Waluliso: un santo varón del siglo XX

Donau Sonnenuntergang
El Danubio desde el Walulisobrücke (Archivo Viena Directo)

 

19 de Marzo.- Feliz día a todos aquellos que se hayan enterado ya de lo que es comer huevos.

Esperemos que su vida amorosa sea un poco más animadilla que la del pobre San José, cuyo día se celebra hoy, el cual,  a juzgar por lo que dice la Iglesia, no debió de ser muy feliz en ese aspecto.

Siendo novio de la Virgen María, va un angel, se le aparece en sueños y le dice que su santa está embarazada de otro (pech gehabt, como dicen aquí) pero es que, encima, no tiene derecho a quejarse porque El Otro no es ni más ni menos que Yaveh (ya es mala pata que te elijan para semejante honor).

El pobre hombre pasa las de Caín para que su mujer no dé a luz en medio de la rue y luego, después del parto, ya casado (o sea, cuando el tema no tenía ya remedio), se entera el angelico de que su santa –nunca mejor dicho que en este caso- tenía que permanecer inmaculada. Vaya negocio.

Y no sólo eso, miles de años de coñas con los villancicos.

Que si el pobre de San José víctima de la inseguridad ciudana en Belén (ya se sabe que los ladrones entraron al portal y le robaron hasta los calzones); que si víctima de la precariedad en el puesto de trabajo…(cuando cogió la cuchilla  y el pobre se cortó en unas partes que los chicos sentimos como muy propias de nuestra masculinidad)…En fin. Y luego, para colmo, el hijo adoptivo va y le sale medio hippy y con unos poderes paranormales  y unos exorcismos que debían de ser la comidilla de todas las viejas de Nazareth.

Esperamos que, por una vez, el Padre Dios lo hiciera bien y, por lo menos, la Virgen María tuviera buena mano para la cocina, porque si no… La vida de San José, tan pacífico, tan sufridín él, debió de ser el juergote padre.

Bien: hoy vamos a hablar de un señor que, en vida, debió de ser por lo menos tan bueno y tan pacífico como San José, solamente que, como tenía querencia a pasearse en bolas por Viena, la Iglesia no ha visto bien aquello de hacerle santo (todavía, que quizá este post contribuya a su reconocimiento).

El pacífico vienés del que hablaremos hoy se llamó, durante su paso por este valle de fábricas de tristeza, Ludwig “Wickerl”  Weinberger, pero todos le conocían por su seudónimo, como de payaso triste: Waluliso.

Waluliso vino al mundo en Viena en 1914 y suponemos que los desastres de la primera guerra general debieron de convencerle de que había que volver al mundo a la inocencia edénica, y que había que hacer menos la guerra y mucho, pero que mucho más, el amor.

Poco he encontrado en internet a propósito de su vida antes de los años 70, momento en que saltó a la fama por su aspecto excéntrico y, como decía más arriba, por su querencia a transitar las calles de esta urbe como su madre le puso en este mundo. Sólo se sabe de él que, casualmente, fue vecino mío de distrito. Desde 1940 ocupó un minúsculo piso de nueve metros cuadrados en la Wehrgasse.

En los setenta, Waluliso saltó a la fama como digo por ser un activista convencido en favor de la paz, del desarme y del movimiento nudista. Fue él uno de los responsables de que los vieneses podamos hoy disfrutar de la Donauinsel y pasearnos en bolas por ella como a él le gustaba pasearse por la ciudad. Al grito de Wasser, Luft, Licht und Sonne –Agua, Aire, Luz y Sol-, de donde salió su seudónimo, Waluliso, esa especie de Toni Genil austriaco, vestido con su toga blanca, con su corona de hojas de laurel y siempre con una vara en una mano y una manzana en la otra, recogió firmas para que el ayuntamiento de Viena le metiera mano a la degradada zona natural de la Donauinsel y la convirtiera en la extensa zona verde que es hoy y que todos, ya digo, podemos disfrutar.

La ciudad de Viena supo recompensarle dándole su nombre a un puente de pontones que une la zona nudista de la Donauinsel  con el Neue Donau, cerca de las exclusas de Freudenau.

Waluliso fue un ser benéfico que intentó cambiar este mundo enseñándole a la gente en el Naschmarkt o en la Plaza de San Esteban que la violencia no es la solución, que Dios y la Naturaleza son uno solo y que la única solución para la Salvación del hombre es la bondad.

Antes de morir, en 1996 a causa de los lógicos estragos de la edad, Waluliso protagonizó otras campañas, como, por ejemplo, la donación de una gran cantidad de dinero (que recaudó él mismo) a los niños de mi barrio, Margaretten.

Comentarios

2 respuestas a «Waluliso: un santo varón del siglo XX»

  1. […] en mil juegos de luz dorada y las personas y las cosas adquirieron un color cobrizo. Al llegar al Waluliso Brücke casi daba miedo apretar el disparador de la cámara porque todo lo que se veía era tan dulce que […]

  2. […] de la familia en la que el propio Jesús vino al mundo. Dios Padre puso la semillita, le dejó el marrón al pobre de San José y luego se dio el […]

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