De vez en cuando, me gusta recomendar sitios de Viena que no todo el mundo conoce o por los cuales los turistas pasan de largo sin saber lo que se pierden. Uno de esos sitios nos ocupa hoy, y es el Museo del Teatro de Viena. Tuve ocasión de visitarlo hace unas semanas, porque es uno de los museos que entran en la tarjeta anual del Kunsthistorisches Museum.
Es un museo muy curioso, aunque solo sea porque se encuentra en un antiguo palacio vienés –el Palais Lobkowitz– el cual, solo como edificio, ya merece la pena visitarse. El museo se encuentra en una de las esquinas de la plaza de la Albertina y es un paseo agradabilísimo por la historia del teatro austriaco. Parte de la colección permanente viene de la colección de Hans Thimig (el que fue marido de Vilma Dagischer, a quien mis lectores más memoriosos recordarán por ser la distinguida actriz que daba vida en las pelis de Sissi a la archiduquesa Sofía, la madre del más bien papanatas Paco Pepe y suegra malísima de Romy Schneider. El legado del museo también se enriqueció con la aportación de Stefan Zweig, el cual le legó sus manuscritos antes de poner pies en polvorosa en 1938 por la persecución nazi.
A mi juicio, una de las virtudes de este museo es que se ve en el tiempo justo. Dos horas como máximo. Un plan perfecto para una mañana dominical lluviosa, por ejemplo.
En fin, aquí dejo el link al museo, para quien quiera informarse más.
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