Por internet circula un vídeo misterioso, parte de una estrategia que tiene pocas posibilidades de éxito.
28 de Agosto.- Falta exactamente un mes y un día para que los austriacos acudan a las urnas.
Con la extrema derecha líder en intención de voto, las elecciones del día 29 de Septiembre se presentan como una oportunidad (quizá la única) que le queda a Austria para escapar de una distopía populista. En estos momentos, con las encuestas en la mano, solo es posible hacer una coalición de dos partidos contando con los ultras. Unos ultras cuyo espectro ideológico (espectro, en casi todos los sentidos) cubre desde el neonazismo de los identitarios hasta la derecha del Partido Popular austriaco.
Son muchos los factores que han conducido a esta situación. Alguno de ellos, prácticamente inevitable, como el desgaste que han sufrido verdes y conservadores durante su estancia en el Gobierno y, por qué no admitirlo, la astuta labor de marketing de los ultras, cuya remontada empezó durante la pandemia, al recuperar el que es su caladero de votos por antonomasia: los estratos de la sociedad de nivel educativo medio bajo y bajo.
La extrema derecha ofrece soluciones fáciles a problemas difíciles y su propaganda es experta en rodear las discusiones profundas.
Uno de los eslóganes de Kickl es „El corazón te dice que sí“ (a lo cual cualquier persona en sus cabales debería responder „la cabeza me dice que no“).
La propaganda de la extrema derecha apela, ha apelado siempre, a la capa reptiliana del cerebro. Años de labor de goteo han conseguido que cale el mensaje de que „nunca hemos estado peor que ahora“ con su contrapartida „si nos votas a nosotros, te garantizamos que el mundo volverá a ser el de 1995“.
Un imposible, por supuesto. Pero a ver cómo le explicas eso a un señor de Baja Austria que no sabe reservar un hotel por internet y que es incapaz de entender las noticias del Zeit Im Bild, por lo que ha decidido informarse solo por el Kronen Zeitung (con buena suerte) o por su canal de Telegram favorito y cebado con propaganda cocinada en Rusia.
Intentos de hacer que la gente entre en razón (los antivacunas) han fracasado por completo y Austria se enfrenta a un reto del que es muy difícil que salga con bien ¿Cómo vencer a la extrema derecha?
Desde aquí, yo intento poner también mi grano de arena, pero tengo que reconocer que lo hago con pesimismo. Tengo la sensación de que hablo para gente que piensa como yo y que es imposible llegar a tanto „embrutesío“ como hay suelto.
Sin embargo hay gente que no se rinde.
Estos días corre por internet un vídeo de apenas unos segundos de duración pero mensaje contundente en el que se compara a Kickl con Hitler.
El proyecto de llevar a Kickl como canciller a la Ballhausplatz (Dios lo evite) se llama Proyecto Volkskanzler (proyecto „canciller del pueblo“) y Volkskanzler es un término que ya utilizó la propaganda hitleriana en el año 1933.
Termina preguntando „¿Votaría usted a alguien así?“.
El video sale sin firma, pero los ultras han utilizado una ley contra la que ellos mismos votaron, por cierto, para demandar a la organización autora del video por „frivolización del nazismo“ (Verharmlossung) cosa que aquí es un delito.
La plataforma en cuestión se llama „Plattform Demokratie Österreich“ (Plataforma para la Democracia de Austria) y su coordinador se llama Robert Luschnik , el cual va Encargado general de los Verdes y más tarde perteneció a los Neos. Luschnik, en estos momentos se declara independiente de cualquier partido.
Desde el FPÖ se ha calificado el vídeo y la existencia de la plataforma misma de „campaña orquestada“ y de intento condenado al fracaso de que Austria no tenga un Gobierno ultra después del día 29.
Uno tiene la sensación de que queda un mes, y de que lo que ya no se haya hecho, no se podrá hacer. Solo queda rezar para que los austriacos voten con sensatez y se evite lo peor.
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