Los ciudadanos de Burgenland han votado y su elección, en estos tiempos convulsos, ha tenido algo de tranquilizador.
19 de Enero.- Según lo previsto, los Burgenlandeses han votado hoy, en una jornada que tenía su emoción.
UNA MANO LAVA LA OTRA
Inmediatamente después del llamado „escándalo de Ibiza“ hace cinco años, Hans Peter Doskozil, que entonces gobernaba con la extrema derecha sin demasiados roces, aprovechó para convocar elecciones anticipadas que, como era previsible, ganó por mayoría absoluta.
Durante cinco años, ha reinado en Burgenland el sistema Doskozil, en muchos aspectos muy parecido al sistema Fraga que reinó muchos años en Galicia (aquellos de mis lectores que lleven ya unos años funcionando por este mundo se acordarán). Doskozil y Fraga tienen en común la capacidad de conocer a mucha gente. De estas muchas amistades, las malas lenguas dicen que han nacido muchas redes clientelares.
Esto es una manera un poquito sospechosa de decir que el poder de Hans Peter Doskozil en Burgenland se basa en aquello de que una mano lava la otra y en el arrieritos somos y en el camino nos encontraremos.
O sea, que Juan Pedro es una de esas personas a las que les gusta que le deban favores. Una cualidad muy conveniente para un político, quién lo niega.
Otro factor del éxito de Doskozil, lo he dicho mucho, es que su forma de actuar es como aquella que describía un personaje de El Abanico de Lady Windermere, de Oscar Wilde. Hablando de un político se decía que “hablaba como un liberal, pero actuaba como un conservador”.
Así, Doskozil es un hombre que, por lo menos nominalmente, pertenece a la socialdemocracia pero al mismo tiempo ha sido jefe de policía, que es una cosa que imprime carácter, quién lo duda.
De ahí que no tuviera ningún tipo de problema en gobernar en coalición con la extrema derecha.
QUÉ HA PASADO HOY
En las elecciones de hoy, Doskozil ha sufrido el desgaste lógico que conlleva estar en el poder y ha perdido la mayoría absoluta de la que disfrutaba, pero dirá que ni tan mal, porque con su casi 47% de los votos sigue siendo la opción mayoritaria de los Burgenlandeses y podrá elegir sin mayores problemas compañero de coalición.
Tres son las posibilidades que se le presentan.
Podrá juntarse con el Partido Popular, que ha salido de estas elecciones con un ojo morado obteniendo el peor resultado de su historia en Burgenland.
Naturalmente, podrá volver a gobernar con la extrema derecha. Hofer, su candidato (le recordarán mis lectores en el papel de “candidato tróspido” frente a Van der Bellen) pasa por ser “la sonrisa del régimen”, o sea, la cara amable de un partido en el que, como todos sabemos, no abunda lo bueno.
Por último, los Verdes, con su humilde cinco por ciento, pueden ser también una posibilidad.
DOSKOZIL Y BABLER
Es probable, sin embargo, que Doskozil se incline por alguna forma de conservadores, para así disfrutar de una oposición débil que no le ponga muchos palos en las ruedas.
En general, los resultados de Burgenland son buenos para Doskozil pero no resultan demasiado tranquilizadores para su jefe (por lo menos nominalmente) Andreas Babbler.
Recordará el lector que Babbler y Doskozil se enfrentaron por la dirección del Partido Socialdemócrata austriaco y que el papelón que hizo la formación, confundiendo hojas de Excel y dando por ganador a Doskozil cuando el ganador era Babbler, será estudiada en el futuro como uno de los puntos culminantes de la historia de la chapuza.
Desde entonces, Doskozil dijo que la política nacional estaba muerta para él, pero la verdad es que todo el mundo sospecha que, como ha hecho en otras ocasiones, solo está esperando la manera de volver a saltar a la arena cuando las condiciones sean más favorables (o le rueguen que lo haga).
Fraga estuvo haciendo lo mismo hasta que se murió.
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