El placer de admirar

Después de mantener conversaciones con los jefes (y la jefa) de los principales partidos, Alexander van der Bellen se ha dirigido a la Nación.

 

LTED 06.10.2024: Tomando posiciones

9 de Octubre.- Alexander van der Bellen controla mucho los tiempos y, con toda seguridad, tiene un equipo estupendo de personas detrás de sus discursos.

Sus intervenciones son la admiración de cualquier experto en comunicación política. Son claras, profesionales y fáciles de entender. En ningún caso impersonales, a través de esos textos se transparenta el ser humano Alexander van der Bellen o, por lo menos, esa parte que él quiere que nosotros veamos.

Además, Alexander van der Bellen es un gran actor que sabe, como todos los grandes actores que un texto se enriquece con muchas capas al leerlo. Domina el arte de mirar a cámara, las pausas, los silencios.

Verle es, en resumen, un espectáculo casi “nutritivo” para el alma.

BEHIND THE RED DOOR

Entre el viernes y ayer, el Presidente de Esta Pequeña República ha mantenido conversaciones con los jefes (cuatro jefes y una jefa) de los principales partidos. Se han desarrollado a solas, tras la humilde puerta entelada del Hofburg.

Hoy, veinticuatro horas después de la última charla, con Herbert Kogler, jefe de los Verdes y vicecanciller en funciones, Van der Bellen ha convocado a la prensa para dar su parecer.

Educadamente, y tras un breve y paternal saludo, Van der Bellen ha hecho una exposición de motivos.

Después de recordar los resultados oficiales obtenidos que en las elecciones de hace diez días, ha explicado que ninguno de los partidos tiene mayoría suficiente para gobernar solo y que necesitará el concurso de, por lo menos, otro de los dos grandes partidos. El uso, hasta ahora, era que el Bundespresidente encargara la formación del Gobierno al jefe de la lista más votada. Ha dicho también que parecía sensato que así fuera. Lo siguiente ha sido el giro más elegante de su discurso. Cuando uno lo estaba viendo, ha sonreido emocionado por la absoluta precisión del engranaje verbal que estaba presenciando.

Porque, después de recordar todas estas cosas Van der Bellen ha explicado que no puede encargar al FPÖ que forme Gobierno, pero no porque a él le venga mal (que, como todo el mundo sabe, le viene muy mal) sino porque todos los demás partidos le han explicado durante las conversaciones tras la puerta roja que no quieren gobernar con el FPÖ o que no quieren gobernar con el FPÖ con Herbert Kickl como canciller.

También, ha explicado pausadamente (y con una deliciosa retranca, apenas perceptible) ha dicho que Herbert Kickl le había dicho “de primera mano” que el que él fuera canciller era condición sine qua non para que el FPÖ participara en el Gobierno.

UNA SITUACIÓN DE BLOQUEO

Una situación de bloqueo, ha dicho van der Bellen.

¿Cómo salir de ella?

Llegados a este punto, levantando los ojos del papel, Van der Bellen se ha preguntado hasta qué punto son sinceras las afirmaciones de los jefes de los partidos.

Austria necesita claridad, ha dicho.

Así pues, ha encargado a los jefes de los cinco partidos presentes en el parlamento, a ellos y solo a ellos, que se reúnan y diluciden hasta qué punto su posición de no pactar con Kickl (o, en el caso de Kickl, la insistencia en ser el próximo canciller) es inamovible.

Van der Bellen no quiere perder tiempo ni que Austria lo pierda, así pues, la semana que viene, ha convocado a los cuatro hombres y a la mujer que dirigen los cinco partidos que tienen representación parlamentaria, a que le expliquen su postura.

A partir de ahí, decidirá qué hacer.


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