¿Por qué Austria es un país neutral?

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Un año más, Austria celebra mañana su fiesta nacional ¿Por qué Austria es neutral y, sobre todo, qué sentido tiene esa neutralidad en el mundo de hoy?

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25 de Octubre.- Mañana es el día de la Fiesta Nacional austriaca. Es ya casi un tópico, pero hay una cierta cantidad de austriacos que no tienen muy claro qué es lo que se conmemora mañana.

Quizá porque con muy pocas horas de diferencia se produjeron dos hechos que quedaron grabados en la memoria colectiva de la generación que había sobrevivido a la segunda guerra mundial. El día 25 de octubre de 1955 (o sea, hace hoy exactamente setenta años) el último soldado de las potencias ocupantes abandonó el territorio austriaco. Al día siguiente, el día 26, el Parlamento austriaco aprobó la ley que consagraba la neutralidad austriaca. Fue una toma de postura, como veremos en un momentito, no del todo voluntaria. Pero muy en la tradición austriaca se hizo de la necesidad virtud de manera que, a partir de 1965, el 26 de octubre se convirtió en la fecha más importante del calendario institucional de Esta Pequeña República.

La idea de que Austria debía ser un país neutral empezó a tomar cuerpo después de los desastres de la primera guerra mundial. Sin embargo, tuvo poco éxito porque ni las partes negociadoras del tratado de Saint Germain, que reordenó la Europa de entreguerras, estaban por la labor ni tampoco los austriacos de entonces que, en su gran mayoría eran partidarios de que la parte de habla alemana que había quedado suelta de lo que había sido el imperio de los Habsburgo se integrase en Alemania.

Tras el fin de la segunda guerra mundial, en abril de 1945, los sucesivos Gobiernos austriacos negociaron largamente para que cesara la ocupación de los ejércitos vencedores. Estas negociaciones fueron largas y tortuosas, principalmente porque los soviéticos, con Stalin al mando, no consentían en firmar lo que fue finalmente el Staatsvertrag (o tratado de constitución del Estado austriaco).

Se tuvo que morir “el padrecito” para que los soviéticos empezaran a plantearse terminar con la ocupación. No fue fácil.

Los rusos tenían miedo de una Austria alineada en el bloque capitalista justo en su patio trasero (es un poco, y salvando las distancias, el mismo argumento que Putin utiliza ahora para querer trocear Ucrania) y por lo tanto ejercieron toda la presión posible para que pasara lo que al final pasó: o sea, que Austria se declarase un país neutral. Pero no neutral como Suiza, sino no alineado en los dos bloques que existían entonces: por un lado, la Organización del Tratado del Atlántico Norte y por otro el Pacto de Varsovia.

La cuestión cristalizó en el llamado Memorandum de Moscú, firmado en la primavera de 1955, por el cual Austria se comprometía políticamente a declararse neutral (el Memorandum era una declaración de intenciones, legalmente no vinculante).

El sagaz equipo negociador (en el que estaba un joven Bruno Kreisky, por ejemplo) consiguió que la neutralidad no fuera parte del Tratado de Estado y, por lo tanto, que no formara parte de la clave de bóveda de la legalidad austriaca.

Esto resulta todavía muy importante hoy en día. Quizá recuerden los lectores de Viena Directo que, hace algunos meses, el Ministro de Exteriores ruso y mamporrero de Putin, Sergei Lawrov, amenazó a la pobre República austriaca con tremendas consecuencias en el caso de que se integrara en alguna estructura defensiva (la OTAN, por ejemplo) diciendo (falsamente) que obligaban a esta república acuerdos internacionales.

No es así, como acabamos de ver. La neutralidad austriaca está escrita en una ley que, como todas las leyes, podría derogarse. Otra cosa es, por supuesto que, después de siete décadas, la neutralidad austriaca se haya convertido en una parte esencial del concepto que este país tiene de sí mismo.

La neutralidad austriaca no está cimentada sobre ningún tratado internacional, suscrito entre la República austriaca y otras naciones, sino que se basa en una declaración unilateral que se dio a conocer a la comunidad internacional.

Todos los años, sobre todo a partir de la invasión rusa de Ucrania, se plantean preguntas similares. Por un lado ¿Cómo de válido es hoy en día el concepto de la neutralidad austriaca? La propia idea de neutralidad ha ido mutando al mismo ritmo que cambiaban las relaciones internacionales. La propia idea de que Austria sea un país no alineado ha dejado un poco de tener sentido, más que nada porque, tras la caída de la Unión Soviética, la bipolaridad pasó a la historia. También porque Austria se integró en la Unión Europea y, con esa integración, adquirió una serie de compromisos cuya naturaleza está cambiando también muy deprisa, al haber empezado a constituirse lo que, en un futuro que no parece muy lejano, será el ejército europeo. La neutralidad es hoy por hoy más un esfuerzo activo por la paz. Austria colabora por ejemplo con Ucrania por ejemplo en programas contra las minas antipersonas, pero no participa directamente en el esfuerzo bélico.

¿Cuánto tiempo más será Austria neutral? Pues es difícil de decir. Siendo realistas, es muy dudoso que la neutralidad detuviera a Putin y a sus bombas, la principal amenaza a la que se enfrenta esta república.


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