Separados al nacer

Maternidad
¿Debe un recién nacido estar siempre con su madre? (Archivo VD)

 

13 de Enero.- Primero, los hechos desnudos.

Estíbaliz C., ciudadana española nacida en México, presa desde hace siete meses por ser sospechosa de haber despachado a dos de sus parejas sentimentales, para haberse luego deshecho de sus restos emparedándolos en el sótano de la heladería que regentaba (arf, arf) dio a luz hace dos días a un hermoso niño (más de tres kiletes).

La criatura, fruto de la relación que “Esti” mantiene actualmente –a distancia, por razones obvias- con cierto ciudadano austriaco, nació por cesárea y fue separada de su madre en el mismo momento de su alumbramiento, siendo llevada a un centro hospitalario distinto de aquel en que se encuentra la recién parida.

Tras los oportunos controles médicos, parece que el niño será entregado a su progenitor para que, suponemos, con cierta supervisión por parte de las autoridades, le preste el cariño que todo crío necesita y que alguien ha decidido que su madre no está en condiciones de darle.

El asunto tiene dividida a la sociedad austriaca, porque es uno de esos casos en que hay dos intereses enfrentados que, en apariencia por lo menos, tienen el mismo derecho.

Los que argumentan que el Estado –o la que quiera que haya sido su mano ejecutora, porque aquí todo el mundo, hasta ahora, se ha llamado andana- ha tenido razón en quitarle el niño a su madre, dicen que Estíbaliz ha demostrado con creces en el pasado no estar muy bien del casco (como parece indicar su presunta tendencia a pensar que el revólver es el complemento indispensable de cualquier mujer moderna). Sostienen estas graves voces que entregarle un recién nacido a una persona sospechosa de padecer episodios de enajenación mental (cuando no de estar totalmente enajenada) es incurrir en grave irresponsabilidad (por no hablar de ser un serio peligro para la vida del neonato, que cosas iguales o peores se han visto).

Del otro lado están los que piensan que la naturaleza obra para que, tras el nacimiento, madre e hijo se necesiten uno al otro. En estos momentos, en el cuerpo de Estíbaliz, independiente de lo que ponga en su ficha policial, se ha desencadenado una cascada hormonal que le está pidiendo a gritos tener a su criatura en brazos. Por otro lado, parece estar demostrado que los recién nacidos, a falta de otro medio de comunicación, necesitan el tacto de su madre; por no hablar, lógicamente, de unas necesidades alimenticias que, como pequeños mamíferos que son, deben ser cubiertas.

Mientras tanto: el abogado de la española, que ha demostrado su pericia defendiendo los intereses de su cliente contra la prensa que la llamó de todo cuando se descubrieron sus deslices con el cemento (siempre presuntos) está que trina y, en su cólera (jaleada, suponemos, por una jugosa minuta) ha anunciado su intención de llevar el caso a las más altas instancias jurídicas austriacas (al tribunal constitucional).

Los representantes del organismo defensor de los menores, por boca de frau Herta Staffa, su portavoz, aseguran que, cuando ellos quisieron intervenir, se encontraron ante el hecho consumado de que Estíbaliz había sido separada de su hijo pero que, en cualquier caso, ellos están porque la hispano-mexicana pueda reunirse con su niño lo antes posible y, a ser posible también, que en la reunión esté el padre del pequeño.

El cual, según dicen los periódicos, se pasa el día ajeno a todas estas discordias, durmiendo como un bendito. Angelito.

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