Españoles en Austria: pero ¿Qué piensan los austriacos de nosotros?

Tio Pepperl
A.V.D.

 

La Unión de Hosteleros austriacos busca trabajadores en el sur de Europa, con destino a las zonas turísticas del oeste del país. Principalmente Tirol. Ahora bien ¿Cómo ven esta circunstancia los trabajadores austriacos?

 6 de Noviembre.- Hace unos días, y casi a petición popular, traía a yo a este blog las ofertas de trabajo que la Unión de Hoteleros Austriacos había hecho públicas, buscando atraer a trabajadores de los países ahogados por la crisis (y por el paro subsiguiente, claro).

Sin otros datos que los que han trascendido a la prensa (principalmente, teniendo en cuenta los sueldos que se ofrecían) creo que resultaba evidente que las mencionadas ofertas estaban muy lejos de ser una bicoca.

Ahora bien ¿Cómo se ven las cosas del lado austriaco? ¿Cuál es la percepción que los trabajadores, a través de los sindicatos, tienen de Austria decida importar mano de obra desde, por ejemplo, España?

El diario vienés Standard dedicaba hoy un artículo de mediana extensión al asunto y, tras dejar constancia de la indignación que ha cundido entre los trabajadores austriacos del sector hostelero por la llamada a mano de obra extranjera, fundan la necesidad de esta mano de obra (barata para los estándares austriacos, y dispuesta a “ser formada”) en el hecho de que la hostelería, en las zonas turísticas, es un trabajo duro que se desarrolla en unas condiciones a las que los nacionales se inclinan cada vez menos.

Nada nuevo bajo el sol: pasó en España en épocas de abundancia, pasó en Alemania en los sesenta, y pasa hoy en Austria: quien puede permitirse el lujo de evitar los trabajos desagradables, lo hace.

Los austriacos están que trinan y describen las condiciones de trabajo en las zonas turísticas como una ciudad laboral sin ley. Jornadas de trabajo irregulares, cuadrantes de turnos que no se cumplen, horas extras que no se pagan, conciliación familiar imposible o heróica …(ya sé que estas condiciones de trabajo son la norma en España, pero en Austria no, todavía). Asimismo, razonan los representantes de los currantes, para estos trabajadores de importación, la escasa posibilidad de hacer carrera y la caducidad laboral una vez alcanzada una edad resulta un handicap insalvable.

“¿Quién contrata a un camarero de cincuenta años?”, se preguntan.

A partir de enero de 2013, además, rige un nuevo convenio colectivo en el sector . Dicho marco legal fija un que el salario mínimo de 1300 euros netos. Suplementos hay en para los festivos, pero no para los domingos.

Por otra parte, la patronal hostelera ve a los aprendices, que hoy en día desempeñan las funciones que harán en el futuro españoles, portugueses e italianos, como a personas que, laboralmente, no valen ni mucho menos lo que cuestan. La ley austriaca protege a los aprendices austriacos fijando que sólo pueden trabajar uno de cada dos fines de semana, por no hablar de las facilidades que las empresas tienen que dar para que puedan acudir a las escuelas profesionales (Berufschule).

Mario Plachutta, cocinero estrella al frente de los fogones de uno de los restaurantes más afamados de Viena, dedica a las nuevas generaciones unas palabras muy duras, tachando a los aprendices de “analfabetos inservibles” (unbrauchbare analphabeten) o_O, añado yo.

Truena Herr Plachutta y afirma que el noventa por ciento de los robos en las empresas son culpa de las escalas más bajas de la cadena de mando y considera que, la juventud, es un espejo de esta sociedad podrida (verrotteten Geselschaft) “Están en las discotecas hasta las cuatro de la madrugada –sostiene Herr Plachutta- y luego trabajan de seis a once de la mañana”. En vez de buscar contingentes de trabajadores en el sur de Europa, afirma, habría que ocuparse de la tropa de vagos que está surgiendo (siempre según su autorizadísima opinión) en el seno de la sociedad austriaca. Asimismo, Herr Plachutta rechaza las críticas a las condiciones de trabajo que reinan en la hostelería (las llama Schwachsinn –tonterías-). En fin.

Quien quiera leer en la lengua de Sebastian Baumgartner el artículo del Standard, no tiene más que pinchar aquí.

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