La caridad empieza por uno mismo y el periodismo también. Aquí dejo un experimento que he llevado a cabo este verano.
4 de Septiembre.- Esta última ha sido la quincuagésima noche tropical seguida en Austria.
Los meteorólogos llaman noches tropicales a aquellas en las que la temperatura no baja de los veinte grados. Si lees este artículo dentro de una década (en internet queda todo), es probable que nuestra situación de hoy te parezca envidiable. Estamos al principio de ese punto de no retorno en donde el cambio climático ya es irreversible y, peor, estamos en ese punto en el que empieza a notarse que Austria, Centroeuropa, es una de las áreas más golpeadas.
Se suele hablar del cambio climático y de sus efectos en abstracto, pero a mí me gustaría, por medio de este artículo, dar cuenta de un pequeño experimento personal que he venido haciendo durante este verano. Sobre todo, para hacer ver que el cambio climático golpea a los seres humanos en concreto. A este ser humano en concreto.
EFECTOS DEL CAMBIO CLIMÁTICO SOBRE PACO BERNAL
En el momento de escribir este artículo soy un señor de mediana edad (48), moderadamente sano. Vamos, prácticamente sano. Mis análisis de sangre son aún bastante envidiables. No fumo, no bebo apenas alcohol, hago deporte con asiduidad. Me sobran algunos kilos según mi médico (5 o 6) pero como hace mucho que abandoné mis esperanzas de ser modelo de gayumbos para Calvino Pequeño, he abandonado la absurda perspectiva pesocentrista y casi que no me importa.
A pesar de eso, ningún año, hasta ahora, he sufrido tanto el calor como en 2024 en Austria. Y tiemblo al pensar que estamos al principio de la cuesta arriba que nos llevará a un aumento de la temperatura media del planeta difícilmente soportable.
Lo he notado sobre todo en que he estado mucho más cansado de lo normal. Este cansancio, sostenido en el tiempo y que no se podía recuperar con las ocho horas de sueño habituales (el sueño, con el calor, es de peor calidad, se descansa menos) me ha golpeado también psicológicamente.
Al principio, estos efectos psicológicos se manifestaron en forma de lo que técnicamente se llama anhedonia. Esto es, la incapacidad de sentir placer. Para aquellos que hayáis estado en varios inviernos centroeuropeos, es una sensación asimilable a la que se tiene a la altura de febrero, cuando la falta de luz hace que no tengas ganas de nada y que lo único que te apetezca sea cerrar los ojos y dormir. Ni mis canciones favoritas, ni mis amados libros, ni la fotografía, conseguían en muchos casos sacarme de la apatía y de la enorme pereza que me producía el simple acto de salir a la calle o realizar tareas cotidianas. Estaba triste y decaído.
PACO, EL HOMBRE QUE NUNCA SE EFAD(AB)A
Otros efectos psicológicos han sido la irritabilidad, hasta un punto que a mí mismo me ha sorprendido. Tengo que aclarar que soy una persona que no se enfada nunca o casi nunca. Fue en el primer momento en el que empecé a enfadarme de manera exagerada por tonterías cuando empecé a preguntarme qué me pasaba y por qué. Una vez me di cuenta de que no tenía problemas graves extraordinarios, caí en que lo que me sucedía se llama calor.
Otros efectos, en situaciones extremas (estar en la calle en las horas centrales del día, por ejemplo) han sido dificultades de concentración o para la toma de decisiones simples. Yo no conduzco, pero he observado a gente que sí lo hace y que, a cuarenta grados, se vuelve más lenta y menos precisa.
El día 29 Austria se enfrenta a una de las elecciones más importantes de su historia. Un punto que los partidos políticos austriacos tienen descuidado, o que incluso niegan, ignoran o atacan, es el cambio climático. A la luz de mi propia experiencia personal, pienso que es sin duda un factor decisivo no solo para el futuro de Austria, sino para el futuro del mundo. Y tenemos el deber de presionar a los que toman las decisiones para que hagan algo.
Si yo, que soy un individuo sano he sufrido tanto el calor, no quiero pensar lo que lo ha debido de sufrir mi abuela, que tiene 93 años, o personas que tengan enfermedades previas que minen su salud. Este artículo es un testimonio, pero también es un ruego para que tú, que estás leyendo esto, hagas lo que esté en tu mano para evitarnos a todos no solo malestar, sino también enfermedad.
El cambio climático NO es na oportunidad, NO hace el mundo mejor, NO tiene ningún aspecto beneficioso, NO es un invento, NO son ganas de sembrar el pánico.
El cambio climático es una amenaza terrible y escalofriante.
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