En su penúltima reunión plenaria para acordar la agenda de los próximos meses, el Gobierno austriaco se ha preparado para un año 2013 que se presenta lleno de curvas.
9 de Noviembre.- Laxemburg, cercanías de Viena. El palacio que orilla uno de los parques más hermosos de Austria ha servido de escenario para una reunión en pleno del Gobierno austriaco.
El ejecutivo de EPR (Esta Pequeña República) ha discutido, mostrando una armonía que no se había visto en muchos meses, un paquete de medidas para intentar conjurar los peligros que promete un año 2013 que no se presenta precisamente fácil. En primer lugar para la propia coalición bipartita que, en este momento, trabaja para que este país sea un reducto de paz en la convulsa Europa. Las últimas encuestas de intención de voto indican que, de celebrarse hoy unas elecciones, la actual coalición social-conservadora perdería la mayoría de la que disfruta hoy. Por otro lado, aparte de las elecciones generales que deben celebrarse en otoño del año próximo, hay programados una serie de plebiscitos que, acompañados de sus correspondientes campañas electorales, probablemente darán al traste con el sosiego que hoy mostraban los ministros austriacos.
Eficiencia. Se trataba de demostrarle al electorado austriaco que se encuentra en las mejores manos. Seis horas ha durado la reunión en la que se ha debatido, fundamentalmente, sobre dos temas: economía y educación.
A pesar de que las agencias de calificación estadounidenses han valorado la solvencia del país con la triple A –el sobresaliente dentro de las notas económicas- el Gabinete austriaco ha previsto un paquete de medidas por valor de 400 millones de euros destinadas a que los emprendedores lo tengan más fácil a la hora de fundar empresas y, con ello, emplear al máximo número de personas posible. El canciller Faymann ha puesto el acento en la lucha contra la pobreza y la exclusión social. El Gobierno va a subir la llamada Notstandhilfe (la ayuda que perciben las personas desempleadas que no tienen otros ingresos) así como mejoras en la atención dental que ofrece la seguridad social austriaca. Por ejemplo, que la seguridad social cubra las coronas y los puentes.
Más cosas: si en la economía reinaba la unidad y la concordia, en los temas educativos el Gobierno se ha mostrado algo más dividido. Uno de los temas de la discordia ha sido la llamada Ganztagschule. O sea, que no haya pausas entre las clases de por la mañana y de por la tarde. La ministra Schmied (socialista) pide más dinero hasta 2018 para hacer posible esto, en tanto que la parte conservadora de la coalición pide que los dineros se administren con sensatez (nada nuevo bajo el sol).
Se han acordado también, entre otras cosas, medidas disuasorias contra los novillos escolares. Unas medidas que, en los casos más leves, serían reuniones con los padres y los alumnos y, en los casos más graves (más de 30 horas de clase injustificadas en un semestre) se impondrían incluso sanciones económicas con un máximo de 440 Euros.
A la puerta de Laxemburg había también una manifestación de estudiantes que protestaban contra la subida de las tasas universitarias hasta los 363 euros por semestre –sus paisanos españoles pagan aproximadamente el doble, lo digo como dato-.
Asimismo, se ha aprobado la implementación de la Bildungs-Teilzeit, o sea, que se pueda compaginar el reciclaje profesional con el trabajo y que el Gobierno lo subvencione. En un contexto de posible recesión, una medida como esta tiene dos ventajas: por un lado, el puesto de trabajo se conserva; por otro, el reciclaje de la fuerza de trabajo aumenta la competitividad.
Para una información más prolija pueden mis lectores pinchar aquí, y empaparse del artículo del Kurier del que están sacados todos estos datos.
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