Desde 1900 la temperatura media en Austria ha aumentado tres grados. Algo de consecuencias catastróficas.
17 de Junio.- El próximo 11 de octubre hará veinte años exactos que me mudé a vivir a Austria. Desde entonces, el tiempo en Austria ha cambiado drásticamente. A una velocidad de vértigo, en términos geológicos. Y va a seguir cambiando. Se ha publicado el informe anual sobre el clima en Austria, que se elabora, se amplia y se ajusta desde 2014. Las conclusiones son tremendas.
La temperatura ha subido en Austria ya (YA) 3,1 grados centígrados, considerando como estándar no ya las temperaturas de antes de la era industrial, sino las de 1900. De aquí a 2100, los científicos estiman que las temperaturas van a subir hasta más de cuatro grados. Para que sirva de referencia, los famosos Acuerdos de París, decían que para que la catástrofe del cambio climático permaneciera en unos límites asumibles, la temperatura global no podía subir más de un grado y medio.
Nunca como hasta este informe los científicos han enumerado de forma tan exhaustiva lo que un fenómeno de proporciones tan bestiales como el cambio climático va a significar (está significando ya) para Austria. Fenómenos climatológicos extremos nunca vistos, como las inundaciones del pasado septiembre, las sequías invernales o las olas de calor extremo, se están convirtiendo en cosas desgraciadamente habituales. Lamentablemente, Austria está sufriendo el cambio climático y el calentamiento muy por encima de otros lugares del planeta.
La buena noticia es que el Gobierno (y todos nosotros) podemos hacer cosas para minimizar los daños, ya que el proceso no se va a poder parar, aunque está en manos de los Gobiernos el tomar conciencia y poner en práctica las medidas necesarias para intentar poner un poco de coto a la catástrofe. Los científicos estiman que sería necesaria una inversión de entre seis y once millardos de euros anuales para preparar a Austria para las consecuencias (brutales) del calentamiento que está sufriendo.
Por ejemplo, se necesita construir infraestructuras que canalicen el agua para evitar las consecuencias catastróficas de eventos como las inundaciones que asolaron Baja Austria a finales del verano pasado. También resulta crítico que Austria baje su nivel de emisiones de gases nocivos para el clima. El objetivo oficial del Gobierno es la neutralidad climática en 2040 pero nadie parece creer en serio que vaya a ser posible. La sustitución de los combustibles fósiles por energías renovables (especialmente la eólica) no está avanzando a la velocidad necesaria.
Hoy hay un cincuenta por ciento más de días de calor extremo que en el periodo comprendido entre 1961 y 1990. Los que sean ya viejos en el lugar, recordarán que, a principios de siglo, el metro no tenía aire acondicionado porque no hacía falta prácticamente más que un par de semanas al año. Es solo un ejemplo.
Las consecuencias de los fenómenos climáticos extremos le cuestan a Austria más de dos millardos de euros anuales y se estima que, si no se hace nada, esos costes pueden llegar a los cinco millardos anuales antes de que acabe el siglo.
Otra de las conclusiones de este informe es que el cambio climático no va a afectar a todas las personas por igual. La gente más pobre, o sea, la gente como usted y como yo, van a sufrir más las consecuencias del calentamiento de la atmósfera. En general, no podrán permitirse cambiar de casa (por ejemplo, en las zonas inundables, como Baja Austria, o en los lugares de montaöa en donde habrá más corrimientos de tierras) o aplicar medidas de aislamiento o enfriamiento para protegerlas del calor.
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