¿Qué consejos le da un español que lleva años emigrados a otro que se acaba de enterar de que emigra?
28 de Junio.- Ayer por la tarde llamé a una vieja amiga (la amistad es vieja, no confundir: mi amiga y yo estamos buenísimos y en la flor de nuestras edades respectivas). Encontré a mi amiga algo baja de ánimo, y le pregunté qué le pasaba:
–¿No se te ocurre nada?
-Pues no.
Y entonces ella me contó que su marido había encontrado un puesto de trabajo estupendo, con un sueldazo y unas condiciones de morirse. El único inconveniente: era en un país de habla extraña (sur de Alemania) y que ella estaba aterrada por la perspectiva.
Y yo: que no tenía que estar aterrada, que muy al contrario, que iba a ver lo feliz que iba a ser en esta nueva vida. Que se lo tomara como una aventura y que disfrutara cada segundo del primer año y medio que, siendo el periodo más duro, también es el más divertido.
–Pero Paco ¿Y qué van a hacer mis niños allí, cuando se enfrenten a una clase entera de…de…? –y ella, claro, se imaginaba a un grupo de niños rubitos, de ojos azules y haciendo el saludito este que hacen todos en las películas del tito Adolfo.
–Por los niños es por quien menos te tienes que preocupar ¿Qué edad tienen los tuyos?
-Cinco y tres.
-A esa edad lo más que les puede pasar es que pierdan un año de colegio mientras empiezan a funcionar un poco con el idioma pero en Alemania, igual que en Austria, seguro que hay refuerzos para que las criaturas se adapten mejor ¿O es que tú te crees que esto es como lo de Un franco, Catorce pesetas?
-No, claro pero ¿Y qué voy a hacer yo sin IKEA y sin Corte Inglés?
-Pero nena, tú dónde te crees que vas ¿A Ruanda? En Alemania hay de todo y, además, encontrarás cosas que en España no tenemos y que molan un montón, como Tchibo y Eduscho.
-No, si visto así…-mi amiga empezaba ya a animarse- ¿Y a ver, tú, listo, qué más consejos me das?
–Pues mira: que en cuanto sepas a ciencia cierta fechas y cosas te pongas in-me-dia-ta-men-te las pilas con el alemán. Al principio, en España, pues con cursos onláin y cosas así. Y luego, cuando llegues a Mordor (también conocido como Reino de Cruella de Merkel) no hagas la insensatez que yo hice, de aprender a lo bruto, y apúntate a un curso de alemán en condiciones. Con clase, con profesores, con compañeros y con libros. Por dos cosas: primero, por aprender, y segundo porque te encontrarás a gente en tu misma situación y empezarás a hacer amigos. Incluso alguno español –“que tal y como se está poniendo esto de españoles será lo más probable”, esto no se lo dije, pero mis lectores ya me comprenden.
–Claro, porque aquí…-por España- Vivimos mucho en la calle y en los parques pues hace una amistad con las mamás y tal, pero es que allí…He estado mirando en Google y no hay más que verde.
–Qué cosa más natural que en Baviera haya verde. Pues claro, mujer. Tú lo que tienes que hacer es, sobre todo, intentar hacer amistades con los aborígenes. Y, por lo que más quieras, no desanimarte al principio. Porque es una tarea muy difícil, para la que hay que estar preparado para fracasar en un ochenta por ciento de los casos. Pero luego, ya verás. En un año, cuando hables más alemán, vas a poder buscar trabajo tú y todo y, te va a parecer mentira, lo vas a encontrar. No como en España, que está todo como está. Y otra cosa ¿Tienes Facebook?
–Lo tengo, pero no lo miro.
–Pues ya estás tardando. Seguro que hay un grupo que se llame “Españoles en Mordor”. Búscales y apúntate. Ya verás qué bien. La gente comparte sus problemas y sus desperfectos y se siente menos sola. Con lo que tú eres de lista, de simpática y de jacarandosa, en un año te vas a hacer el ama de Mordor, ya lo verás.
–Dios te oiga.
–Que sí, mujer, que sí. Ya verás lo que nos vamos a reir de esta conversación en un año, y lo que nos vamos a acordar de ella cuando tus hijos estén hablando en bávaro.
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