“Shitification”

Un jubilado ha constatado una realidad en un comentario de Twitter y le han demandado (vaya por Dios).

 

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29 de Octubre.- Hay gente que se dedica a observar las redes sociales. Estas personas han constatado algo que cualquiera que tenga dos ojos en la cara puede comprobar, y es el gran deterioro que las redes han sufrido por múltiples factores. Estos artefactos, que nacieron (en teoría) para poner en contacto a unas personas con otras, se han convertido con el tiempo en gigantescos chismes publicitarios en donde uno se las ve y se las desea para comunicarse con las personas a las que sigue o, simplemente, para no ahogarse en un mar de contenidos creados por medio de inteligencias artificiales que se asemejan sospechosamente a la estupidez natural.

Los americanos, que tienen nombres para todas las cosas, han llamado a este deterioro „Shitification“. O sea, „mierdificación“ (with pardon).

Tal vez todo esto sea debido a que, para captar la mayor cantidad de publicidad posible, las redes sociales sigan la máxima de ese diabólico personaje que se llamó Josef Goebbels. El Ministro de Propaganda del Reich sostenía -y el tiempo parece haberle dado la razón- que la propaganda había que hacerla a la medida de su receptor potencial con menos luces.

Los dos periódicos que se pelean por conquistar el corazón de los vieneses, el Heute (el joite) y el ÖE24 de la familia Fellner, han tomado nota. Han debido de decir, si Facebook, Instagram, Twitter (!Ay, Twitter!), TikTok y tantas otras son como un zurullo y tienen ese éxito, cuanto más nos „zurullifiquemos“, más éxito tendremos nosotros.

El Joite y el Esterreij viven así de sexo pajillero, vísceras, carne y política explicada de la misma manera que Luis Rubiales explicaría el fúrgol. Mira tú qué coincidencia: de la misma manera que la extrema derecha explica el mundo.

Desde que el FPÖ empezó a despuntar en las encuestas y muy en la línea de la “Shitification” que yo mencionaba más arriba, tanto el Joite como el Esterreich se han convertido en altavoces de la concepción intelectual (!Intelectual!) de la extrema derecha. Si las amebas supieran leer, sentirían vergüenza ajena de la profundidad intelectual de las dos publicaciones y se sonrojarían hasta los flagelos ante semejante amasijo de noticias contadas sin orden ni concierto, de crímenes abyectos (reales o ficticios) protagonizados por ciudadanos extranjeros y entrevistas a personajazos como el yerno del difunto y pringoso Richard Lugner, político ultraderechista cuya cabeza es una charcutería mental.

Este hecho no ha pasado desapercibido por un honrado jubilado, voz del pueblo soberano. Este caballero calificó en un Twitter que, hasta la fecha, han leido 183 conciudadanos, al Jeute como “Scheissblatt” (o sea, periódico muy “Shitificado”) también habló de su editora, Eva Dichand (a la que llamó bruja) y de su redactor (!Redactor!) jefe, un tal Ostric, al que calificó de “rata”.

Tanto Eva Dichand como el tal Ostric deben de pensar que todos los días elaboran una publicación que podría parangonarse con The Times, de London o, más cerquita de aquí, con el Frankfurter Algemeine (tan diferentes son las percepciones humanas), de manera que, indignados, se han querellado contra el jubilado constatador y le han exigido 20.000 Euros (una fortuna) como indemnización por sus manifestaciones.

La querella ha llegado a conocimiento de Die Tagespresse periódico (este sí, bueno e inteligente) que se cachondea del Joite con cierta frecuencia.

Los guasones de Die Tagespresse han abierto una suscripción pública, o sea, un craudfunding de esos, para reunir la cantidad que la “perversa bruja” Dichand le pide al pobre jubilata.

La cantidad se ha cubierto en tres horas.


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