Tras una tarde de infarto, el SPÖ ha salvado los muebles por un porcentaje mayor que el que se preveía. Una amarga victoria.
11 de Octubre.- …Y entonces, cuando aún los mefíticos vapores que había suscitado la presencia de Maléfica no se habían disipado, cuando aún resonaba en el aire el eco de su maldición, aparecieron Flora, Fauna y Primavera y, para aliviar un tanto la consternación de los reyes, padres de la princesa Aurora, dijeron:
-No, la ultraderecha no ganará en Viena, tendrá una subida de un 5,3% pero no conseguirá ser la fuerza más votada.
O sea que, de momento, nos quedaremos con el susto.
En estos momentos, con el cien por ciento de los sufragios escrutados, los socialistas han sido la fuerza más votada en Viena. Y han sufrido un desgaste de „solo“ un 4,8% con respecto a las elecciones del año 2010 (las encuestas que les ponían el futuro más negro auguraban un batacazo de los que hacen época). En tanto que la ultraderecha ha subido un poquito más de un cinco por ciento de los sufragios.
O sea, que entre la Hauptbahnhof y alambrada, por poner el debate en unos términos un poco simplistas, la mayoría de los vieneses se han inclinado por lo primero. Menos masivamente de lo que hubiera sido deseable pero bueno, en los tiempos que corren, tampoco está la cosa para hacer ascos.
El mapa político de Viena ha cambiado
El mapa político de Viena ha cambiado desde 2010, eso sí. Las últimas elecciones dejaron un mapa uniformemente rojo. Sin embargo, esta vez la ultraderecha ha sido la fuerza más votada en dos distritos: Floridsdorf y Simmering, los dos distritos más populares de esta capital.
También ha sucedido otra cosa que, en principio, no es tan evidente pero que puede poner difíciles las cosas al futuro alcalde de Viena, sobre todo en decisiones que necesiten un amplio respaldo del parlamento de la ciudad (recordemos que Viena es, además de esta bonita ciudad que nos acoge, una provincia o Land más de Austria). La ley de ese Land dice que, cuando una fuerza logra más de un tercio de los sufragios -el caso del FPÖ en este momento- puede poner automáticamente al vicealcalde (en este caso, Johann Gudenus). Esto garantiza que, aunque el FPÖ no gobierne directamente sí que va a poder meter el cazo en la olla del presupuesto y también poner en puestos estratégicos a simpatizantes del FPÖ, cimiento imprescindible de una hipotética red clientelar sin la cual no han podido vivir los políticos en ninguna época (tampoco en esta).
Los medios austriacos se hacen eco también del „ridi“ que han hecho los políticos ultraderechistas al vender la proverbial piel del oso antes de haberlo cazado.
A las dos horas de cerrarse los colegios electorales, solo con parte de los votos escrutados, algunos políticos del FPÖ ya estaban dando entrevistas y diciendo que se ve, se siente, el „resultado histórico“ está presente. Todo porque, en los sondeos a pie de urna, se hablaba de un porcentaje del 35% (lejos del 32 y pico que luego ha sido). Lo típico, que por fin, que el „Pueblo“ ha hablado, que cuando nosotros gobernemos a Viena no la va a conocer ni la consabida madre que la puso en este mundo, etcétera. Poco más tarde, el polo de la euforia se había derretido con el sol de los datos (si me permiten mis lectores esta imagen tan alejada del tiempo otoñal que hace en Viena).
Ha sido en ese momento en donde se ha puesto en marcha eso que parece estar en el ADN de cualquier político que se respete, de ver la botella medio llena.
Ha sido aquí cuando la gente se ha acordado de Gudenuss (ya se sabe que solo nos acordamos de Gudenus cuando truena) y cuando Ursula Stenzel ha dicho eso de que el FPÖ „ist die neure bürgerliche Kraft“ (o sea, algo así como que es la nueva fuerza del pueblo“. Cada uno se consuela como puede.
¿Por qué ha ganado el Partido Socialista y no el FPÖ?
A pesar de haber hecho una campaña mucho peor y a pesar de tener un candidato que, aceptémoslo, tenía el mismo tirón que la momia de Camilo Sesto (el pobre) ¿Por qué ha ganado el Partido Socialista y no el FPÖ? La respuesta ha sido la participación. Ante la amenaza de una hipotética victoria de la ultraderecha el electorado de izquierda ha movido el trastévere y se ha acercado a la urna. El índice de participación(60,8%) ha beneficiado a los socialistas y no a la ultraderecha (que ya no tenía margen del que tirar).
¿Se repetirá la coalición roji-verde? Es probable ¿Continuará el declive de las fuerzas políticas tradicionales? Es probable también porque es una tendencia que está cada vez más arraigada, incluso a nivel nacional, en la población austriaca actual. Dependerá mucho de cómo evolucione también la situación de los refugiados.
Esperemos que las fuerzas políticas „normales“ en cualquier caso, hayan escuchado el mensaje y „hagan los deberes“ (solo hay una cosa que odie más que utilizar un lugar común en las elecciones y es terminar un artículo con uno). No damos para más.
A partir de mañana, más.
Deja una respuesta