Hoy, todos los europeos estamos de enhorabuena: los croatas, con sus estupendas playas y su rica gastronomía (tan parecida a la española), se incorporan a la Unión Europea para hacernos a todos un poquito más felices.
1 de Julio.- Sin embargo, se puede decir que los croatas han estado presentes en Austria prácticamente desde siempre. De hecho, son una de las minorías reconocidas por la Constitución Austriaca y, por lo tanto, gozan de una serie de derechos. Por ejemplo, el de usar su propia lengua.
Todo empezó en el siglo XVI
Tras el avance de los turcos, que estuvo a punto de terminar con la caida de Viena, todas las tierras que habían sido testigo de su avance quedaron no solo despobladas, sino hechas unos zorros.
A iniciativa de dos nobles locales, los condes húngaros Erdody y Batthyany , se importaron unos cienmil croatas para repoblar el erial en que se había convertido el espacio entre Viena y la frontera del imperio otomano.
Por cierto, las granjas que dejaron abandonadas estos croatas que huyeron hacia la llanura austro-húngara, las ocuparon a su vez unos pueblos, los Valacos, que los turcos se trajeron para que trabajasen para ellos.
Junto con los croatas, también se transladaron a lo que hoy es el land austriaco de Burgenland un buen número de suavos, procedentes del Banato y así se estableció la estructura étnica que ha perdurado hasta hoy.
La cosa fue más o menos bien hasta el siglo XIX. Momento en el que los nacionalismos empezaron a bullir por todo el continente europeo, con las fúnebres consecuencias que todos conocemos.
Los croatas de Burgenland se descubrieron de pronto emparentados con los croatas de Croacia y la tecnología y los medios de transporte propiciaron que hubiera cada vez más intercambio cultural. Una cosa que no le gustaba a todo el mundo. El lado “germánico” del imperio austro-húngaro comenzó a llamar a estos croatas trasterrados “paneslavistas” y no precisamente como un elogio. A los aludidos, el tema les chupaba un pie y, particularmente desde la iglesia católica, se hicieron esfuerzos para que los croatas burguenlandeses pudieran utilizar y aprender su lengua y mantener sus tradiciones.
Nacionalismo y problemas lingüísticos
Después de la guerra mundial, el mapa europeo sufre una reordenación (por llamarlo de alguna manera). Austria, se queda en la raspa y, en 1921, se convoca un referendum mediante el cual la entonces naciente Hungría pretende hincarle el diente a las fértiles llanuras de Burguenland. Los croatas austriacos se dividen en dos grupos: los campesinos propietarios de tierras están porque Burgenland se incorpore a Hungría, en tanto que los comerciantes y otras clases pudientes están por lo que, finalmente, sucedió luego: un Burgenland austriaco a pesar de todas las argucias que los húngaros utilizaron para tratar de evitarlo.
Durante el periodo de entreguerras, la lengua croata languideció en territorio austriaco. Por dos razones. Por un lado, el austrofascismo impuso el alemán como lengua de comunicación oficial (no se prohibió el croata, pero cada vez había menos profesores que lo impartieran) y, por otro lado, se estableció también “la asimilación”. O sea, la gente veía en la lengua mayoritaria –el alemán- mejores oportunidades laborales y el croata quedó confinado al ámbito doméstico.
Politiqueo y artisteo
Después de la segunda guerra mundial, los croatas austriacos se pusieron del lado austriaco y no quisieron saber nada del comunismo (en gran parte también porque los croatas austriacos son una minoría fuertemente impregnada de religión católica) y por lo mismo, se hicieron fieles votantes del ÖVP –lo cual dura hasta hoy, a pesar de ser Burgenland gobernada por los socialistas desde los años sesenta del siglo pasado-. La minoría croata ha dado bastantes austriacos populares. Solo citaremos algunos: entre los políticos, ha destacado últimamente el exministro de defensa y actual jefe de campaña electoral socialista Norbert Darabos o, en el pasado, Fred Sinowatz, canciller socialista, uno de los responsables de que estallara el escándalo Waldheim, que adquirió proporciones mundiales y que estuvo a punto de acabar con la carrera del sólido político austriaco.
Entre el artisteo, los más famosos son los versátiles hermanos Resetarits (cabaretistas, actores, etc) y también la presentadora Barbara Karlich, conductora del show que lleva su nombre y que es una especie de Oprah Winfrey blanca.
En la economía destaca Paul Blaguss, empresario conocido a nivel estatal (austriaco).
Por otro lado, el apellido Horvath, bastante común en Burgenland, tiene su origen en la palabra que significa “croata”.
Deja una respuesta