![Meidlinger Hauptrasse Meidling Hauptstrasse](http://farm4.static.flickr.com/3183/2961271266_bc5819a6cc.jpg)
9 de Junio.- Según parece, Estíbaliz C. llegó a Viena en 2005 con su marido alemán. Tenía entonces 26 primaveras y, como la prensa local no se cansa de repetir, la española era una chica simpática que se adaptó rápidamente a las costumbres locales.
“Era una de mis clientes más amables”, confirma la camarera de uno de los locales a los que Estíbaliz solía acudir, “aunque llamaba la atención que tenía un novio distinto cada poco tiempo”.
Desde ayer, sólo se sabe del paradero de Estíbaliz que, coincidiendo con el hallazgo de los restos mortales de dos personas, cogió un taxi en dirección al aeropuerto vienés de Schwechat, tomó un avión en dirección a algún punto de España, y se hizo humo.
La policía vienesa está buscándola no porque la considere oficialmente sospechosa de ser la autora de las muertes, sino porque se piensa que su testimonio puede aportar pistas definitivas que arrojen luz sobre las circunstacias en que se produjeron los fallecimientos.
Razones no le faltan a la pasma.
Para empezar, los restos se encontraron emparedados en el sótano del edificio en donde se encuentra el local que Estíbaliz regentaba. Se trata de la heladería Schleckería, sita en la Oswaldgasse número 1, del distrito vienés de Meidling. Los cadáveres estaban metidos en sendos arcones frigoríficos, troceados y rodeados de arena para gatos por aquello de evitar los olores. Asimismo, si se confirman las sospechas de los forenses, uno de los cuerpos correspondería al representante de máquinas de heladería Manfred Hinterberger, de cuarenta y siete años. Parece ser que Estíbaliz C. y Herr Hinterberger mantuvieron una relación en el curso de la cual el hombre, residente en Maissau, le prestó a la española 100.000 Eurazos para que pudiera abrir la heladería con la que hacía las delicias de chicos y grandes en su vecindario.
Hasta el hallazgo de los cuerpos, las últimas noticias del simpático tratante de maquinaria industrial datan de octubre del año pasado. Desde entonces, su familia había revuelto Roma con Santiago para encontrarle, sin resultado.
Más difícil resultará averiguar la identidad del segundo cadáver encontrado en el sótano de la Oswaldgasse.
También está troceado pero la fecha de la muerte, en opinión de los forenses, es muy anterior. Los restos se encuentran en tan mal estado que no ha sido posible determinar si se trata de un hombre o de una mujer aunque la prensa local, tras dar unos detalles asquerosos que yo le ahorraré a mis lectores, se ha lanzado a hacer cábalas y a suponer que, el segundo difunto, es el marido alemán de Estíbaliz.
Según informa la prensa local, se da asimismo la circunstancia de que la rubia española “de la boca de fresa” (no es mío, es del Heute –ese gran periódico-) había sido interrogada por la policía austriaca con ocasión del hallazgo, a pocas calles de donde estaba su negocio, del coche del occiso Herr Hinterberger.
Estíbaliz, naturalmente, había negado poseer cualquier información al respecto. Esto, y el hecho de que no se encontraran en el coche ni objetos personales del desaparecido ni otros indicios incriminatorios hizo desistir al cabo del tiempo a los funcionarios de azul.
El paradero de Estíbaliz continúa siendo un misterio, aunque ya haya una orden internacional de detención a su nombre, así que, mientras se sabe qué ha sido de ella, la prensa local se entretiene en buscarle motes que juegan con su profesión. Como “Eis Engel” (Angel de Hielo, porque en alemán, para decir Hielo y Helado se utiliza la misma palabra) o “Eis Baronin” (Baronesa de Hielo). Los periódicos españoles, de momento, parece que se decantan por ascenderla al título de Princesa.
(Por cierto: ¿Soy el único al que toda esta historia le recuerda al argumento de Volver?)
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