Muchas voces dentro del Partido Popular austriaco culpan al presidente de la República “de lo de ayer” ¿Tienen razón?
25 de Noviembre.- El universalmente conocido principio de la novela de Tolstói Anna Karenina dice que todas las familias son felices de la misma manera pero que son desgraciadas de manera diferente. Así pasa también en las elecciones. Cuando el electorado está de buenas, todos los políticos se felicitan con varoniles palmadas en la espalda (últimamente se han puesto de moda gritos de euforia como en las películas americanas o en el fútbol). Sin embargo, cuando la cosa está de capa caída, todos empiezan a hacer las cuentas del mal pagador y a echarle la culpa a esto y aquello.
Recordará quizás el curioso lector que ayer fueron las elecciones en Estiria. Pasan los estirios por ser gente que toma sus decisiones sin dejarse influir mucho por el pasado. En realidad, votan como todo el mundo, quizá, debería votar. Esto es, mirando lo que pasa en el mundo, mirando lo que pasa en Estiria y, después, comparando los programas electorales y votando en consecuencia.
Así, Graz, capital de este Bundesland, está gobernada por el Partido Comunista (éxito que los discípulos austriacos de Marx y Engels han intentado exportar a otras partes de Austria sin tanto éxito). Ayer, sin embargo, Estiria votó en masa a la extrema derecha. Podría parecer contradictorio, pero si le preguntas a un Estirio posiblemente te diga que unas cosas son unas cosas y otras, otras.
El gran perdedor de las elecciones de ayer fue Drexler (ÖVP) hasta ahora gobernador de este Bundesland que ha perdido frente a la extrema derecha. Para no tener que admitir que “algo habremos hecho mal” políticos del ÖVP de Estiria han encontrado un chivo expiatorio, y han decidido que el culpable del desaguisado de ayer ha sido el Bundespresidente Alexander van der Bellen (angelico).
El razonamiento con el que intentan demostrarlo es un poco tortuoso. Dicen los dolidos hombres del ÖVP que, habiendo ganado las elecciones a nivel nacional la extrema derecha, el Bundespresidente encargó formar Gobierno a Nehammer (ÖVP) y les dio a los ultras munición en forma de retórica victimista. Munición que pudieron utilizar para llamar a sus huestes a que les votaran en masa para demostrar así lo que se decía antiguamente en las manifestaciones, o sea, “ahora diréis que somos cinco o seis”.
En opinión del que esto escribe, es una manera de consolarse como otra cualquiera, sobre todo porque es una gruesa simplificación de otros muchos factores que, sin duda, han decidido a los estirios a votar como lo han hecho. Por ejemplo, la mala valoración de Drexler en las encuestas o el deterioro (general) de la situación económica, o la carestía de la vida o la percepción (falsa) que tienen muchos austriacos de que hay más migrantes en este país de los que en realidad hay.
En otras palabras, si Van der Bellen, a nivel nacional, le hubiera encargado formar Gobierno a Kickl, hubiera cambiado el resultado en las elecciones? Es bastante dudoso. Sin ser inevitables, las victorias de la extrema derecha obedecen a otras dinámicas que, probablemente, se agravarán pronto antes de mejorar. Muchas son económicas, pero otras también obedecen al espíritu de los tiempos. A un mundo que se encuentra en un momento de ruptura tecnológica probablemente sin precedentes en los últimos doscientos años.
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