
La policía austriaca ha pedido la colaboración ciudadana para esclarecer la identidad de un difunto.
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1 de octubre.- Una variante de las historias de fantasmas en todas las culturas es la que representa al espíritu de un difunto “apareciéndose” a los vivos para pedirles que hagan algo que, en vida, dejaron sin hacer. Desgraciadamente (o afortunadamente, porque si no, menudo sustaco) los muertos han perdido la costumbre de aparecerse a los vivos, de manera que muchas veces los que seguimos en este valle de lágrimas nos encontramos con enigmas de difícil solución.
¿Hubiera querido mamá que me casase con esta chica? ¿Hubiera pensado de ella que es una pájara de cuenta? ¿Dónde guardó mi suegra la combinación de la caja fuerte en donde tiene presumiblemente mucho parné? ¿Quién es esta persona que nos hemos encontrado por el bosque mientras estábamos recogiendo níscalos?
Precisamente a un enigma como este se enfrenta la policía austriaca y está buscando pistas que, a falta de aparición expresa del muerto, ayuden a esclarecer la identidad de un fallecido.
En mayo pasado, la policía descubrió un esqueleto en un claro apartado de un bosque en Oberzeiring, en Estiria. Dadas las malas condiciones en las que se han encontrado los restos y la fecha de fabricación de una de las prendas de ropa que llevaba se piensa que el pobre señor podría estar muerto desde hace varios años. Por lo menos desde 2009.
El pobrecito difunto, que no estaba tomando cañas, como el de Peret, era en vida un caballero de unas seis décadas de vida y algo bajito (1,7).
El examen de su esqueleto ha revelado que el muerto había tenido una fractura, ya curada en el momento de la muerte, en una pierna, y que se había roto varias costillas.
Al no haber sobrevivido partes blandas de su cuerpo no se ha podido determinar con exactitud la causa de la muerte, por lo cual la policía no descarta ninguna línea de investigación.
En las cercanías del lugar en el que su vida hizo chimpún, se ha encontrado una bicicleta negra, marca Cube, fabricada entre 2003 y 2007 y varias prendas de lo que parece ser un atuendo deportivo. Un pantalón de deporte negro, un pantalón de ciclista almohadillado, una camiseta roja de manga larga y una camiseta de ciclista gris.
Lo de la bicicleta, por lo visto, tiene miga también. Parece ser que un paisano se la encontró y, al no ver cerca a nadie que pudiera ser el propietario, estuvo usándola durante un tiempo hasta que, por casualidad, se dio cuenta de que el propietario estaba un poquito fiambre.
La policía se encuentra sin pistas, porque el número de serie del cuadro de la bicicleta no ha permitido averiguar ningún indicio. Tampoco se han encontrado otras pertenencias del hombre en el lugar del hallazgo del cadáver. Las modernas técnicas forenses, que permiten extraer la secuencia de ADN incluso de cadáveres muy deteriorados, tampoco han permitido encontrar el perfil de ninguna persona desaparecida.
En un principio se pensó que podrían ser los restos de Friedrich F. el asesino de Siwoll, el cual lleva desaparecido desde octubre de 2017 pero se han contrastado los dos perfiles genéticos y nada, no ha habido suerte.
Como queda dicho más arriba, la falta de resultados positivos ha llevado a la policía a pedir ayuda a la población. Quizá, señora, su Hansi se fue a por jamón de York en 2009 y todavía no ha tenido la delicadeza de mandarle un whatsapp. Quizá, caballero, su marido no se marchó con su dentista sin decirle ni siquiera ahí te pudras, a lo mejor se fue a dar una vuelta con la bici, se paró en un recodo del camino a echar un pis y le dio un chungo. Son cosas que pasan.
Esto le hace recordar a uno un glorioso momento del programa Quién Sabe Dónde. Se trataba de encontrar a un chico desaparecido llamado Miguel Ángel. En el último plano del reportaje salían todos sus amigos y familiares diciendo a la vez:
-Miquel Ángel ¡Estés vivo o muerto, escríbenos!
Pues eso.
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