI CONGÉNITO
Maximinus Friedrich Alexander de Crinis nació en Ehrenhausen, cerca de Graz, en 1889 (como curiosidad, decir que tenía la misma edad que Hitler, que era un poco más mayor; se llevaban menos de un mes). Su padre era médico, así que nuestro hombre se decidió a seguir sus pasos. Estudió medicina en Graz, en donde se graduó en 1912. Ya durante su etapa de estudiante De Crinis era un furioso antisemita. Se hizo pronto miembro de una organización llamada Corps Joannea, una organización perteneciente al grupo de las de los Burschechaften. Desde 1908, Corps Joannea solo aceptaba a miembros de “ascendencia ária”.
Durante la primera guerra mundial, de Crinis trabajó como psiquiatra del ejército. Sus investigaciones estaban centradas en las neurosis de guerra.
Después de la guerra mundial su carrera se hizo meteórica, alcanzando la élite de la medicina de la República de Weimar en 1927. Paralelamente, se implicó en la política, primero con los Deutschnationalen y posteriormente en el partido nazi, del que fue miembro desde 1931. Debido a la virulencia de su militancia, fue encarcelado brevemente.
Cuando los nazis tomaron el poder en Alemania en 1934, el meteórico ascenso de De Crinis, ayudado por las agarraderas que tenía en el ultracorrupto régimen nazi, no encontró freno. Se le nombró Ordinarius para Psiquiatría y Neurología de la región de Colonia. La Universidad protestó por considerar que De Crinis no contaba con las cualificaciones necesarias, pero de nada sirvieron sus reservas. Un “nihil obstat” especial enviado desde Berlín despejó el camino de De Crinis.
Poco importaba que fuera mejor o peor médico, lo fundamental era que se trataba de “un buen nacionalsocialista”.
De Crinis se movía entre sus pares, la escoria más asquerosa del régimen. Fue amigo de Reinhard Feydrich, de Himmler y de Walter Schellenberg. Para poder continuar su ascenso, en 1937 entró a formar parte de las SS.
Sus esfuerzos trepadores dieron pronto sus frutos. En 1938, con el voto en contra de la Universidad de Berlín, fue nombrado Profesor de Psiquiatría y Neurología así como director del Sanatorio de las enfermedades nerviosas de La Charité.
A pesar de su falta de cualificaciones, el pecho de De Crinis se llenó pronto con las condecoraciones más importantes del Tercer Reich.
EL PROGRAMA NAZI DE “EUTANASIA”
En 1939, Leonardo Conti, jefe del tercer Reich para la salud, recibió el encargo de Hitler de elaborar un programa de “eutanasia”.
El documento de Conti contemplaba el asesinato de los niños con discapacidad y, en un paso posterior el de todos los “comedores inútiles”. Se trataba de no de la muerte digna, sino de eliminar “lastre humano” del Tercer Reich. Según los autores que han estudiado este oscuro capítulo, como por ejemplo el americano Robert Lifton, el andamiaje teórico de la eutanasia fue formulado por De Crinis.
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