En España se decía que Franco comía paella todos los jueves. En Austria, en ciertos ambientes, parece ser tradición comer huevos el 20 de abril.
22 de Enero.- En España, la gente de una cierta edad (la mía, por ejemplo) tenía una explicación curiosa para el hecho de que en los bares de la piel de toro, todos los jueves, se sirviera paella (supuestamente).
Se suponía que Franco, hombre de hábitos inquebrantables, comía una vez a la semana (mismamente los jueves) esta delicia típicamente valenciana y, claro, se suponía también que Franco era un señor muy ocupado que, cuando no estaba cazando salmones y pescando venados, podía aparecer en cualquier lugar de la Patria un jueves cualquiera y, pongamos, podía entrar en el Bar Casa Paco de Tomelloso o en el Bar El Rincón, de La Línea de la Concepción y pedir que le sirvieran un almuerzo con el cual reponerse de los sinsabores que siempre produce guiar el rumbo de la nave del Estado.
Y claro, vaya papelón si, siendo jueves, y siendo de dominio público que Franco se pirraba por la paella, el dueño del establecimiento no era capaz de saciar el apetito del dictador con su plato favorito y le servía, en vez de eso, cochinillo asado a la segoviana o pulpo a feira o bacala(d)o al pilpil.
Dice la historia que Franco era un hombre de buen comer (el día en que le dio el primer infarto se había comido dos platos de pote gallego, sin ir más lejos) pero lo más probable es que su presunta pasión por la paella sea más una historieta que otra cosa.
ECHÁNDOLE HUEVOS AL ASUNTO
Otra leyenda urbana dice que su colega de atrocidades, Adolf Hitler, vegetariano, tenía una pasión confesada y pública por los eiernockerl con ensalada de lechuga, plato que era una de las piéces de resistance de cualquier ama de casa de la época en la que Hitler hacía del mundo un sitio peor.
Cuando, para fortuna de todos, Hitler cascó, los eiernockerl famosos se convirtieron en un código secreto de ultras que, lo mismo que Franco hacía todos los jueves, los comían ostensiblemente todos los veinte de abril (fecha del cumpleaños del dictador difunto).
Llegaba el veinte del cuatro y entraba el facha en la taberna de su pueblo.
-Qué va a ser – le decía el gentil restaurador.
-Un plato con bien de eiernockerl -guiño guiño. Y así estaba todo el mundo en el ajo.
Con la llegada de las redes sociales, publicar fotos de esta suculenta especialidad austriaca se convirtió en una especie de boya de señalización para detectar la presencia de esa gente que piensa que ya no se pueden hacer chistes de enanos, ni de bujarras, ni de negros, ni de tartajas ni de gitanos ni de moros, y ansían que vuelvan aquellos tiempos en los que le podías dar una bofetada a tu mujer sin que ella rechistase.
HISTORIA DE O.
El matrimonio O. -una familia tradicional- se presenta por la extrema derecha a las elecciones del día 26 de los corrientes en la bonita localidad de Gänsendorf y, por lo que parece, comparte con Adolf Hitler una pasión por los eiernockerl con ensalada de lechuga que ha florecido con sospechosa regularidad en los 20 de abril del 2019, 2021 y 2024.
En estas fechas concretas no solo postearon platos de esta sabrosa especialidad, sino que (guiño guiño) comentaron las fotos. La Frau O. dijo que “en este día es cuando mejor saben”. Ya se sabe que hay una antigua tradición germánica que dice que los huevos están mejor en abril, lo mismo que las sardinas en los meses sin erre (guiño guiño).
Y no solo esto, otro amante de los eiernockerl, amigo de esta pareja, también es candidato del FPÖ en la bonita localidad de Deutsch Wagram.
Podría pensar el lector, “qué mal pensada es la gente, caray” pero es que el matrimonio O. también ha publicado en sus redes sociales otro material mucho menos inocente que el tema de los eiernockerl. Por no hacer propaganda, no describiremos qué, pero se puede imaginar el lector que son cosas que, vistas en frío, solo pueden calificarse con ese adjetivo que empieza por na y termina por zi.
El matrimonio O. y este su amigo han sido denunciados por apología del nazismo. Ni el FPÖ ni ellos mismos son capaces de ver nada malo en esta actividad en las redes sociales (¡Ya no se puede hablar de nada!!Ya no hay libertad de expresión!) y ven en todo este asunto un compló para hacerles pupa en los resultados electorales. Por supuesto, el hecho de que en el resto de formaciones del panorama político austriaco no haya registro de estos “incidentes” es una cosa que al FPÖ y al matrimonio O. no le parece nada extraño.
Pensarán que no tienen paladar para los huevos.
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