Códigos indumentarios

chandalLa directora de un instituto de segunda enseñanza austriaco le ha prohibido a sus alumnos el uso de cierta prenda de vestir ¿Quieres saber cuál?

20 de Septiembre.- Yo concibo este blog como una tienda de barrio. Esto es: todas las tardes noches cuelgo mi post y soy lo mismo que el frutero de toda la vida: no solo me preocupo de seleccionar para mis clientes el mejor producto según mi honrado criterio sino que, además, me preocupo de saber si al marido de la Sra. Montánchez le gustan los plátanos maduros (sin segundas, que luego pasa lo de ayer) o si Ainhoa, la chica de la del tercero a la que el feriante le hizo un bombo, tiene antojo de fresas por el embarazo.

Mis lectores, lo mismo que para el frutero sus clientes, son mi principal objeto de estudio y, mi meta fundamental, satisfacerles y tenerles contentos. O sea, que nunca se vayan sin lo que venían buscando. Lo cual espero que sea unas risas inteligentes.

Yo no soy El Mundo ni El País, así que lo que no tengo en tamaño lo tengo que suplir, como el frutero de barrio, con un servicio esmerado, simpatía y lucha incansable por la calidad.

Esperanza Sur

Por eso contesto a (casi) todos los e-mails que recibo de la manera más amable que sé.

Aunque por dentro, claro, esté pensando “ya te vale, majo/a…” pero claro, es que uno es frutero y no aspira a ser un santo.

Pues di que, hace algunos meses, me escribió un ciruelillo cuyo nombre mantendremos en el economato , de esos que aún no se había enterado de que he was not in Kansas anymore. O sea, de esa gente que está en Austria en cuerpo, pero cuyo espíritu sigue en Esperanza Sur, el barrio en donde vivía Carmen Machi cuando hacía de Aida.

Este muchacho, de ortografía un poco bizarra, afirmaba haber estudiado Empresariales y haber sido requerido para una entrevista de trabajo en una compañía de esta capital. Una empresa grandecita. Vamos, tan grandecita como que era una multinacional.

El angelito me preguntaba por el vestuario conveniente para presentarse a dicha reunión profesional.

“Traje” contesté yo sin dudarlo.

“¿Y corbata?” preguntó él.

“Naturalmente”, contesté yo.

“No jodas”, me dijo él (y yo no contesté nada) y él “¿Y los piercings, me los dejo o me los quito?”.

Aquí se interrumpió el intercambio de correos, porque, al no haber foto no podía yo saber qué comportamiento tenían los detectores de metales de los aeropuertos en presencia del cuerpo de este chico y de la cantidad de acero quirúrgico que presumiblemente carga por esos mundos de Dios. Así que opté por la táctica Rajoy, y me puse a practicar el silencio como una de las bellas artes.

En Innsbruck y sin chandal

Me ha venido esto a la memoria por una noticia que traen hoy los periódicos austriacos: la directora de un instituto de formación profesional austriaco (una Handelsakademie) sito en Innsbruck ha prohibido que, en las aulas sujetas a su autoridad, los alumnos lleven chandal (en Hispanoamérica, la prenda equivalente se llama buzo, si no recuerdo mal).

La señora ha declarado que no lo hace porque le parezca mal el uso de esta prenda que, en determinados casos, favorece tanto y tanto a mocitas y mocitos sino porque le parece incongruente estar enseñándoles a los alumnos cómo deben presentarse y actuar en una entrevista de trabajo y que estos hagan sus prácticas vestidos como si estuvieran en casa viendo, un poner, Das Gescháft mit der Liebe.

En Austria, el chandal solo se usa en dos contextos: a) si uno está practicando deporte (obviamente) o b) si uno está en su casa y quiere estar cómodo. En cualesquiera otras situaciones (particularmente en la vía pública) cualquier persona en chandal se expone a que la encuadren dentro de algún clan de de rumanos de la raza calé (que ya cantaba Angela Molina que al mundo dicta sus leyes) o que se sospeche de él que, en algún momento, contribuyó a la minoración de la población en la antigua Yugoslavia, Kalashnikov en mano.

¿Y qué piensan los alumnos de todo esto?

Pues los alumnos de esta Handelsakademie de Innsbruck, lejos de considerar que su directora es una carroza, parecen haber encontrado la medida muy justa porque les parece que el Instituto en tanto que preparación para la vida profesional, debería ser un ensayo general de esta. Tambien en la ropa.

En Innsbruck oiga, que es que son así.

Yo voy a ver si voy preparando la fruta de mañana.

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