El mundo ante una crisis histórica

El mundo se encuentra ante una situación de incertidumbre gravísima. Una crisis a la que Austria no es ajena.

La guerra civil austriaca de 1934

22 de Junio.- Esta madrugada, hora europea, fuerzas de los Estados Unidos han bombardeado objetivos en Irán. No es exagerado decir que, debido a este ataque directo, el mundo se adentra todavía más en una época de incertidumbre que comenzó con la invasión rusa de la República de Ucrania en 2022 y que se ha prolongado con otros conflictos, como la invasión del territorio de Gaza por parte del ejército de Israel, Estado que, además de con Irán, mantiene guerras abiertas más o menos intermitentes con Yemen y con el Líbano.

Quizá lo más grave es lo que esta nueva escalada tiene de demolición de cosas que dábamos por sentadas, como por ejemplo la capacidad de las Naciones Unidas para mantener ciertos conflictos encapsulados o bajo control, o la mera capacidad del derecho internacional (de todas maneras, siempre en precario) para ejercer una mínima labor de regulación del tráfico en las relaciones entre los países.

El ataque ha sido coordinado y organizado por dos gobiernos que profundizan día a día, y a ojos vistas, su deriva hacia el autoritarismo.

Por un lado, el gobierno de los Estados Unidos cuyo presidente, Donald Trump, ha autorizado el ataque sin pasar por los mecanismos de control que prevé la constitución estadounidense.

Por otro, el Gobierno de Israel, que necesitaba cierta munición (las famosas bombas “rompebúnqueres”) que solo podía proporcionarle el amigo americano. Desde nuestra perspectiva europea tendemos a pensar en una estricta separación entre la religión y los poderes del Estado (especialmente en su lado coercitivo) y, sin embargo, Israel se revela cada día más como un país con evidentes rasgos teocráticos, en el que el sector más fundamentalista de la religión judía tiene un peso creciente a la hora de tomar decisiones. Decisiones que, por cierto, ya le han costado la vida a 55.000 civiles inocentes en la franja de Gaza.

Ya se sabe que, quien siente que tiene a Dios tras él, no se para a entrar en razones.

Del otro lado, y hablando de Dios, otra tiranía teocrática, la que ejercen los ayatolás en Irán. La pobre población iraní, especialmente las mujeres, vive desde hace décadas aterrorizada por un gobierno fanático, la medida de cuya abyección se hace evidente porque es uno de los aliados más estrechos de Vladímir Putin.

Durante los más de tres años de invasión de Ucrania, Vladímir Putin ha utilizado tecnología de procedencia iraní, que le ha permitido seguir matando civiles en el centro de Europa.

Frente a este panorama, la Unión Europea trata de reconducir la situación por todos los medios a su alcance (que son pocos, aceptémoslo). En realidad, la Unión se encuentra en estos momentos en un laberinto del que es muy difícil encontrar no ya una salida digna, sino simplemente una salida. Por un lado, sus relaciones con Estados Unidos desde la llegada de Trump a la Casa Blanca se han vuelto de una manera que solo se puede describir como tóxica. De hecho, según todos los indicios, Donald Trump no se molestó en informar a sus aliados de sus intenciones y les colocó ante los hechos consumados, cosa ya de por sí gravísima.

Por otro lado, lo último que le interesa a la Unión Europea teniendo una guerra abierta en su patio trasero, Ucrania, es que otro conflicto de grandes dimensiones se lleve la atención de su (todavía) aliado, dejando en manos de la Unión la tarea de ayudar a Ucrania y, por extensión, de contener las ansias expansionistas de Vladímir Putin, que ya está preparando, probablemente, la invasión de alguna de las antiguas repúblicas bálticas de la URSS que son, además, miembros de la OTAN.

En Austria, el canciller Stocker, ha vuelto a hacer, vía Twitter, llamamientos a la paz y la vía diplomática, aunque la cancillería austriaca se ha adherido escrupulosamente a la línea mantenida por Bruselas. Por un lado, lamentar (que no condenar) el ataque de los americanos. Por otro, afirmar poco menos que el que Teherán consiguiera la bomba atómica llevaría al mundo a un peligro que hoy no estamos en condiciones de calibrar en toda su magnitud.

Entretanto, el Gobierno estadounidense está entregado a la tarea de tranquilizar un poco a su población. Trump llegó a la Casa Blanca prometiendo el cese de las guerras en el exterior de Estados Unidos. Es probable que haya desencadenado una escalada histórica que puede parar en la tercera guerra mundial.


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